Luego de su paso por
Teleradio Donoso, su etapa experimental en
odiSEA, y de producir el disco de sus compatriotas de
Adrianigual,
Alex Anwandter se lanza al ruedo con una producción que lleva su firma y que, en parte, resume lo que ha sido su rol dentro de la floreciente escena del pop chileno. En
Rebeldes, Anwandter hace un homenaje a la canción de amor, vista ésta desde varios ángulos: la separación, la entrega, las crisis y los enfrentamientos de las mismas. Baladas y hits bailables componen un disco que continúa la línea temática y rítmica de ese
gran cover de
Juan Gabriel que bien pudo ganarse su espacio entre estas 9 canciones de amor contestatario.
El gran destacado del disco es igualmente el track que abre la magia. ¿Cómo puedes vivir contigo mismo? es una canción lista para la pista de baile (muy al estilo Odisea) que viene acompañado por los arreglos de violín de Kelley Polar, mismo que animara las notas discotequeras de Hasta la Verdad de Javiera Mena. A medida que transcurre el disco hay más apariciones de este instrumento y eso, sumado a la intención baladística y bailable hace que las comparaciones con Mena surjan irrefutablemente. Prácticamente, nos enfrentamos a la contra-parte masculina del que fuera el disco más laureado del 2010.
La temática de la primera canción parece diferir un poco con la intención romántica del disco, aunque más de una frase en ella destila pesares amorosos; la simple pregunta del título, aunado a los violines, la vuelve una pieza contagiosa y un punto alto que muy difícilmente se supera a lo largo del disco. De las baladas no puedo más que emanar buenas ondas; desde los suaves beats de Que se acabe el mundo, por favor, hasta las distorsiones vocales sentidas de Fin de semana en el cielo en las que Anwandter logra transmitir sensibilidad en la dosis exacta para derretir más de un corazón: “fin de semana en el cielo, y tu y yo nos vamos al infierno”.
A través del disco se respira la misma transición ochentera tanto en las canciones lentas como en las más movidas; un sonido fácil de distinguir, al cual ya estamos más que acostumbrados y que, como en este caso, puede remontarnos a las canciones de amor de hace más de 20 años. (Tormenta, por ejemplo, me recuerda una canción de Lucero que solía escuchar de niño).
Tatuaje, el primer single del disco, abre una segunda parte que contiene las pistas más eufóricas y confesas del mismo. Anwandter, sin confirmar nada, se va por la senda "Gay-friendly" con una línea que a muchos ha dejado perplejos: “eres perfecto, pon tu mano en mi pelo”, una imagen que es reafirmada con la portada de Rebeldes. Gay o no, Anwandter se desprende de los tabúes y hace explicito el sentimiento, describiendo el fin de una relación con sus colores y sus tonadas agridulces.
Shanana contiene la que a mi parecer es la mejor letra del disco; la fuerza de la pista se ajusta perfectamente a las confesiones sinceras de las cuales se nutre esta pieza:
“Me falta un sentimiento más real, y ¿qué es real? Solo tú”.
“Quiero estar contigo para siempre” canta Alex en el track homónimo del disco, y nuevamente me remonto a una inolvidable canción de amor juvenil, esta vez de la boy-band
Magneto; cual buscadores de patrones comunes o eslabones perdidos, esta canción podría convertirse en el paso evolutivo de un fenómeno del pop que por suerte ha dejado de explotarse en el truculento mercado musical.
Rebeldes está lleno de estribillos de pop atemporal y romántico que solo un laborioso visionario del pop podría concretar. Alucinantes notas de pop neón guiadas por liricas comprometidas que hablan del amor con sabor a testosterona desparpajada y salpicada de melancolía. Un punto a favor de Anwandter que sigue surcando los mares del pop como todo un pirata conquistador o bien como un adulto que revisita los albores de la adolescencia y la rebeldía para sentarlos en senderos reflexivos y seductores.
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