33 Minutos y En Auto es el primer (y hasta ahora único) LP en la carrera de la banda venezolana tlx, compilado de sus dos primeros EPs Esplendor (2006) y Mirador (2007). Aunque fue editado a principios del 2010, sus valoraciones por parte de la crítica internacional no fueron suficientes para sacar al grupo de su estatus underground, sin que esto quiera decir que la banda esté condenada a seguir en él ya que este álbum sigue envejeciendo dignamente y como el buen vino se pone mejor con los años.
¿Cómo no los vimos antes? Quizá debamos culpar a la movida electro-folk y pop que eclipsó por una temporada este tipo de lanzamientos de rock envalentonado, aunque no estoy seguro de cómo los hubiésemos recibido en esos años de efervescencia tropical y popera. Tal vez se debió también al poco buzz que generaron los medios digitales sobre su lanzamiento. A nosotros no nos llegó sino hasta que varios amigos músicos nos dieron pistas de su existencia. Por ahí los vimos en un artículo catalogados como la mejor banda de rock de Venezuela, estatus confirmado por la buena Loocila y el siempre sabio Ulises Hadjis.
A la espera quedamos todo el 2014 de la continuación con un LP que vio dos flamantes singles emerger en la web tímidamente. Sin embargo, este adjetivo es el menos apropiado para describir la propuesta de los marabinos. En el disco que nos concierne, la personalidad es la que triunfa en cada uno de los tracks, formando una colección de canciones evocadoras y distintivas lideradas en el sonido por la voz y el apego a la vanguardia y la nostalgia.
Por un lado, se perciben guitarras del pop de Cristian Castro de principios de los noventas, un poco de new wave, noise y el infaltable guiño moderno a bandas como The Strokes y The White Srtripes (Prohibido Bailar). Estoy seguro de que las influencias de tlx están latentes en cada giro en estas 12 canciones que conforman la edición metafísica de 33 Minutos y en Auto, yo apenas puedo agarrar un puñado de ellas y aún así, siento que son muchas las posibilidades que ofrecen sus arreglos vocales e instrumentales.
A mi parecer el mayor atractivo de la placa reside en las letras, algunas, tan cortas y concisas que no podemos pedir más para describir las circunstancias que narra su particular vocalista, Heberto Áñez Casi que cada título encuentra un eco en alguna frase que se repite, un gancho pop magistral que se completa con melodías guitarreras contundentes. En esta tónica Polaroid puede retumbar en tu cabeza con un “te vi pasar…”, en Verte Llegar suena “con las mismas cosas viejas”, en Dentro “si tus ojos no me miran, si tus labios no me tocan”, en Más de Mi el titulo es la canción misma y desde ahí el ritmo y su escaso desarrollo la vuelve irresistible. En Esplendor resuena la frase “excusas para verte hoy” que cierra la canción como un eco endiablado, y la recordación es absoluta luego de sus dos minutos de duración.
De allí pasamos a la hipnótica y narcótica 1991, hasta las bases más rítmicas de Fuera de control (vaya momentito vocal que se halan aquí). Aunque el desamor es el mayor motor del conjunto (basta desempolvar la introducción del disco en Mirador para dar con el hilo conductor), no es hasta el final con la enérgica Prohibido Bailar, que el sosiego llega de golpe, un poco de esperanza adorna la canción con un “me gustas” que se te pega a la cabeza irremediablemente.
En resumen, el debut de tlx sigue mereciendo toda nuestra atención. Y más que eso, nuestra identificación. Sí, este es otro disco de desamor muy bien dirigido, que funciona a la perfección en conjunto y que promete acompañarnos silenciosamente por un largo rato, una placa que atina en todo lo que la banda alguna vez se propuso: ser una banda sin futuro que mira al pasado, sentencia que aunque irónica esperamos no se convierta en definitiva.
Descarga: 33 Minutos y en Auto
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