Lo que Lorely Rodriguez está consiguiendo con su alias de Empress Of es realmente relevante para el pop contemporáneo. Su debut, el aclamado Me, la consolidó como productora y compositora, valiéndole más de una mención en listas de medios especializados y una base de fans, de la cual felizmente hacemos parte.
Me fue una declaración de amor propio, un espejo que no contento con el reflejo buscaba ahondar en los miedos y los defectos de la autora, logrando canciones triunfantes como Standard, Icon, o el banger deifinitivo How do you do.
Su nuevo disco, lleva el consecuente nombre de Us, una declaración en toda regla que promete abrir la burbuja: "I'm on the outside looking in, when i'm with him" canta Rodriguez en las líneas confesionales de este nuevo sencillo. En esta pista que tiene toda la factura de una producción de Blood Orange, Lorely desnuda sus inseguridades amorosas con crudeza: "I don't know how to love now, I pretend", líneas como estas abundan en estos tres minutos y medio de R&B contagioso.
A riesgo de identificarnos cada vez más con el personaje de Empress Of, y de ser así, el logro será aún mayor, Rodriguez comienza a pasar del "yo" a un universal "nosotros" que nos vuelve testigos de sus confesiones, que también pueden ser las nuestras.
El clip que acompaña el lanzamiento fue producido por el equipo de The Fader y es descrito como una carta de amor de Lorely al Este de los Ángeles.
Us estará disponible a partir del 19 de octubre e incluye el sencillo Trust me baby, previamente reseñado por acá.
Bien parece que la evolución de Planeta No es similar a la que tiene
cualquier persona joven. Recordemos el memorable debut Odio, obra que temáticamente guarda similitudes a las vivencias de aquel
adolescente que está entrando a la sociedad y los desencantos que inevitablemente
vivirá, desde dilemas amorosos hasta el rechazo social, teniendo la misma carga
emocional que un diario personal. Ahora, con el lanzamiento de Peligro, los chilenos parecen explorar el
mundo de los jóvenes adultos: no hay necesidad de seguir escondiendo nuestras
derrotas en una habitación, es hora de darle paso a la vida nocturna y desahogarse
en la pista de baile.
Peligro, con su temática
referente a las relaciones tóxicas (y ese “quiero
que no me toques” que tanto recuerda a los casos de acoso callejero), es un
acto de valentía y cambio notorio en la postura lírica. Gonzalo, el vocalista,
deja la fragilidad propia de quien se hunde en lamentos y odios para ponerse
firme en el escenario. Con esto los oyentes dejamos el rol de confidentes
empáticos y nos convertimos en seguidores, algo que toda banda con visión de
crecimiento debe conseguir.
El cambio más importante está en
el sonido, siendo Peligro quizás la
canción merengue más inesperada de los últimos años, teniendo además prestado
algunos trucos del synth-pop y disco. Es digno de goce que las jóvenes bandas latinoamericanas
encuentren su identidad en la música popular de nuestros países antes que en las
predominantes tendencias de países angloparlantes: lo hace sentir real, se vuelve
mucho más nuestro. Con estos ajustes de personalidad y ritmos (aparte de las
versiones a Juan Gabriel que hacen en vivo) Planeta No parecen querer dar el salto de fenómeno indie a promesa
pop y, por ahora, el esfuerzo está rindiendo frutos.
Luego de ese extraño experimento bilingüe que fue Say Goodbye, nuestro friki brasileño favorito se sube al vagón de la suavidad de la mano de la cantante MC Tha.
La dupla confecciona una colaboración impecable que da igual protagonismo a las partes. Jaloo desde su histrionismo y una letra llena de pasajes simbólicos que versan sobre las despedidas imperativas, con un cuidado exquisito de la rima y las métricas: "Agora que sabe, tem medo de mim / Mas no seu lugar eu também teria".
Mientras que MC Tha nos roba el aliento con su interpretación, su voz fantasmagórica que gana todos los elogios que su compañero le merece: luz y paz, esperanza y elegancia. Asistimos no solo al descubrimiento de la semana, sino a una de las canciones más cautivadoras de la temporada, una que se vale de la cadencia rebajada de la zamba y de la electrónica para presentarnos la química explosiva de Jaloo y MC Tha.
El clip que acompaña el lanzamiento fue dirigido por Theremin y Jaloo, una exquisita secuencia de imágenes que combina ejercicios poéticos y declaraciones de amor artístico sobre un fondo de programa televisivo ochentero. La fruta servida y el decorado instalado, denle play a nuestra canción-obsesión de la semana.
Hubo un tiempo en que toda nuestra atención se fijaba en México, hace unos diez años, cuando nos deslumbraba la lista de artistas independientes que florecía en álbumes y canciones entrañables, un fenómeno que después nos llevaría a Chile y que aún reluce en Argentina.
Hello Seahorse! fue una de las bandas que atesoramos y creímos haber perdido, como se desdibujaron ante nuestros ojos Natalia Lafourcade, Zoé o Porter. Ahora que por casualidad nos hemos topado con un nuevo sencillo, sonreímos a nuestros viejos amigos y nos emocionamos una vez más con la belleza de Son.
"La madurez", ese incómodo término para hablar de un modo de crecer como banda, le ha ido llegando a Hello Seahorse! desde hace un tiempo, ya en Arunima (2012) se había depurado lo infantil de su propuesta y empezaba la búsqueda de sofisticación.
Hemos vuelto la mirada, y los oídos, sobre aquel disco y las escasas canciones que han lanzado desde entonces, y encontramos en Son el diamante más pulido. "Ya no quiero mentir", repite la querida voz de Denise, en esta canción que es una ofrenda, la reconciliación que nosotros mismos estamos sintiendo. Lleva el nombre de otra canción hermosa: Son de Entre Ríos, y comparte además, la nostalgia electrónica, que parece acercarnos más a un bolero que a un himno pop.
Que sea esta la oportunidad de recuperar lo que creíamos ido, y de acompañar a Hello Seahorse! en la apertura de otra puerta.
2017 pasará como uno de los años destacados para la carrera de A.CHAL. Tras el
lanzamiento de ON GAZ, su segunda
producción de estudio y hogar de alguna de sus mejores canciones a la fecha,
su popularidad ha seguido ascendiendo, llevándolo a conseguir un contrato
discográficoy colaboraciones con
nombres tan variados como 2 Chainz, C.Tangana y Nicky Jam. Con estos grandes pasos que dan camino al éxito bien podría
decirse que el peruano anda viviendo su propia versión del “sueño americano”,
una versión no tan brillante como vaporosa y agresiva, pues recordemos que a fin
de cuentas A.CHAL sigue siendo un hombre
joven tratando de mantenerse estable en el competitivo mundo del hip-hop y RnB
norteamericano.
Como si se tratara de cerrar una
etapa (que justo acaba de iniciar una nueva), esto nos lleva a revisitar Cuánto, uno de los mencionados puntos
altos de ON GAZ, gracias a lo notable
de su vídeo promocional, poniendo por delante un problema que quizás tu
gobierno local busca invisibilizar: la delincuencia juvenil. Dirigido por
Dexter Navy, mente tras trabajos de gran impacto visual como L$D de A$AP Rocky, seguimos a un grupo de niños en medio de las acciones
que conforman su turbia cotidianidad. Si a primera instancia la premisa suena a
una romantización de la vida criminal es al final donde nos golpea el problema
de fondo: la búsqueda de un escape lleva a nuestros protagonistas a un proceso cíclico
de decadencia. Como dato curioso, el vídeo fue grabado en México pero las
referencias al origen peruano de A.CHAL
se dan gracias al uso simbólico de la piraña, animal asociado a los delincuentes
menores de edad en la jerga de este país.
¿Y en cuanto a la canción? No
tiene pierde, Cuánto puede considerarse
una de las canciones más logradas de A.CHAL,
sintetiza a la perfección la lírica y sonido narcótico que caracterizan su
mundo personal, aquel lugar que él denomina GAZI, hacia donde nos arrastra lentamente
con cada nueva lanzamiento.
A estas alturas, toparnos con un controvertido vídeo por cuenta de Diosque no es novedad. Durante su carrera, el prolífico artífice pop ha extendido alianzas junto a otros artesanos visuales que han retratado desde la excentricidad, hasta la vulnerabilidad de la música del argentino Juan Roman Diosque. Cabe mencionar Una Naranja o el más reciente -y también comentado por acá- Lluvia, como algunos de esos audaces vídeos que avivan la carrera musical de nuestro bicho de culto preferido.
Diosque, quien continúa con la promoción de su exquisito álbum Llanero (2017), hace mancuerna junto a su compatriota y directora Michelle Gualda para mostrarnos el relato detrás de Nudos. Valiéndose del ritmo abrasivo de la pieza, Gualda también responsable del vídeo Helados Verdes de Los Besos, presenta ahora una historia muy inhibida que bien podría catalogarse como un sci-fi lésbico de la nueva era.
El audiovisual se vale de algunas referencias culturales, donde las estatuas que muestran refinadas formas son convertidas en una metáfora de unión entre las dos chicas que danzan. Además de un coqueteo venial que pone a la manzana como excusa perfecta para “caer” en lo desconocido y lo lujurioso, las orquídeas aluden constantemente a la feminidad enfrentada y exaltada (muy à la Nobuyoshi Araki).
Dentro del corte visual el enfrentamiento corporal refleja la destrucción de todo silencio. El caos antes de la liberación. El sabor de lo extraño. La pulcritud de la utopía. A esto nos saben los Nudos de los que Diosque canta y que Michelle Gualda retrata.
Meses atrás Alex Anwandter parecía entregarle la tan segura antorcha de la balada romántica a su protegido Francisco Victoria, supimos entonces que sus inquietudes cruzaban ya otros horizontas y que más bien retomaría la zigzagueante línea de experimentación que trazó en su proyecto OdiseA.
Locura es pues la continuación de una historia abandonada hace algunos años, su luminosa estructura disco se descompone a cada rato para hermanarse con los sonidos de canciones como Casa Latina, Juventud, o Batalla de Santiago de aquel álbum Odisea (2011). En ellas como en la pista que ahora nos convoca, la ansiedad gobierna música y letra.
Como un poema de versos inconexos, apenas podemos adivinar de qué se trata esta Locura. "El mundo se va a la mierda y no he hecho nada", "Ahora esfuérzate por ser feliz", una intención política que por abstracta peca de inofensiva, nos sugiere un descontento con los nuevos dirigentes, que de Piñera a Trump (pasando por nuestro Duque) son íconos del retroceso, los valores rancios que quisiéramos dejar atrás.
Pero quizá estamos hablando de más y no debamos sobreanalizar una canción tan vaporosa, nos dedicaremos a bailarla y la elegimos canción de la semana por su efectivísima melodía, tan inevitable, pero sabiendo que el compromiso político aún necesita fuerza, será que Alex, como su propia canción dice: "tiene ritmo en el corazón, pero le falta lo demás".
“Perreo & Cocteau Twins” y “Brooklyn vía San Juan”, son enunciados que la banda Balún ha elegido para resumir su biografía, y no podrían ser más acertados. Por un lado, con humor definen la aleación que durante años han perfeccionado como esmerados alquimistas: un sonido capaz de hermanar el pop ensoñador con el eco de la ya-no-tan-nueva-ola de música latina, esa que a todos, aunque fuese a regañadientes, nos ha hecho bailar hasta abajo.
Así resumen también su condición geográfica: cuatro músicos puertorriqueños se encontraron en Nueva York para combinar sus talentos y compartir una ambición musical que tras años de búsqueda ha decantado en un álbum perfecto, su Prisma Tropical(2018). Gracias a Balún hemos entendido el significado de la palabra diáspora. Las vidas que han llevado lejos de sus raíces y cercanos a tantos otros estímulos, habitantes ahora de la capital del mundo, han sido las condiciones perfectas para que floreciera en ellos un nuevo sonido. Tuvieron la oportunidad de revisar los ritmos tropicales que animaron sus infancias, las melodías folclóricas que anudaron sus lazos de familia y una búsqueda adulta en la música sofisticada, electrónica, esa sed que colmarían en otro paisaje.
Y el prisma: un cuerpo geométrico de cristal, usado para reflejar o descomponer la luz. Otra lección aprendida al visitar no el diccionario, sino esta colección de canciones que quiebra y enfrenta sonidos aparentemente antagónicos, experimentamos todo el tiempo las dualidades entre la música electrónica y la orgánica, instrumentos folclóricos que se distorsionan (habría que ver a la mismísima Angélica Negrón convirtiendo el sonido de un acordeón en impulsos eléctricos), la selva y la ciudad, la máquina y el alma.
Un puñado de himnos bailables y otros delicados interludios suman las dieciséis canciones del álbum. Vaivén nos saluda en su paisaje, un lejano canto de aves y dulces cuerdas entre las que empieza a filtrarse una tormenta. Muy pronto nos topamos con canciones conocidas: La nueva ciudad, que fue para nosotros una de las mejores canciones del 2016 y hoy continúa estremeciéndonos, su melodía aterciopelada que se enrevesa para hacernos bailar reggaetón.
Por supuesto, Años atrás también aparece en el disco. Es esta la canción que probablemente señaló el nuevo camino a Balún, data de 2014 y fue la primera en abrazar con fuerza el ritmo tropical. “Trozos de un avión / que se desintegró años atrás / en otro lugar / Fuerte resplandor / playas de papel / la saturación / del prisma tropical”, su nueva versión nos ofrece aún más ornamentos pero conserva esa melodía distorsionadísima que cuatro años atrás supo volarnos la mente, a partir del minuto 2:00 nos enfrentamos a un caleidoscopio, somos felizmente aturdidos por lo que parece el sonido deteriorado de un videojuego, el esqueleto de una champeta, las cuerdas de un bolero y una canción pop violentamente remixada. Todo al mismo tiempo.
Sin dejar la nostalgia al rememorar Memoria textil (2010), un disco de los viejosBalún, Entretela es una nuevísima y fresca canción que en efecto se extiende como un fino tapiz en el que el sonido electrónico registra sus patrones geométricos mientras la voz y los detalles más orgánicos cosen las curvas en delicada artesanía. Y como en los tejidos, y las canciones, de Violeta Parra, en este bordado adivinamos también una conciencia política: “Los desaparecidos hacen falta hoy y no ayer / Sus manos hacen falta en la fábrica para coser”.
Más juguetona, Ultravioleta tiene los visos de un acordeón y una contundente percusión que contrasta con la letra ingenua, como de ronda infantil, “Eres una criatura extraña / sueles nadar / y transformar lo que está”, en ella colabora el músico puertorriqueño Henry Cole. A la fiesta que es Prisma Tropical se une también la sección instrumental de Antibalas, una importante banda de afrobeat que aporta el brillo de los bronces en Pulsos, futurista y sudoroso pasaje instrumental.
El Espanto nos sirve de divertido ritual: aquí bailamos para sacudirnos la mala suerte, como un baño en plantas aromáticas, ruda y canela, para espantar al mal de ojo, un guiño a tantas creencias latinoamericanas. Y en Teletransporte nos visitan los insectos, un enjambre de ellos, que en su zumbido electrónico nos recuerdan a la Björk de Homogenic.
Cercanos al final, nuestro prisma halla un requiebro más, La casi partida nos sabe a un R&B que poco a poco se oscurece hasta el último haz de luz: Reflejo, una melodía sosegada en la que Balúnnos da la despedida. En este sueño nos vemos distintos, reconocemos el comienzo de algo bello, su Prisma Tropical hará eco en la música venidera y como los mismos Cocteau Twins, que este año fueron nombrados número uno del dream pop para Pitchfork, nuestros Balún llegarán a ocupar importantes puestos en los altares musicales, para nosotros al menos, son ya imprescindibles.
Marcar distancia de todo aquello que previamente hemos
cimentado siempre será un movimiento arriesgado. En el pequeño mundo aparte que
viene a ser el arte, en todas sus formas derivadas, resulta hasta peligroso si ha
existido un respaldo por parte de la crítica especializada referida a tu
especialidad. Es por ello que una de las sorpresas más recientes dentro de la
escena independiente peruana ha sido el cambio de rumbo del cuarteto Crik
Faluzi, quienes han dejado de lado la psicodelia y sonido de garaje propio de
sus dos primeras producciones para abrirle los brazos al pop y funk.
Si bien en ocasiones anteriores la agrupación ha intentado
acercarse a ritmos destinados a la pista de baile, aún con la tibiedad propia
de quien experimenta, es en Gritaste Luego donde parecen sentirse realmente convencidos
con estos cambios. La invitación a la pista de baile es explicita desde el
momento en que se le da play a la canción, no perdiendo efectividad hasta el
segundo final gracias a una melodía en iguales medidas animosa como seductora.
Cada vez que ocurren estos giros inesperados en cualquier
banda la mayor interrogante siempre será el futuro. Con la salida de nuevos
singles, o quizás una producción de estudio, tocará ver si Crik Faluzi logra
consolidarse en esta nueva postura de sonidos y colores más vivaces, o por lo
menos saber cuáles son los límites en la experimentación con sus nuevas
influencias. Comienza una nueva etapa y con ella varias preguntas, pero si en
el medio hay diversión, pues todo bien.
El pop más chicloso se ha apoderado de Coiffeur y no supimos anticiparlo, pese a las Coordenadas que nos dejaba en su anterior EP, tan juguetón y enamorado.
En un delirio de sintetizadores, Evidencia ha sabido dejarnos primero atónitos, después obsesionados, con su ambición de hit que logra igualar nuestras canciones favoritas de Miranda!, no es fortuita entonces la participación de la mismísima Juliana Gattas en los coros. Nos alegra también que aún en sus intenciones de hacer una canción directa Coiffeur conserve la abstracción en sus letras, nos encontramos así, tarareando en medio de la discoteca. un bello poema de amor: “Para saber como seguir / me hago eco en el mareo / cierro los ojos y estás ahí / como un rastro de evidencia / Quiero saber cómo seguir / habrá que atravesar el barro / para así encontrarte con mayor frecuencia" .
Sabiendo ya que será una de nuestras canciones favoritas del 2018, en una segunda vuelta nos regala su divertido videoclip, aunque nos desconcierte un poco la repentina heterosexualidad de nuestro artista. Le vemos allí, rodeado de mujeres que entre looks de new wave y cabezotes de telenovela reconstruyen una atmósfera televisiva en la que Coiffeur parece declarar su amor a una morenaza.
Más como un capricho nos habría gustado verlo en este idilio con otro hombre, pero bueno, ¿en qué nos habíamos basado para jurar que Coiffeur era gay? Y de serlo, ¿debería hacerlo explícito? Aquí una reflexión pop.
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