Le Parody es el proyecto liderado por Sole Parody; su procedencia es española pero en su historia encontramos diversos orígenes que explicarían su carácter ecléctico y universal; pasa de cantar minimizando su acento, hasta lograr comparaciones con la gran Juana Molina, Manu Chao, El Guincho, Lila Downs y cuanto nombre de la escena alternativa latinoamericana se nos cruce por delante. Nosotros vamos un poco más allá y nos arriesgamos a decir que Le Parody es uno de esos proyectos que difícilmente se encasillan. Sí bien en CÁSALA (sound track) descubrimos mezclas asombrosas entre lo orgánico y lo electrónico, el sampleo, las secuencias, son tantas cosas sucediendo al tiempo que nos da la impresión de estar revisitando el laureado Post de Björk, guardando las proporciones de una chica que se arriesga en su primer intento a sonar tan elocuente y aterrizada que es un misterio descifrar de donde salen sus letras alejadas del cliché español y de dónde ese espíritu aventurero y experimental que nos tiene enamorados desde la primera escucha.
El disco, compuesto por diez canciones altamente recomendadas, se pasea por los senderos del folk aunado a su faceta electrónica acompañado de secuencias repetitivas que en momento coquetean con el math-pop y el dance. He de intervenir para hacer una concesión, no sé si en anteriores entregas se ha notado mi rechazo por las canciones armadas de voces en off, pues en este caso, y haciendo una clara referencia al Próxima estación: Esperanza, Le Parody introduce y juega a armar sus canciones con sampleos que combinan lenguas y encajan perfectamente en el imaginario del disco: ¿Un soundtrack para una película?
Esta pequeña curiosidad es otro detalle que nos regala la primera escucha. La inquietud de saber si estas piezas forman parte del soundtrack de alguna película; debo confesar que mi primera reacción fue positiva por considerar estos sonidos aptos para acompañar un film plagado de imágenes, tal vez ese perfecto clip de Canada para el Guincho, en un largo encontraría más de un referente en las canciones de Sole. PAIN KILLER (la felicidad) parece un paseo hippy un poco sentido que encajaría a la perfección en un disco de Andrea Echeverri; y hasta acá hago comparaciones y me dejo recomendarles mis (hasta ahora) canciones favoritas.
PITY PARTY (qué pena más grande) presenta un sampleo alocado que quizá proviene del medio oriente, de forma curiosa se nos invita al baile, y esta es en parte la introducción al lado más movido de la placa. FAMILY TRIP (una familia feliz) es el momento más alto del disco en cuanto a libertad sonora y simplicidad, un mantra como sabana electrónica nos cubre mientras nos adentramos en un viaje inducido por el beat repetitivo y ese ensamble hipnótico que da pie a la secuencia lógica en la seductiva TIP TOE (punta tacón). YOUR NATION (el vigilante) es la explicación perfecta a mi comparación con el Post, su línea de vientos caótica hacía el final la vuelve un territorio de descubrimientos que fluctúan entre lo rítmico y lo transgresor.
YOUR SONG (tus amores) es una hermosa ejecución vocal que sirve las veces de mantra, al igual que la mencionada FAMILY TRIP. Palmadas que se animan hacía el final nos dejan con las ganas de escuchar esta canción en vivo, los vientos! el conjunto todo es hermoso. YOUR BODYS (tu barco) la pieza más larga y la que cierra el disco, va evolucionando desde un sampleo que nos deja la frase que define la rola: “You got to put your bodies”, una expresión que recorre una pista que se viste de vientos para coquetear con lo urbano y lo bailable.
Y así sin más acabamos de descubrir uno de los discos que mejor ilustra la mezcla de buena producción, genio y riesgo en el 2012. Un disco que se descubre así mismo entretenido, luminoso y esencial para los oyentes ávidos de nuevas sonoridades, o bien, de re-descubrir lugares conocidos de la mano de una voz y una ejecutora distinta. La claridad y sencillez que envuelve estas 10 composiciones las vuelven el soundtrack perfecto para días de descubrimiento, baile y calma, en pocas palabras, el disco que deben escuchar para sentirse bien sin ser falsamente entretenidos.