A lo largo de su carrera los Aterciopelados han demostrado ser expertos versionando éxitos de otros artistas. Por ahí recordamos Juégale, apuéstale para el tributo a Queen, o su rendición punk de un clásico de la música popular colombiana como La Cuchilla, de Las Hermanas Calle perteneciente a su disco debut Con el corazón en la mano. Recientemente se lanzaron al vacío con este clásico de Juan Gabriel, dejando aflorar su vena más pop en muchos sentidos.
Una movida fácil. Las posibilidades de este cover de instaurarse en el gusto popular son inmensas, recordemos nada más la subida enorme que tuvo un grupo como Los Enanitos Verdes con su versión de Tu Cárcel, un hit necesario para revivir a cualquier momia de las tumbas del olvido radial. Por suerte, el caso Aterciopelados es diferente.
He venido a pedirte perdón aparece después del auto-revival que hiciera el grupo estos años con el DVD Reluciente, rechinante y aterciopelado, y por considerarse la grabación de estudio más inmediata después de ese audiovisual, nos alegra constatar que la banda sigue firme y fiel a su sonido. La canción nos lleva de vuelta a la era del Gozo poderoso, cuando comenzaban a experimentar con sonidos electrónicos, mismos que adornan magistralmente esta pista que nos devuelve la voz aguardentosa de Andrea Echeverri y los arreglos de Hector Buitrago. Como ya no tenemos que aprendernos la letra, la cantamos al instante y de una conectamos con la mezcla; el ánimo festivo de las visuales que acompañan la pieza cierran perfectamente el ciclo de un sencillo que con poco esfuerzo logró convertirse en nuestra canción obsesión de la semana.
La Lechiguana es una avispa del cono sur americano que produce miel tóxica, también, el término con que se refieren a las brujas en esta zona del mundo, un referente que Dani Umpi extrae del clásico del cine argentino Nazareno Cruz y el Lobo, del director Leonado Fabio. Coincidencialmente el drag de Umpi también es un poco brujil, y si las coincidencias son un acontecimeinto asarozo o una jugarreta del destino, nos dejamos sorprender por el título que encierra el concepto del nuevo disco del uruguayo, uno en que se aleja de la autoparodia para adentrarse en terrenos compositivos más esotéricos y barrocos.
Con la afilada producción de Jean Deon, quien asegura su título como productor del año, gracias al excelente Llanero de Diosque, Dani y su equipo dan forma a 8 canciones redondas. Ni un pelo más ni uno menos, la duración exacta para nuestros tiempos y el mismo atrevimiento electropop que lo caracteriza.
Con su anterior placa, Mormazo de 2011, Umpi había dejado bien alta su marca con sencillos como Sambayón, Mi Charles Manson,Tres pasos y Campeonato. Como fans de hueso colorado comenzamos a buscar esos nuevos hits del repertorio Umpiano, y nos emociona asegurar que Lechiguanas iguala o supera el record de su anterior disco, contando en su tracklist con al menos cinco joyas para el cancionero iberoamericano del 2017.
El álbum arranca con la jeanettezca No Podrás, una colaboración con Marina La Gastra que los encuentra conciliando mitología y modernidad en una letra brillante: “Y cuando me busque por Facebook / me encontrará…” y “No podrás derrumbar nuestro Olimpo”. De ahí saltamos a la canción que da título al disco, de momento mi favorita del nuevo repertorio, un número de electropop luminoso que destila espiritualidad y misticismo en cada frase: “Tengo que hablar con Dios, decirle que me preste un rato tu alma”, como conjuro enamoradizo seguimos a Dani en su papel de hechicera en su cruzada de amor: "Tengo que tener cuidado de vos, tengo que protegerte del mal, tengo que hablar con Dios…”, si con Campeonato y Atracción ya Dani había demostrado que podía hacer letras enteras sobre temas como el fútbol y la química, acá se anota otra genialidad en el ámbito de la magia negra.
Tebas toma su nombre del Batallón Sagrado de Tebas, una elite griega formada por 150 parejas de amantes masculinos, aunque acá, Dani reduce el relato a la despedida de una de ellas. Una metáfora cuidada que luego descubrimos cristalina en esta carta al amante lejano, una oda a los regresos inminentes y a la espera paciente. Cleopatra Entrando en Roma le sigue a la odisea de Tebas, con nuevas referencias a la historia, la mitología y la escena queer del cono sur, una de las mejores letras de Umpi (No sé diferenciar gusto de aroma, gusto de ti) adquiere nuevos colores, luego de su versión brevísima en el proyecto OUR, junto a Sofia Oportot e Ignacio Redard.
Lucifera es la colaboración con Diosque que nos sigue generando preguntas sobre las fronteras entre un cantautor y el otro. Aquí la producción de Deon se afila para fundir a estas dos figuras en una pieza redonda que bien pudo encajar perfectamente en el imaginario de Llanero. “Tu piel te salva, si Dios quiere matarte” escuchamos cantar a Umpi al cierre da la canción acompañado de sintes espaciales, nuevamente desglosando el aura espiritual y romántico del disco.
El cierre llega con tres joyas para la corona Umpiana. La discotequera Punta 92 2002, en la que se destacan los sinthes a lo Pet Shop Boys, una coda hacía el cierre del disco tan explosivo como atrevido que saca a bailar a cualquier oyente desprevenido. La oda al renacimiento después de un corazón roto, La Yuta, una canción que lleva más de un año rondándonos siempre con su efectivo coro de barra brava: “Ahora elijo bien a quien quiero besar, ¡Que la yuta me venga a buscar!”, una canción destinada a los anales de la canción de empoderamiento queer y renacer sentimental.
Como es costumbre Dani cierra sus discos con una balada. El turno esta vez fue para la concisa y elegante Niteroi, menos de tres minutos que nos llevan por un pasaje de la época de estudiante del autor, lejos del plano anecdótico, esta pieza roza las descripciones poéticas y el aura de añoranza sobrecogedora que conlleva destapar un recuerdo.
¿Podría Lechiguanas ser el mejor disco de Dani Umpi? Al ver la extensión de esta reseña no me queda duda que por lo menos este es uno de los lanzamientos más importantes del año, y aunque Umpi no sea la voz de una generación ni la muestra indie que te gusta idolatrar, acá reafirma que al menos su nombre puede estar al lado de grandes figuras de la canción y las letras latinoamericanas, por ahí va Edson Velandia, Rita Indiana y Rosario Blefari, personajes que se representan en sus letras, su voz y su persona pública. Consolidado el personaje, y garantizada la evolución no podemos más que abrazar este lanzamiento que se instaura con más fuerza después de cada escucha. Es que quedamos estimulados, Dani.
Mi primer encuentro con la música de Buenas Noches fue puramente casual. En esa ocasión, La Roma Records de Bogotá había organizado una presentación con algunos de los músicos que iban a estar en el Festival Hermoso Ruido del año pasado y sin haberlo planeado inicialmente, terminé en el garaje de la tienda escuchando un show en el cual una sola persona tocaba la guitarra, el sintetizador, manejaba las secuencias en su computadora y además cantaba. Esta persona resulto ser Pablo Escallón, quien estaba presentando su nuevo proyecto musical después de haber estado en Planes, uno de las mejores bandas de los últimos años en la escena colombiana.
Casi un año después de ese concierto imprevisto, del cual recuerdo especialmente su íntima intensidad, me encuentro con Las Primeras Teorías I, el primer EP de Buenas Noches, en el cual se establecen los teoremas sobre los cuales reposa el sonido del bogotano: Una armonía geométrica entre sintetizadores, drum machine, guitarra y la expresiva voz de Escallón empujando futuristas y, algunas veces, distópicos relatos.
El Futuro es el tema instrumental que abre el EP y en el cual Escallón se lanza a recorrer anchas autopistas de neón en un delicioso viaje de pop electrónico que se disfruta más entre más se escucha. Luego viene 2-3, canción en la que se revelan más claramente las influencias detrás del sonido de Buenas Noches que incluyen entre otras a New Order y Orchestral Manoeuvres in the Dark, según ha comentado el propio artista.
Huracán, una de las mejores canciones de esta entrega, es una visión apocalíptica que crece en intensidad a medida que al firme pulso del drum machine se le unen el dramatismo del sintetizador y la guitarra, los cuales finalmente desembocaran en Todos los Ríos Fueron al mar, última canción del EP, donde unos zumbantes sintetizadores se funden en un perfecto ejercicio pop.
A la espera de una continuación próxima, con Las Primeras Teorías I, Buenas Noches se ha anotado uno de los mejores EPs de este año.
Un año atrás tuvimos la ambición de presentar un tributo a Esquemas juveniles, el álbum de Javiera Mena que cumplía una década y a la luz del tiempo confirmaba aún más su trascendencia en el circuito musical independiente. Decidimos entonces convocar a un grupo de jóvenes artistas latinoamericanos para que visitaran cada canción contenida en aquel disco y nos ofrecieran nuevas visiones desde sus proyectos musicales. El entusiasmo que mostraron confirmó nuestra ambición y así, durante meses, jugamos a ser editores y compiladores. Solo hasta el estreno de Adolescente perpetuo, nombre del tributo y extraído de la letra de una de sus canciones, contactamos a Javiera Mena. Aquí la conversación que tuvimos con ella, un recorrido por el álbum plagado de nostalgia y detalles que aportan a su vez una nueva mirada al álbum que fue, y será, piedra angular del pop más intimista.
Javiera Mena_ ¿Un tributo? Hasta que no salió no entendí bien. Me siento tan sorprendida como agradecida.
el amarillo_Cuando nos preguntábamos sobre la pertinencia de un tributo a Esquemas Juveniles, siendo un álbum tan jóven y tu carrera con tanto para darnos todavía, nos decantamos por celebrarlo con solemnidad pues no solo entre nosotros fue un hito. El álbum es la bandera de un movimiento independiente que supo conmovernos y ni hablar de la generación de artistas que lo atesoran y reconocen su inspiración.
¡Muchas gracias! Este ha sido un camino independiente. Cuando partí en Chile no había muchas cosas, era un momento raro de la industria, no era que estuviera quebrada ni nada, pero era un tiempo de recambio. Apareció la autogestión, la democratización de los estudios, tener en tu compu el espacio para grabar fue el primer impulsor, y estuve en una generación de gente que pensaba algo como “el que quiere puede, si se lo propone”. Digamos que Esquemas juveniles se sitúa en los comienzos de algo diferente.
Y a una década de su edición, ¿Qué ves en Esquemas Juveniles?
Veo mucho amor, antes que nada. Amor desmesurado e inexperiencia, pero no como algo malo, sino la bondad de la inexperiencia. Veo rosado y blanco por la portada de Alejandro Ros, un estar entre sueños, lo femenino, lo delicado.
Entendiendo el disco como un manifiesto de intenciones, podemos decir que con valentía decidiste hacerte cantautora sin tener un virtuosismo en tu voz. Esa carencia de artificio es para nosotros el brillo de tu obra, su honestidad, pues como habrá dicho David Byrne, "Cuanto mejor la voz de un cantante, más difícil es creer lo que dice", pero sabemos que diez años después sigue siendo un tema de discusión y crítica. ¿Por qué cantar?
Porque me daba la gana, no más, era una cosa de ganas. Claro, yo no soy y me encantan las grandes voces pero voy conociendo cada vez más mi instrumento y hago pop a pesar de no ser la típica voz de discográfica, que trabaja mucho el virtuosismo, el adorno. Quizá es algo que se le acepte más a un hombre, el cantar por sentimiento, como los cantantes de folk. A una mujer se le exige una voz más angelical, perfecta.
Yo soy parte de ese grupo de cantantes que cantan porque les gusta cantar, y no porque nacieron con una voz increíble. Yo quiero trabajar mi voz y mejorar siempre. En mi comienzo, y todavía, alguna gente critica eso, y es cosa de estilos, solamente.
Esquemas juveniles tuvo un videoclip que alcanzó a verse en MTV, fue nuestro primer contacto con tu música. Para mí fue amor a primera vista y oído, es una dulce historia de amor que conecta muy bien con la belleza de la canción, ¿cómo nacieron canción y video?
El video lo dirigió Alberto Fuguet, fue idea de él, y lo financió alguien a quien le gustaba mucho la canción, un amigo de ellos que era abogado y podía jugar un poco mecenas. Alberto es un escritor chileno, que además comparte mi sensibilidad gay y conectó con la esencia misma de la canción: cuando eres chico, estás en el colegio, te gusta alguien, y es raro, todo escondido, vives los sentimientos para ti mismo.
¡Y en el video logras verte de 15 años!
Sí, pero ya tenía 23, a esa edad me veía tan chica, qué terrible.
Como siempre soñé es quizá mi canción favorita en el álbum, tanto que me cuesta oírla, me conmueve en exceso y está atada a muchos recuerdos. Sabíamos que la escribiste junto a Sofía Oportot y para nosotros era muy importante contactarla y pedirle esta versión, al principio se emocionó mucho y después tuvo algunas dudas, no sabía si te gustaría.
¿Por qué no? Si es de las dos. La hicimos cuando yo estaba en la universidad, como una tarea, me acuerdo. Sofía era mi novia en ese tiempo, yo tenía la canción en base y melodía, ella es muy talentosa con las letras y yo le pedí una, la escribió rapidísimo. Fue muy bonito todo en esa época, marca una etapa para mí también, quedó súper buena, hasta una amiga le hizo un video de Candy Candy. La canción respondía a mi amor por el R&B, yo quería hacer una secuencia a lo Destiny’s Child, y mira en lo que terminó.
Sol de invierno, fue la primera colaboración con Gepe, de las varias que han hecho durante estos años. Hasta comparten un hermoso documental: Al unísono. Siempre los hemos entendido como líneas paralelas, dos obras que han abierto posibilidades en Chile y Latinoamérica.
El Gepinto de Gepe también cumplió 10 años, y él decidió presentarlo en vivo de principio a fin, afirmando que era una despedida y que se sentía ya muy lejano de él. ¿Cómo te sientes tú respecto a Esquemas juveniles? ¿Aún disfrutas presentarlo, crees que con el tiempo va a desaparecer?
No creo que desaparezca… quizás mi Gepinto no es Esquemas juveniles sino Primeras composiciones, el disco acústico que intenté hacer y edité muy luego. Yo sí dejé la guitarra definitivamente, volvería solo a la eléctrica, con efectos. Esquemas no lo siento lejano, al contrario está muy cerca de mí, es un hijo mayor, y es muy rara la vez que no toque Sol de invierno, la quiero mucho y siempre recuerdo que fue la canción que me abrió el camino en México. Esquemas juveniles, Al siguiente nivel, Yo no te pido la luna, siempre están en mi repertorio. El disco está latente.
Y cómo olvidar aquel look tan deportivo, auspiciado con adidas, pantalonetas cortas y camisetas rojas.
(Risas) ¡Claro! Lo disfruté mucho. Ya no estoy en edad para lucir ese conjunto.
¿Qué hay de Cuando hablamos? ¿Cómo definir ese experimento? Yo diría que el brillo de este disco es tener canciones que no se parecen a nada más, ni en tu discografía ni en la música cercana. Hay tal vez un fondo andino, indígena.
Pues la verdad en Cuando hablamos quería hacer un reggaetón (risas), salía con una chica colombiana que me llevaba a fiestas de reggaetón, empecé a sentir la influencia de la migración, y eso fue muy valioso para mí. Quería dar cuenta de la interculturalidad, por así decirlo. Y entonces salió está canción desprejuiciada. El cover de Capullo fue muy divertido, excede esa cuota latina.
Y así Casan.
Claro, sigue esta línea. Nosotros estamos muy invadidos por Estados Unidos, como compositora no quería seguir únicamente la influencia anglo, y así como no negaría esa influencia en mí, quisiera pensar que rescato cosas de cada lado, voy también a las raíces a mi manera, queriendo generar un sonido propio, que es mi máxima ambición en la vida.
La cumbia, el reggaetón, Chile se puso de repente más sensual, coincidió con la inmigración de colombianos, peruanos. Dejamos de ser aburridos.
Perlas es lo más avant-garde, una canción extrañísima. Fue difícil asignarla en el tributo, encontrar un artista cuya propuesta conversara con la canción. Pero nos iluminamos y contactamos a Bruno Toro, que hace este pop tan místico y aceptó encantado.
Y a mí me encantó su versión, qué hermosa voz. Perlas la trabajamos con Diego Morales en el barrio de Maipú, la programé en Fruity Loops, buscando una electrónica vanguardista, sin coro, una introducción larga, como una especie de mantra. En esa época estaba pensando en hacer una canción más Stereolab, Moroder, llevarla a otro lugar, que fluyera.
Todas las canciones, entre melodías y letras, fueron el oro en polvo que personas como Christián Heyne, Sebastián Carreras y Gabriel Lucena (de la primera formación de Entre Ríos) y Diego Morales (en Perlas) ayudaron a esculpir. ¿Alguien que se nos escape en la influencia sobre el disco?
Gente que quizá no estuvo en el disco pero fue una fuerte influencia: Arturo Saray, que tiene el grupo QuieroStar con Sofía Oportot y Raúl Durán. Ellos me guiaron mucho en el software, me mostraron mucha música que no conocía. Ellos son DJs y melómanos, aprendí muchísimo, encontrarlos fue un tesoro enorme, son personas muy cultas y me pusieron en contacto con lo que estaba pasando en el mundo.
No sé si en Chile usan el término de “Música para planchar” que es como aquí categorizamos la música de Daniela Romo, Jeanette, Camilo Sesto, y así. Nos hemos atrevido a decir que Esquemas juveniles, o tu música en general responde a una nueva ola de música para planchar. Yo no te pido la luna es nuestra confirmación, ¿Por qué la elegiste?
Empecé a trabajarla para cantarla en Prissa, el proyecto que tuve con Francisca Villela, a quien admiro tanto. La pensaba más para ese lado y con la disolución del dúo quise meterla en mi terreno solista. Iba en un colectivo y la canción sonó, y pensé cuánto me encanta, apenas estaba aprendiendo a programar, probé sacar los acordes y la versioné.
Música cebolla le dicen acá, música para mujeres quizá. La canción original es italiana, y yo amo el italo-disco para mí es la perfección. Quise que fuera un tributo.
Bueno, es momento de despedirnos. Diez años después sí que has llegado “al siguiente nivel”, has pasado a otras cosas, a Otra Era, tu música te ha llevado a tantos países y festivales. En Chile hiciste una presentación en el Festival de Viña, que a pesar de ser una institución en decadencia te valida como una artista fundamental en tu país, y en otros lugares como España se te recibe como a una diva, lo que me divierte y alegra. Ahora has consolidado un espectáculo de gran factura, con bailarinas, luces, en una mano la nostalgia del pop y en la otra el ansia de futuro.
¿Qué viene?
Soy una compositora, mis principales instrumentos son el compu y los teclados. He probado muchas cosas y me encantó descubrir que si incorporaba la danza podía ser muy divertido, tener algo más que la misma música. Me siento a gusto con este formato.
Y bueno, viene un nuevo disco. Estoy embarazada de él.
Mi Caribe, nuestra canción favorita de Rumbo a Tierra, el tercer disco del Systma Solar por fin salió como sencillo promocional. La que se convirtiera en punta de lanza de un disco destacado se recibe con sus aires cristalinos y su ritmo imbatible, muy en la línea de la inmarcesible El Guerey Yo Voy Ganao, Mi Caribe es otro encapsulado musical de la idiosincracia del caribe colombiano que estalla en cada pista de baile que se le ponga.
Como habitantes de esta esquina del mundo debemos asegurar que cada frase de esta canción es una verdad absoluta: "Así es mi caribe, gente buena y otra que no, pero hay poesía pa tí", una frase sencilla entonada por Jon Pri que, aunque no ahonda en las problemáticas sociales de la región, seguro crea un imaginario de nuestra identidad, de eso que llaman "el dejar ser", en el que a pesar de los problemas económicos, ecológicos y la corrupción, aún resistimos como seres humanos alegres y ehcao's pa'lante. Como alguna vez dijeron también, Colombia es uno de los países más felices del mundo (muy a pesar de ella misma), y esta canción da fe de eso, convirtiéndose en otro documento de promoción de una de las regiones más atractivas del continente.
Por suerte el clip que acompaña la canción ilustra mejor las problemáticas de este caribe, un poco de crítica y bacanería que se deja leer con facilidad gracias a las animaciones y el trabajo de la productora Los Bones. El cuento se explica solo.
Ok, ya iba siendo hora de manifestarnos sobre la polémica que ha rodeado a Lido Pimienta desde su sorpresiva victoria en el Polaris Music Prize de este año, otorgado por su segundo disco La Papessa, el cual, al igual que su autora no se restringe sobre ningún tema.
El incidente que desató el embrollo fue su presentación en la pasada edición del Festival Halifax Pop Explosion, en el cual, una fotógrafa voluntaria tuvo que ser retirada del concierto por su comportamiento violento luego que Pimienta, como acostumbra en sus recitales, le pidiera al público, en su mayoría caucásico, dar lugar a las mujeres de color y al público transgénero (En una ciudad donde la población negra e inmigrante no supera el 1%, y en un recital donde de 800 personas solo 15 eran mujeres de color y trans). Desde que el incidente se volvió público debido a un reportaje sesgado, a Pimienta le han llovido detractores y amenazas de todo tipo. Sigan el siguiente enlace para más detalles.
Su petición al público no es nada nuevo en la escena musical, ni en sus presentaciones, y sí, hay que mirar las acciones con lupa, pero también hay que entender la intención detras de esta acción que en últimas le ha valido el título de “racist bitch” en sus vídeos de Youtube.
En un extenso comunicado en su cuenta de Facebook, Lido explica las razones de esta dinámica en sus recitales: “Este gesto de dar espacio es un acto de amor y no es una nueva táctica. La adopté porque se siente bien, me hace sentir segura y también hace sentir seguras a las otras mujeres. Hacer espacio para la gente oprimida es una herramienta para nivelar, o al menos para intentar crear un balance o igualdad temporal.”
Durante los años de existencia de este blog hemos sido testigos y fieles seguidores de las novedades de Pimienta, estando allí cuando su música le valía el cariño de gran parte de Latinoamérica y de varios puntos del mundo. Incluso ahora que su arte crea tantos odios y amores no podemos más que manifestar apoyo a nuestra compatriota.
Casi como si hubiese planeado el momento, por estos días se estrena el vídeo para su colaboración con sus queridos A Tribe Called Red, The Light II, una cachetada a sus detractores y una nueva bomba de sinceridad que estalla en las caras de todos para quitar algunos velos.
Rodado en Santiago de Chile, de la mano de la realizadora Paz Ramirez, el vídeo muestra a una Lido que se topa con los polos de la “cultura” universal: el apoyo clasista y el under pluralista. Con cameos de Kali Mutsa y un despliegue de atuendos coloridos, el clip va de la sátira a la celebración cual risotada en la cara de los que se han dedicado a atacarla alegando su supuesto racismo.
Con su comunicado de Facebook Pimienta nos dejó muy claras sus intenciones, y no es de sorprendernos que con cada una de sus presentaciones su discurso busque destapar las inequidades de la sociedad contemporánea. Así genere amores y odios, ella no va a callarse frente a lo que le parece injusto y esa valentía es la que le merece muchos aplausos y la que seguro la llevará a crear una firme y extensa carrera muy a pesar de los haters y privilegiados. En definitiva, su voz se hace más necesaria en estos tiempos nuestros, y la polémica (más no el odio) siempre que alimente el diálogo es bienvenida.
Largo tiempo tuvo que pasar para tener una producción de larga duración de Dan Dan Dero y el momento no pudo ser mejor, siendo, quizás intencionalmente, un buen preámbulo para el verano que está a punto de azotar con fuerza el hemisferio sur. Melodías y letras que emanan energía adulto-juvenil rondan cada rincón de estas nueve canciones que, como el título del trabajo podría sugerir, posiblemente terminen estallando internamente en cada uno de sus oyentes, ahí, en aquel rincón cálido y confuso de donde suelen salir los sentimientos y emociones.
Parte de lo dicho se debe, más que nada en las primeras escuchas, al estilo lírico propio de la Negra Valencia, cada vez más reconocible por su narrativa ubicada en un lugar extraño donde lo lúdico, platónico y carnal se mezclan; algo ya visto en otros proyectos donde participa como los descarados Mi Puga Mi Pishgo o el pop de alcoba de NV, su primer larga duración en solitario. Prueba de esto es la primera triada de canciones de La Gran Implosión, quizás las más pop, con canciones como la introductoria Fuego, el single Detonador (“a ver si puedes morir / dentro de mi ser / no muevas el detonador / explota mi piel”) o la deseosa pero insatisfecha Tangerine (“Y cuando creo que todo va a pasar/ Nada va… Nada queda más allá”).
Mientras más minutos pasan nuevos trucos sorprenden, especialmente en la segunda mitad del disco, cuando la banda se sumerge en terrenos del dream pop o el indie rock noventero, llegando a su punto más alto en el corte final, Muriel, osada canción de seis minutos para una producción corta que ronda la media hora, cantada completamente en inglés (Tangerine y Accidente En Vivanco combinan el uso de inglés y español) y centrada en la cada vez más trepidante lucha melódica entre guitarra y batería. Curiosamente la antítesis a este gran final se da poco atrás en dos canciones que no llegan a los tres minutos: la torturada (además de algo britpopera) Conquistarte y la urgente Canción Rota.
Punto aparte a destacar es la evolución en el sonido de la banda limeña, dejando de lado la inmediatez y el sonido lo-fi propios de su anterior producción, el EP Mini Mini Yako (2015), a favor de un sonido más limpio que no les resta actitud. Como quien dice, madurar no tiene que ser algo aburrido. Inclusive la gran Me Escueleaste en Primavera vuelve revitalizada, previamente conocida por el recomendable compilatorio Nunca un helado me había causado tantos problemas de Faro Records, pudiendo medirse sin complicaciones con canciones en el repertorio de bandas como Él Mató a un Policía Motorizado.
Pese a llevar buen tiempo dando conciertos en Perú, y recientemente haciendo giras por el exterior, con estas nueve canciones Dan Dan Dero acaba de dar un primer paso en su camino hacia las grandes ligas del pop latinoamericano. Por otro lado este trabajo los ubica en un lugar privilegiado dentro de la escena musical peruana, junto a otras bandas jóvenes como Gomas, Serto Mercurio y Juan Gris, por mencionar algunas, como proyectos con buen futuro. Ahora solo queda esperar cual será el siguiente paso para Dan Dan Dero, deseando que la próxima vez que hablemos de ellos sea una gran explosión.
El turno de promoción ahora es para la enigmática Carl Sagan Vs. Zeus, una pieza que referencia a estos dos míticos personajes, por un lado el dios contemporáneo de la astronomía: "I laid on the grass of our planetary grain / While stars conquered the dusk", por el otro, el padre de los dioses y los hombres haciendo una advertencia: "And Zeus said: - Do not sleep, for those who sleep cannot feel the bliss". Cual diálogo interno Carl Sagan recoge las inquietudes de NOIA y las hace colapsar cual choque de protones, vaya uno a saber que universos surgen de ahí.
Para las visuales Gisella vuelve a ataviarse varias tallas por encima y nos invita a su encuentro intimo con un personaje misterioso, las incógnitas surgen desde la aparición de este personaje que persigue a NOIA en su performance en un hotel imponente y luego a su habitación, los ánimos voyeristas son la primera pista que nos dan para ir develando el misterio, pero como toda pieza visual contemporánea, lo mejor es dejar que prevalezca el misterio y que la belleza de los encuadres y la fotografía hablen por si solos.
Ya han pasado tres años desde el lanzamiento de Otra Era, el tercer disco de la diosa del electropop latinoamericano Javiera Mena, tiempo suficiente para madurar, disfrutar e interiorizar esa placa, y de espera para un nuevo disco. Con Dentro de ti , Javiera nos anticipa su cuarta placa que llegará en los primeros meses del 2018, como anunció en su presentación para el KEXP el pasado agosto. Con la fibra tocada y la fe intacta nos lanzamos a emitir nuestro veredicto sobre esta entrega.
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Sin poder pronosticar los nuevos paso de nuestra querida Javiera Mena, me place confirmar que sabe aún reconciliar la diosa del pop en que se ha convertido, y aquella introvertida cantautora de la que me enamoré. Y es que mucho habrá que temerle a su contrato con Sony Music, pero Dentro de ti brilla por su sencillez. En una movida hasta espiritual, que melódicamente sigue la línea de los mejores momentos de Otra Era (2014), Javiera pregunta si entre tantos viajes por el mundo hemos tenido tiempo de visitar nuestro interior, y qué contemporánea, ahora que proliferan en Instagram las fotografías de sonrisas en destinos exóticos y a nuestra generación la acosa el ansia de recorrer el mundo, ¿nos estaremos quedando en la superficie de las experiencias? Parecer entonces, que esta buena canción es un alto en el camino: la reflexión que anuncia un tiempo de cambio. Alto arte. Camilo Castaño.
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De viajes en el tiempo a viajes internos, estas han sido las invitaciones que nos ha hecho Javiera Mena con sus dos últimas entregas. Dentro de ti tiene una temática cristalina que se atrapa a la primera escucha, cual pieza de pop latino ochentero transcribe un mensaje que dista de cualquier formula contemporánea, apunta acertadamente al centro que debemos buscar en esta era de sobre información y materialismo feroz. Emociona ver que este sencillo continúa la senda trazada por Otra Era, la que de momento encabeza su top de canciones populares en Spotify con casi 5 millones de reproducciones, sin duda un movimiento acertado que nos asegura una Mena coherente con su historia, un esfuerzo que el fan de hueso colorado aplaude y que seguro va calando profundo con cada repetición. Will Balooni.
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