Linda Christina Sjöquist vive en Isla Dorada, una pequeña isla urbanizada de Maracaibo, rodeada de manglares y contados complejos habitacionales que cortan la brisa del mar. Se conecta con tierra firme a través de los puentes que cruzan a sus islas hermanas Sotavento y Barlovento. Isla Dorada es un punto cercano para apreciar la infinitud del mar. Es allí donde ella ha grabado su álbum titulado Mar Muerto, su reciente debut discográfico solista como Cancioneira. Allí, rodeada de un mar que fenece para ella y en el que ahora empieza a sumergirse.
No escatimo en confesar a todos que soy fan enamorado de ella. Y he llegado a la conclusión que está en mi top de artistas favoritos de todos los tiempos. Antes de que ser Cancionera, Linda Christina Sjöquist tenía un proyecto llamado
...Al cruzar la calle y con el que editó un disco homónimo a inicios del 2012, conformado por canciones que se iban escuchando por la red hacía dos años atrás, de carácter lo-fi, donde el protagonismo lo tenían su cálida voz y sus composiciones, letras con referencias literarias (
quiero alguien que me abrace y me bese al despertar, que me lea poemas de Cortázar), de angustias juveniles (
despertar sin ti es una razón para seguir durmiendo), cargadas de dramas (
adiós inmadurez, mi vida le pertenece al mar) y desencuentros amorosos (
los filósofos siempre terminan solos) pero no eran excesivas, se conjugaban con realismo (
el amor es una empresa capitalista) y también sensatez y crudeza (
los artistas verdaderos están todos muertos y yo no seré la excepción), canciones donde reflexionaba y nos exponía su sensibilidad (
Puedo ser un cuadro, un retrato maldecido con colores fracasados) y con las que era fácil identificarse. Uno de los mejores discos de ese año. -Por agirofobia, eso diré cuando me pregunten por qué dejé la banda, me dijo alguna vez entre los
jajaja de una conversación de facebook. Agirofobia es el miedo al cruzar la calle.
Una de las canciones de esa etapa, La agonizante
Así era yo antes de morir fue la primera canción a la que presté oídos. Me fulminó con su convalecencia amorosa. Aquí la referencia a la muerte es angustiante. Y por ese fluido navegamos también en Mar Muerto. Estas canciones tienen mucho significado para mí y simbolizan una época tormentosa de mi vida, advierte ella en un correo para los amigos. Este álbum es en honor a la memoria de Ingemar Sjöquist y Daniel Olmos, mi padre y mi abuelo, quienes atravesaron el mar muerto mientras lo grabábamos, nos indica en el arte de los créditos del LP. Y nos da la bienvenida con el sonido del mar, que está presente en todo el disco. Si hay un protagónico acá es el sonido de las olas y los fantasmas. Mar Muerto es un testimonio diáfano en el que nos sumergiremos por su conmovedora belleza y que encuentra uno de sus momentos más intensos en
Preludio, tal vez el mejor tema del disco y el que más nos acerca a su primera etapa. Las personas que amamos dejan huellas y después de eso queda su figura fantasmal en nuestras almas (
y quisiera regresar a cuando fui feliz…sin tus manos en la arena, sin tus huellas, sin tu nombre, sin tu idioma, sin tu voz pero sobre todo sin mí). Sobre todo sin mí.
Pero también es un disco paisajista y la presencia del mar es todo lo contrario a lo que remite el título del disco. Es notorio, enérgico, por momentos abrupto. Las olas rompen, vienen y van, nos zambullen, nos devuelven a la orilla y nos sumergen con fuerza. Creo que ahí radica la belleza del álbum. En ese juego sonoro, que pensado o no, se enriquece la experiencia de Mar Muerto: Las canciones son las que realmente contextualizan la escena. La lírica de Cancioneira con claras referencias a la ausencia (Labios Motores, Ausencia, V), la melancolía (Hacía mí), la imposibilidad de la memoria (Lluvia, Pavimento), la necesidad de reconfigurar el pasado para salvarse del presente (Preludio) continua siendo breve y contundente, arranca suspiros y recuerdos, sensaciones y reflexiones, es una invitación a sumergirse con ella. Además la producción de Yoconvoz Discos es fundamental en el nuevo sonido de la artista, salpica de coros fantasmales y una musicalización que remite al viento que sopla en los días finales, nos guía tras los surcos que dejan los movimientos marinos y revelan las heridas, el estado de ánimo en el que hasta lo más vital ha dejado de significar algo.
El único punto débil es
Labios Motores, la cual me produjo cierta desazón al iniciar la escucha del disco. Creo que los primeros segundos no poseen la sutileza vocal característica de Cancioneira; sin embargo, reconozco que es un punto muy subjetivo. Aún suena en mi la delicada entonación de la versión primaria que aún podemos escuchas a través de su
soundcloud. Pero, vaya, pues que es un temón a pesar de todo. Desde el saque nos sumergimos en un estado de ánimo. En un golpe con forma de imagen que deja una tristeza inacabable como las noches polares.
Mar muerto es una producción venezolana-argentina grabada en Isla Dorada y producida en Buenos Aires que se proyecta a tener una edición en formato físico que espero se concrete y ojalá en una versión única que pueda integrar las pistas del EP lanzado por el sello venezolano Entorno Doméstico una semana antes. Los lados B de ese corta duración complementan a la perfección el conjunto del disco y nos devuelven a la Cancioneira más folk. Hay temas excelentes y desde el que se abren algunas preguntas como por qué para ella el mar es el paisaje prohibido. Necesario.