Aldo Benítez, un argentino perteneciente al circuito de música electrónica desde hace ya varios años, hizo entrega de Tonelada, su segunda placa, en Noviembre de 2012. Parecerá entonces una historia tardía, no solo por los meses que han transcurrido desde su estreno, sino porque es apenas con este álbum, que hemos tenido la fortuna de conocerle. En 2007, específicamente, hizo su debut con El portafolio sin peso, pop matemático hecho en casa, seguido de un imperdible álbum de remixes llamado El portafolio sin un peso, publicado en 2009 y con el cual conserva una simbiótica relación.
Antes de entrar a diseccionar su última producción, vale la
pena tomarnos el tiempo de trazar una retrospectiva y conocer el sonido que el
artista ha explorado, uno que se mueve inquietamente entre la electrónica
minimalista, el ruidismo y el rock. Su lírica atañe principalmente a las
relaciones humanas, en sus rupturas y complicaciones, explorando de manera
espontánea el sentir humano, letras que bien podrían ser conversaciones, o
pensamientos, que aparecen mientras recorremos las calles de nuestro cotidiano.
Para ponernos al día, rescataremos dos canciones de aquel trabajo previo. Por
un lado Sumisión, una breve y
desprejuiciada pieza de su álbum debut,
y en seguida un remix realizado por Djs
Pareja para la canción Encanto, canción
que nos ha puesto a bailar desde la primera escucha.
Ahora bien, aceleradamente entrados en materia, saludamos a
Aldo en Tonelada, su última
realización. Dos nombres femeninos integran la nómina, Javiera Mena y Rosario
Bléfari. De hecho, gracias a Efecto,
la canción que comparte con la cantante chilena, llegamos a conocer el trabajo
de Aldo, para enamorarnos perdidamente. Amigos que se han alejado por
malentendidos es la historia que se expresa con sutileza y hasta dulzura, en la
canción que para nuestro blog estuvo entre las mejores del 2012.
Un ambiente de optimismo envuelve al álbum, Cómo me siento hoy es una pieza donde
Aldo recrea ambientes apacibles, recostarse un rato en la hierba del parque que
cruzamos a diario, “Así quiero sentirme
hoy, así me siento”. Aun así, esta tranquilidad contrasta con temas como la
pérdida y separación, presentes en distintos momentos del disco. En Pasan los hombres el individuo hace una revisión
de las relaciones tejidas en el pasado, la manera en que cada personaje ocupó un
tiempo y espacio, y así se cuestiona sobre la relevancia que él mismo pudo tener
en la existencia ajena, preguntando: “¿Qué habré sido en su paisaje de un instante?”.
Largo aliento y Despedida musicalizan el adiós. A través
del sonido, Aldo interpreta la sensación de aturdimiento ante una decisión de
ese calibre, un ritmo confuso acompaña nuestro trance. El otro día, por su parte, aporta la cuota de rock para el álbum y habla del conflicto sentimental desde en una divertida anécdota. Otra canción sobresaliente
es Amor libre, la herida abierta en el
disco, una narración pesimista sobre el afecto: “Ya no me incomoda el silencio, la confirmación es menos dura que la
sospecha, que la intensidad del rechazo. Tantas manos marean, y el romance, la
cita eterna”, relaciones triviales, inestables y deshonestas han alzado un
panorama desolador, el estar inmóvil en una fiesta donde todos parecen
divertirse.
Aldo nos despide con Falta,
una vaga melodía que cree despistarnos del mensaje más importante en el álbum:
la sensación de inconformidad, la ansiedad perpetua. “No es una pregunta, es un aviso. Compartimos el dolor de estar vivos,
qué se yo”. Así, mientras anuncia el final de otro valioso eslabón en su
búsqueda creativa, reitera la visión del sentido de la vida por medio de las
relaciones humanas, la construcción del yo a través de quienes nos rodean,
aquellos que como nosotros, siempre están de paso.
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