Jessy Bulbo ha sabido mantener intacta su imagen de Riot Grrrl a través de los años a pesar de reinventarse en sonido con cada disco. En el curso de su carrera ha valido más la elocuencia y el desmadre que otra cosa. Más allá del género, o de una postura política concreta, esta mujer es un verdadero ejemplo de temple cuando de mantener su bandera ondeando se trata. Con su anterior disco, el polifacético Telememe nos descubrió varios pasos a seguir, desde el experimental e introspectivo hasta el más des-prejuiciado y "bandero" con la ya clásica La Cruda Moral, un himno generacional que destapo cada que quiero dejarme llevar por la auto-burla.
En esta nueva entrega Jessy nos da más de eso que personalmente adoré de su disco anterior. Retomando los sonidos del mítico Re de Café Tacvba, o valiéndose de los giros de producción de Toy Selectah (ex Control Machete), Jessy nos entrega su disco con más sabor al México alternativo de los noventas. El gustillo a banda punketa, a ranchera viciada y a tex-mex se encuentra en cada corte de este disco. Mientras que las letras, cada vez más afiladas, recorren pasajes de desilusiones, desesperanzas, enamoramientos, seducción y liberación. Pero esta entrega no es accesible a primera escucha, bajo la condición de vencer el tono pueril de la voz de Jessy y las estructuras de rondas infantiles y trabalenguas de muchas de las canciones, más bien, si perdemos el prejuicio, lo que nos aguarda es el descubrimiento de una joya del pop contemporáneo y una gran condensación del espíritu independiente del 2015.
Cuenta la leyenda que el primer single del disco, la merenguera Cuando Ríe, fue considerada para difusión radial en Estados Unidos y México pero por culpa de la Payola este cadencioso número no se convirtió en el mega hit que el género necesita para convertirse en la sensación que la industria ha venido aplazando por varios años. Pasada la polémica (que se joda la Radio), es claro que para que un disco guste debe tener varios singles destacables y este en su haber cuenta con al menos seis. Fue el turno entonces de la desparpajada Alma Traviesa con la que Jessy supo presentarnos el personaje que encarna en esta entrega, una chica que conoce sus herramientas y está segura de seducirnos con ellas.
El recurso de instrumentos tropicales es un gran agregado al hechizo que Bulbo conjuró para nosotros. Por las canciones se pasean congas, redoblantes, maracas y trompetas con temple que a la postre se convierten en el elemento de recordación del disco: anuncian la cortísima pero certera Asegun, con ese dejo a pesar y reproche, y hacen las veces de sintetizadores en la power balada Hasta Siempre. A lo Juan Gabriel, Jessy entona uno de los himnos de desamor de la década; conscientes de la derrota sentimental nos unimos al coro enfermizo: “hasta siempre y pasa siempre mi más grande amor, con el tiempo y la distancia me sentiré mejor”, mientras los trompetazos certeros crean la atmósfera adecuada para seguir el ritmo de una melodía perfecta, pop sin mayores prejuicios pero consciente de su grandeza y su capacidad de recordación.
Changuemonium parece ser la consolidación del lado animal de Jessy. Aquí los changos que se pasean orondos por las canciones nos dejan lecciones bastante aplicadas por esta generación. En No es para tanto se juzga la monogamia, y en la poderosa Sabes Que se mandan las relaciones a la chingada de una buena vez: “Porque ya sé que cuando estoy enamorada me la paso de guardada y no me salgo a divertir” y “echen los cohetes”, la fiesta se prende casi al cierre del disco y es imposible resistirse, los "hooks" de banda y los instrumentos del trópico crean un estado de abstracción único en el conjunto, un éxtasis bailable que tiene lo suyo para pegarse a tu cabeza por semanas.
Diez canciones son suficientes para firmar una entrega como esta, aunque su exhibición sea tan kitsch y sobre-cargada, el tiempo de escucha no reprocha nada y lo que se disfruta y recuerda sobrepasa los límites auto-impuestos. Changuemonium es el hogar de changos y de una mujer liberada, un cancionero pop por el que sus contemporáneos matarían (esa va para Gepe), un imprescindible del año en curso que nos devuelve una de las figuras más creativas y desparpajadas de la escena, una eterna punketa que trasciende su encasillamiento y mantiene su vigencia y relevancia de cara a una industria y para el placer del que se anime a darle play a este endemoniado cancionero.
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Pesimo
ResponderEliminarEs una sabrosura!!
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