Algo le han puesto al agua de Mendoza, que de un momento a otro nuestros timelines de Facebook empezaron a plagarse de lanzamientos discográficos de allí provenientes. En efecto, la escena musical de esta ciudad argentina al pie de la cordillera de los Andes está pasando por uno de sus momentos más prolíficos. Curiosamente, no es tanto la cantidad de músicos, como sí la calidad de sus producciones, lo que define la dinámica de este circuito: una buena parte de sus bandas comparten integrantes y, si no es así, alguno de ellos tiene algo que ver en la producción del álbum de otro de sus colegas. A lo que en la mayoría de países iberoamericanos llamamos “apoyar”, en Argentina recibe el título de “hacer el aguante”.
En la delantera de este “aguante” se ubica Luca Bocci. Asiduo colaborador de proyectos como Perras On The Beach y Usted Señálemelo, Bocci ha decidido lanzarse al ruedo con Ahora, presentado hace menos de un mes. A lo largo de sus 10 canciones, todas ellas portadoras de un dejo melancólico, vamos transitando por variados relieves emocionales, desde picos y saltos de euforia hasta mesetas de contemplación y pausa.
Casi como si ingresáramos al universo visual de Studio Ghibli, la Intro nos va arrastrando cautelosamente hacia los acordes de Danza, momento en el que, como espectadores, nos ubicamos en el centro del ritual: “Danzan / todos hacia vos”. El éxtasis se va diluyendo lentamente hasta que, luego de una cuidadosa transición, Bocci nos deja en manos del pianista Carlos García y su versión de La raqueña del legendario Atahualpa Yupanqui.
En los sucesivos temas del disco, Luca Bocci manifiesta sin tapujos que ha sabido erguirse sobre hombros de gigantes: no podemos ignorar la enorme influencia de Fito Páez en canciones como Era de Piscis y Perla (que nos remiten a la producción temprana del rosarino), o el ya mencionado coqueteo con ritmos folklóricos (rioplatenses y cordilleranos) que definen el pulso de canciones como Detener y No tiene nombre. El valor agregado, si se quiere, corre por cuenta del lugar desde el cual Luca se sitúa para componer sus melodías. Ahora, el track que da nombre al disco, reconstruye la imagen de un músico en su habitación junto a su guitarra y su laptop, a la vez que se apuntala como manifiesto artístico personal: “Y mis canciones ya no son complicadas. / Me cansé de huir de mí. / Esta es la prueba de que todo lo que hago está bien.”
Puede que Fūjin ama a Raijin condense el cargamento conceptual del disco. Fūjin y Raijin, dioses del viento y el trueno en la mitología japonesa, respectivamente, evocan una irreconciliable dualidad que sólo el amor puede diluir. “Desvaneceré tu necedad de tormentas y entregado en mis sábanas te dormiré y robaré tus tambores, para que no lluevan rayos sobre mí en las mañanas”. Con tanta energía concentrada Luca Bocci nos entrega Ahora, una oda contemporánea al carpe diem de los romanos.
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