Seguimos adentrándonos en los interesantes pasajes del Indie ecuatoriano. Esta vez de la mano de una banda que a base de trabajo constante se ha convertido en uno de los principales referentes de la escena independiente de este país. Con varios discos y EPs bajo el brazo es innegable reconocer su trayectoria y la evolución que los lleva a dejar de lado la experimentación electrónica, abundante en su largo Malditos villanos pixelados, ganando en la consistencia de su ultimo EP de re-ediciones, Lado C, del cual extraemos la grandiosa UIO, la cual parece ganar eco en muchas de las canciones que conforma Caos, editado a principios de este joven 2011.
Can Can logra en Caos acercarse a las raíces del pop-rock con claras influencias de la década de los noventas. La experimentación que reinara en sus anteriores entregas ha dejado el camino abierto a una etapa más orgánica, resumidos los instrumentos a la guitarra, el bajo, la batería y el sintetizador; dando prioridad a las armonías de voces y a las letras que rosan los límites de la "oscura canción de rock pesado" con alusiones a los miedos y a los enemigos invisibles. Cabe resaltar que el título del disco no hace justicia a las pistas que lo conforman, de hecho las cuatro letras parecen ganar nuevo significado, despojado de complejidad y desorden, las canciones se leen tan directamente como dos consonantes atravesadas por un dictongo, acá prima la harmonía sobre la simbología.
En Caos, Denisse Santos hace un trabajo formidable liderando las voces; básicamente ilustra lo que es ser la frontwoman de una banda de rock en su forma más pura. Sin embargo, este no es un disco vocal; cada instrumento logra un papel principal en la ejecución de canciones de alto contenido eléctrico, fuertes paisajes sonoros perfectos para un amante del rock melodioso y de buena calidad. Canciones como la hipnótica Tiempo y la fulgurosa Pesadilla son una gran forma de abrir un disco y corroborar mis postulados. La mala influencia con un encanto "Aterciopeladezco" se convierte en otro referente de las buenas melodías de rock-punk que encierran las canciones más fuertes del disco.
Sin embargo no todo es color de rosa como lo ilustra la portada, en Caos encuentro más de una canción que muchos llaman de “relleno”. La mayoría de ellas son tracks lentos que restan la velocidad que sugiere el título del disco. Tres de ellas van después de la excelente Al mar y finalizan en el track de cierre Pequeño Can que aunque sigue la tónica baladezca de los últimos tracks, reúne más personalidad y mejor composición que sus similares dentro del disco.
Los grandes destacados del material son los singles, el homónimo Caos y la viajosa Al mar. La primera es un punk melódico con claras referencias políticas (“Si esto es Cuba o Venezuela o la Rusia setentera, ¿qué vamos a hacer? nos bombardearan tambien?”) y religiosas (“De pronto Dios, de quienes claman ser sus hijos se olvidó”) que ganan cierto enfoque teatral y experimental hacia final, en resumen un track exquisito cuyo encanto reside en la temática y la estructura. Sin embargo este nivel de criticismo metafísico también es evidente en el tema Un ente así, con claras alusiones a un monstruo bíblico que a diferencia de la bestia, esta es un producto humano que sale mal. Antes de llegar al track estrella, vale mencionar el encanto de una canción como 1 12 25 que presenta una estructura melódica deliciosa con unos bajos acentuados y un desenvolvimiento vocal muy destacable, una pieza que poco a poco se va convirtiendo en favorita gracias a la escucha constante.
Entonces llega un track como Al mar y se baja la dosis eléctrica para dejarnos con el momento más pop del disco. La pista la comanda una alucinante guitarra acústica que hace juego con un “Vamos vamos a caer” hipnótico y sugestivo de Denisse.
El plus del disco es sin duda el artwork. Vale mencionar que no soy muy amante del rosa, no tanto por su valor simbólico sino por su connotación social, no sé si se entiende mi idea, pero el encanto del empaque del disco y las ilustraciones del librillo convierten este material en una pieza deseable. Algo que me pareció curioso al ver el disco en su forma física es que tiene un pequeño stiker con el nombre del productor, Ken Stringfellow (Posies, REM), además de dejar explicita la procedencia del sonido pulido del disco, es una forma de agradecimiento y un voto de confianza a la labor del productor cuyo reconocimiento se reduce cada vez más con el advenimiento de la distribución digital.
Abrazando sus influencias y encaminando sus esfuerzos hacia un sonido más refinado, Can Can ha logrado regalarnos el que podría ser su disco más completo hasta la fecha. No estamos hablando de un sonido acabado ni de un trabajo finito, sino de la constante evolución y de la búsqueda de nuevas formas de expresión en la escena ecuatoriana, que al igual que la de muchos de nuestro países se encuentra en constante cambio debido en parte a su juventud, algo que aunado a la buena ejecución de los medios podría convertirse en el detonador para que esta banda logre la internacionalización y el estándar de icono en su país. Estamos atentos y oyendo más de Can Can, cambio y fuera!
El Tracklist:
1 Tiempo
2 Pesadilla
3 El Fin
4 KKK
5 1 12 25
6 La Mala Influencia
7 Un Ente Así
8 Caos
9 Valles
10 Al Mar
11 Extraño
12 Escopolaminame
13 A Donde Voy
14 Glándulas
glándulas y escopolaminame también so excelentes canciones
ResponderEliminarlos temas acústicos finales del disco tambien me parecen muy buenos, me parece un poco exagerado tildar de "relleno" a esas canciones.
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