De Santa Madero ya hemos hablado en un par de ocasiones anteriormente. Joven banda peruana cuya dosis de misterio y efectividad ha logrado generar cierto revuelo en cualquier asiduo oyente de nuevas propuestas latinoamericanas. Al quinteto se le podría denominar como sencillo y complejo simultáneamente, siendo creadores natos de buenos singles pero que requieren que el oyente decida entrar en este mundo de letras enigmáticas y sonidos etéreos. Por poner un par de ejemplos que terminen de redondear la idea, el pop que ejerce Santa Madero no goza de la misma inmediatez que propuestas tan dispares entre sí como Suerte Campeón o Princesa Alba.
La banda bien podría pasar como unos estudiantes de la
historia del pop moderno puesto que siendo tan jóvenes han podido descifrar un
problema que muchos otros proyectos musicales no han podido en años de carrera:
dominar sus influencias en vez de terminar siendo deudores de estas mismas. En Cámara, su más reciente canción, los
encontramos consolidando la identidad enigmática que han ido forjando pero a la
par dando un paso adelante al mostrar su lado más extrovertido a la fecha. Una
de las contradicciones más placenteras que vamos a encontrar este año. Aquí hay
tanto de psicodelia moderna y funk como
también synth-pop y quizás un poco de
pop retro japonés, mezcla de géneros que exige al oyente lanzar unos cuantos
movimientos en la pista de baile.
Pero pese a lo dicho, quizás el verdadero punto alto de esta
nueva canción sea notar que el quinteto está divirtiéndose cada vez más con sus
procesos creativos, hallando soltura y no perdiendo aquella identidad que en un
inicio hizo que les tomemos interés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario