Los sutiles giros que El
Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco ha maquinado para su reciente
single son una de las más gratas sorpresas que nos deja el fin del segundo
tercio del año. La banda chilena, fenómeno de culto dentro de varios
países sudamericanos, decidió crecer, venciendo satisfactoriamente los retos
y temores que conllevan esta misión. ¿La mejor parte de ello? el no perder
la esencia por la cual en un inicio nos sentimos atraídos por ellos.
El Fuego, como
la banda ya ha mencionado, es una noble canción sobre pasión y consistencia.
A diferencia de otras canciones que recurren a este contenido lírico, los chilenos
cambian la urgencia a favor de una calma más propia de la melancolía andina,
otorgándole un romanticismo sudamericano que sirve de escapismo a la dominante
influencia del pop anglo. Es notorio también el uso del dembow en el apartado rítmico, influencia obvia al oído pero no carente
de sutileza. Sumado al ya mencionado uso del huayno, la banda elimina varias fronteras que no tendrían que existir
dentro de la moderna música popular latinoamericana. La mezcla de ritmos suena
natural, como si se tratara de una unión predestinada, siendo quizás está la
clave que termina de vendernos a El Fuego
como una gran canción.
El Cómodo Silencio nunca ha sonado tan calmado y seguro de
sí mismo como ahora, lo cual en parte se debe también a la búsqueda de un mejor
sonido. Quizás haya quienes extrañen aquel ruidismo y sentimiento crudo
escuchado en Run Run, pero nadie
puede negar que El Fuego es el mejor tipo
de madurez que le pudo ocurrir a la banda. Un sonido orgánico, de identidad
propia y con filo pese a su tranquilidad.
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