sábado, 24 de agosto de 2019

Babelgam - Mar de Hiladas (2019)




Hablar de Babelgam es hablar de un proyecto artístico relativamente corto pero revelador. Reciente para los ojos del mundo y de la escena independiente bogotana, pero seguramente maduro y cuidadosamente curado dentro de las mentes de estos cuatro músicos capitalinos. Es una de esas bandas que trascienden el plano musical, para adentrarse en búsquedas que van desde la fotografía, el diseño, el cine o la literatura.

Babelgam nos presenta su primer y más reciente trabajo, un EP de seis canciones titulado Mar de Hiladas. Su sonido es descrito por ellos mismos como un doompop y dolor cachaco (dolor bogotano), y no hay mejor descripción para referirse a lo que se siente escuchar sus canciones rasgadas por el dolor y las angustias contemporáneas. Al escucharlos nos adentramos en un viaje de flagelos, al mismo tiempo que empezamos a divagar entre lo que es real o no. “Este disco habla introspectivamente de cuatro bogotanos perdidos en este mar de hiladas”, según Juan Tuaty, Eduardo Quintero, Adolphe Beltrán y Nicolás Cruz, los artífices.

En Mar de Hiladas vemos condensado el trabajo que se empezó a develar desde el año pasado con Materia Oscura, el primer sencillo que lanzaba la banda y que ya nos presagiaba un sonido particular dentro del nuevo movimiento del rock independiente colombiano, que se refrescaba con bandas como Margarita Siempre Viva, Las Yumbeñas o Nicolás y Los Fumadores, etc. Una escena que, aunque le falta mucho, cada vez se ve más consolidada con la apertura de nuevos públicos. Dentro del Mar de Hiladas navegamos en notas postpunk y surf que recuerdan a bandas como Iceage, The Buttertones o a los Growlers.

Siguiendo el orden del disco, Hikikomori es la primera canción, y es un despliegue de energía incontrolable que vomita las vivencias de una persona que padece o padeció el asedio de trastornos como la agorafobia o la fobia social; la canción es una contradicción que invita al pogo, al baile y al contacto directo con otras personas, pero al mismo tiempo te invita a encerrarte. Hikikomori es la palabra japonesa para describir al tipo de personas que desisten radicalmente del contacto social. Realmente hay algo mágico en todo esto, y es que hablando de ensimismamiento y de la complejidad que esto conlleva; su música, y la música en general, te permite salir del aislamiento cuando la compartes o vas a un concierto y encuentras a otros bichos raros haciendo lo mismo. 

Materia Oscura se presenta a un ritmo más pausado y melódico, ésta canción, apta para la pista de baile o para ir montando en patineta, nos atrapa con la voz gruesa, oscura y profunda de Juan Tuaty; vocalista y guitarrista de la banda. Escuchar esta canción es como estar en una travesía pop con algunos saltos de rudeza, quizá sea el tema que más rasgos inscribe en el sonido alternativo latinoamericano encontrando sus raíces en bandas como Soda Estero o Los Prisioneros

Viaje es la primera sorpresa del EP, puesto que hace parte de los temas inéditos junto con Hiladas y Túnel, es el tema que más se diferencia del resto del trabajo. Una historia aparte de una persona que busca algo o a alguien, pero que cada vez se adentra más en sí misma. De la misma manera Viaje al ser un tema tan diferente, no encuentra su lugar dentro de la historia de este EP y aunque no encuentre la cabida es una canción con la identidad del rock alternativo bogotano que en algunos puntos, recuerda a bandas como La Derecha o a los Ciegossordomudos.

A Danza de Agujas ya lo habíamos escuchado unos meses atrás, fue el último sencillo antes del lanzamiento. Y desde el primer arpegio se avecina la sensación de estar sumergido en un mar de angustias y ansiedades. Es una pieza pegajosa y de nostalgia postpunk, al mejor estilo de Él mató o El Último Vecino. Ya es un himno de la banda: “giró, giró…giró”. 

El último tema de Mar de Hiladas es Túnel y es una serendipia por completo, dentro del filo de sensaciones que es este EP, es inesperado encontrarse con esta canción, que es una mezcla de muchas cosas buenas y difíciles de describir; de una energía y un poder como del hard rock y el stoner pero a la vez con una delicada melodía en los acordes que acompañan el coro. Aquí la voz de Juan se desgarra aún más y nos regala ese pegajoso estribillo que no se hace esperar más para ser escuchado en vivo: “El sol no alumbró, el rojo de su vestido la ahogó, sus ojos rasgados como su corazón, sus ojos rasgados como su corazón.”

Babelgam nos presenta sin lugar a dudas, uno de los mejores trabajos musicales en lo que va del año dentro de la escena del rock independiente en Colombia, no sólo nos deja seis piezas musicales de buena factura, sino que nos entrega unas piezas visuales de un gusto muy afinado. Seguramente estaremos muy pendientes de lo que va a seguir. Si quieren escuchar cómo estos cuatro cachacos se mueven y sienten esa Bogotá infinita, no dejen de escuchar Mar de Hiladas, disponible ya en las acostumbradas plataformas.


Babelgam
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miércoles, 7 de agosto de 2019

Suerte Campeón – La Edad No Me Deja Pensar (2019)


Lo nuevo de la joven banda peruana Suerte Campeón se ubica en el cruce de muchos caminos. Una mezcla de emociones y sentimientos que en su frontalidad se vuelve uno de los retratos más sinceros acerca de la juventud en las grandes ciudades de América Latina, algo que se intuye desde el título de la producción. Bien se le podría denominar como la versión rock de aquel “llorar en la pista de baile” que nos suelen brindar otros géneros musicales.

La Edad No Me Deja Pensar es una colección de historias sobre autodestrucción a todo volumen y esperanzas en perfil bajo, una especie de exorcismo en clave indie rock y emo que bien puede convertirse en el dedo en la herida o el alcohol que la cicatrice.

El sentido del humor de la banda (¿o quizás descaro?) se hace notar desde la primera triada de canciones sin contar la breve intro. La primera, Mala Suerte Campeón, suena tanto a una declaración de principios como a burlón autodesprecio, dando un inicio festivo a gritos de “Todos los días pisas mierda / todos los días te caga una paloma”. Las dos canciones siguientes manejan cierta similitud de contenido, redondeando la representación de una juventud que lo tiene todo y al mismo tiempo se siente vacía (nótese aquel “acabo de chocar el carro de papá / me va a matar la la la”).


Cambio de rumbo se da en la segunda triada. La Flor adopta el rol de balada con algo inocentes referencias románticas a mariposas y flores, siendo el momento de mayor calma hasta el momento. Rayo Lento es indie rock de sonido y letra esperanzadora (“Rayo Lento, buen amigo / no dejes de sonreír”), un buen punto de contraposición al rol central que ejerce La Edad No Me Deja Pensar, canción que escala rápidamente hacia aquel llanto ahogado propio de toda confesión. Quizás la canción más dura en el disco.

El lado B mezcla ambas facetas que la banda previamente expuso, pasando de canciones sobre el mundial de futbol hacia traumas familiares como si se tratara de un salto de tema en una conversación de amigos cercanos. Mención especial merecen canciones como No Es Tan Fácil Dejar Todo Atrás como otro momento de confesión desgarradora y Consumir Porquerías, un lapso de lucidez que en su última línea nos otorga el momento más real de la producción (“por favor, perdóname”).


Si Carolina Durante este año se convirtieron en los chicos lindos de la escena rockera iberoamericana, Suerte Campeón representa a los olvidados, aquellos que no tienen frases ingeniosas para cada situación pero que terminan cubriendo de humor sus fatalidades para poder sobrevivir. Aparte, si tomamos en cuenta que estamos en una época donde un gran número de proyectos jóvenes parecen preferir crear “moods” en vez de atreverse a explorar directamente lo complejo en las emociones humanas, lo nuevo de la joven agrupación peruana es aquel tipo de despertar que muchos buscamos en la música contemporánea, lo cual lo convierte desde ya en, por lo menos, uno de los discos peruanos imprescindibles para el presente año.

No es una obra fácil a la cual enfrentarse, pero en su brutalidad hay un pequeño espacio para la culpa y miedo, otorgándonos la empatía necesaria para por momentos pensar“same, Amigo”.


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