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viernes, 30 de octubre de 2020

Re: Cinco canciones de Valentina Fel


RE-visitar / RE-scatar / RE-comendar / Hoy nos vamos a remontar a los origines de este medio. Al momento exacto en el que los pop advancers marcaban los estándares de lo que luego juzgaríamos como gustos adquiridos.

En el ocaso de la década de los 2000s apareció en la escena el disco homónimo de la chilena Valentina Fel, con un acercamiento poco ortodoxo a la canción popular. Incluso antes de que el PC music se pusiera de moda, esta chilena ya lo estaba exprimiendo con sus letras crudas e irreverentes, en una especie de hip-trónica urgente y estridente, cual presagio de un mundo distópico.

Lamentablemente las exploraciones de Fel no superaron la edición de este disco, y cómo tantos genios fugaces, supo brillar para unos cuántos en su momento, dejando una estela que al día de hoy sigue iluminando nuestra colección de hits infravalorados. 

En una especie de justicia poética, rescatamos cinco canciones del repertorio de la corta pero interesante producción musical de Valentina Fel. 

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Sin Control mi diversión:
"Nadie que me escuche dice nada. El vacío se concluye, sin control...". Un presagio, una alarma temprana de los alcances y los riesgos del Internet. El espanglish que reina en la composición tiende a encriptar algunos mensajes, pero la esencia está ahí. Sin control mi diversión es extremadamente divertida, armada bajo la estructura de un hit popular con sintetizadores inolvidables y ganchos ineludibles en cada giro, ese "Maquinamenin tu matrix, tu matrix" mantiene la misma fuerza de la primera escucha, esa sorpresa momentánea, ese gusto temprano, ese hit absoluto.

 

Acapulco: 
El discurso apocalíptico llega a su punto más alto en Acapulco, una pista cortísima y certera que encuentra su leitmotiv en una frase que escuchamos casi al cierre: "El pánico es su ritmo". Sin tiempo para respiros, esta canción recoge la crudeza, el mensaje directo a los oídos del oyente. Sin puntos medios, la mezcla se mantiene siempre arriba obligando nuestra reacción, unos pasos de baile y algunas frases que van calando por su fuerte carga política.

 

Circo podrido:
Esta canción arranca con una improvisación en balbuceos, como quien maqueta la sólida composición que vendrá. Un coro firme se desvanece en los mismos balbuceos de la introducción, pero no hay que dejarse engañar, los mensajes aquí son más claros y personales, ya no se trata sólo del mundo retorcido que estas canciones retratan con fidelidad, sino también de los efectos nocivos del caos en el ego de la artista.

 

Lo que me ataca:
El hit definitivo, la canción más upbeat del conjunto y un verdadero himno de resiliencia. Lo que me ataca es el momento más pop y luminoso de las composiciones de Fel. "No dejaré que ese verbo maltrate" brilla como el emblema de esta canción cuyo único objetivo es convertirse en un polo a tierra, entre el caos y la violencia que nos saca del eje. Lo que en principio podría parecer una búsqueda naïve, con las escuchas cobra cada vez más relevancia gracias a una mezcla que se mantiene siempre vívida y que nos invita a despejar la mente improvisando pasos de baile. El momento en el que la letra, la música y el cuerpo se fusionan es cuando todo cobra sentido.

 

Chicos listos juegan raro:
Esta canción no pertenece al disco de Valentina, sino que fue su carta de presentación en el proyecto Efectos Espaciales (2008) del también chileno Pol del Sur. Un disco que contó con las participaciones de Jorge González, Javiera Mena y Pedropiedra. Aquí evidenciábamos los intereses y los temas que luego alimentarían el debut de Fel, y su capacidad para llevarnos de viaje con sus rimas ocurrentes y sus juegos rítmicos. Es un reto escuchar esta canción sin prendarse de su magnetismo: "Emerger, flotar, ceder" se ha convertido en nuestra instrucción favorita y en una máxima para los tiempos que corren.

 

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Si quieren alguna de las canciones en formato emepetres, escríbannos al correo contactoelamarillo@gmail.com /// No tenemos las versiones del disco, solo algunas pistas sueltas que hemos rescatado de la Internet. Si tienen más data sobre el paradero de Valentina, no duden en pasar la voz. 

lunes, 7 de septiembre de 2020

Re: 107 Faunos con Las Ligas Menores - Pico Tres


RE-vivir / RE-visitar / RE-comendar /  En la revisita del hit definitivo de 107 Faunos en colaboración con las infalibles Las Ligas Menores, nos decantamos por el carácter polifacético de su composición y sus valores narrativos. 

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Una buena canción es una hazaña temporal. Pico tres es uno de esos acontecimientos excepcionales que merece ser revisitados y estudiados cada tanto. Acercándose peligrosamente al límite de la canción popular para convertirse en una película o en un cuento, esta canción entiende a la perfección el valor de la narración, el efecto del coro/climax que no debe repetirse y la importancia de la instrumentación en la creación de una historia emocionante. 

Dos personajes, el vocalista/o el oyente y nuestra heroína misteriosa. Un set, "La mejor fiesta a la que fue", una incógnita, ¿Qué pasó la noche anterior?, todos los elementos servidos para una narración que nos moviliza en varios frentes: La inevitable nostalgia fotográfica ("Te perdí mientras bailábamos"), el terror inesperado ("Chica loba persigue la luna, uh, y personas por el pueblo") y la inevitable consecuencia catastrófica ("Confundida, sola, asustada, intenta recordar qué pasó"). 

Los detalles y referencias de la canción están a la orden del día y en lugar de valerse de imágenes recurrentes, se van a lugares poco explorados. Los localismos dan pistas de hacia dónde debemos dirigirnos cuando queremos dar sentido y valor a nuestro imaginario: "Metió un triple y mató a tres, de los populares" resuena como la segunda frase más icónica de esta pequeña-gran composición. 

El top sin duda es para el crescendo climático de su coro, que justo arranca en esta última frase que funciona como puente. En dos líneas subimos, aullamos, estallamos y volvemos a bajar suavemente. La forma en que se fusiona la onomatopeya de la chica lobo y el conector "y" es magistral, una liaison orgánica que funciona como pico de esta montaña rusa. 

Ya hacía el final, cuando nos quedamos con la frase de conclusión: "Noche de pánico", aún nos queda un minuto entero de narración que esta vez recae sobre la musicalización y unos chirridos que sirven de flashback y nos descubren la incógnita de la protagonista. 

Hasta aquí no sabríamos si lo que acabamos de vivir fue en realidad la canción más trepidante y circular de los 107 Faunos, el episodio de halloween de una serie adolescente ambientada en la Argentina contemporánea, o bien un cuento breve y emotivo; sobre todo, una verdadera proeza compositiva a la que volvemos siempre en busca de un poco de inspiración.

 

<3 <3 <3

jueves, 20 de agosto de 2020

Julieta Venegas - Bueninvento (2000)


Existen muchos discos sobre desamor y desahogo. Con el pasar de los años la lista se abulta tanto que a momentos su fórmula se torna repetitiva y gastada. Bueninvento encajaría perfectamente en esta categoría, pero incluso hoy, a 20 años de su edición sigue siendo un álbum imprescindible para corazones rotos. Lo irónico es que, a pesar de mantener su chispa intacta, este podría ser el disco menos explorado por los fans de la mexicana, y a la vez el más atesorado por un puñado de fieles creyentes. 

Después de un primer disco plagado de mensajes políticos, Bueninvento parecía el paso seguro hacia la consolidación de Julieta Venegas en el panorama alternativo de principios de siglo. Sombrío, reflexivo, agresivo y profundamente personal, al parecer poco accesible para las masas. la historia, sin embargo, terminaría poniendo todas las piezas en su lugar y dándole a esta exploración musical de Venegas, el carácter que en su momento parecía difuminado por la tibia recepción del público. 

Con estas credenciales no es extraño que, para muchos, en los que nos incluimos, este sea el mejor disco de Julieta. Y es que el salto entre Bueninvento (2000) y (2003) es abismal. Donde el primero sorprende por su eclecticismo, el segundo se simplifica y entrega un paquete más digerible. Entonces, ¿Qué es lo que hace de Bueninvento la obra maestra de Venegas?

 

Empezando por el apartado lírico, este disco ofrece las canciones más cripticas y ricas de su repertorio. Fe introduce este cancionero de despecho, cual tutorial para superar un rompimiento. Casa abandonada es una oda a la obsesión y la idealización romántica. En esta misma línea canciones como Enero y abril, y Salvavidas presentan una cara obtusa del amor. En esta última encontramos el aura que envuelve el disco, una especie de optimismo-pesimismo, que a momentos llega a ser perturbador: "Regálame obsesión, entrégame tu devoción. Para estar felices debo saberte mi posesión".

La titular Bueninvento y Seria feliz son la cara más expuesta del disco. En ambas se aprecia un ansia post-adolescente, nuestra eterna búsqueda de una idealizada felicidad. Ansiedades liberadas, estas dos canciones son el testimonio más fehaciente de la humanidad de la artista.

 

En el plano musical este disco no deja de sorprender por la cantidad de recursos empleados en su armado. Con la producción de Joe Chicarelli y Meme del Real, Bueninvento viene a ser el Re (Café Tacvba, 1994) de Venegas, un disco que refleja a la perfección las búsquedas de la música alternativa de finales de los noventas; aquí los híbridos entre rock, pop y trip hop son aderezados con detalles que enriquecen las composiciones de la mexicana. 

Entre la dureza de las letras y su contraparte musical, destacamos tres piezas que a la fecha se han convertido en las canciones más aguerridas del cancionero de Venegas. Voluntad, Siempre en mi mente, el imperdible tributo a Juan Gabriel y la enérgica Instantánea. Cada una explora a su manera el inseparable vínculo entre el amor y la pérdida, desde el desgano y el desprecio hasta la añoranza y la urgencia de la memoria.

 

Dicen que el valor de un disco se lo otorga la forma como envejece. Buenivento entonces es une jovencite atrevide que se mantiene vital y vigente a 20 años de su edición, funcionando cómo testimonio de un corazón roto, ansioso y furioso, que a la vez imprime una inusitada esperanza en el oyente. Revisitar este disco confirma que podemos superar nuestros demonios amorosos, avanzar y mirar atrás sin miedo de volver a caer.

 

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miércoles, 20 de febrero de 2019

Re: Rubio - Coral



RE-visitar / RE-cordar / RE-comendar / El RE de hoy es otro descubrimiento tardío, una suerte de embrujo automático que nos llega a destiempo pero que marca los momentos por venir.

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Tenemos especial fascinación por las canciones angustiosas, esas donde las voces se extienden y se mezclan con los coros hasta volverse ecos que fluyen por un cauce que puede tornarse en exceso emotivo o simplemente llevarnos por lugares inexplorados. Coral de Rubio es de esas canciones que se convirtió en favorita inmediata, aun cuando su corriente llegó un poco tarde a los radares de el amarillo. 

Rubio es el proyecto solista de la front-woman y baterista chilena Francisca Straube, una suerte de oasis electrónico que recoge mucho del trip hop y de la movida británica de los noventas, como de las corrientes de la electrónica contemporánea. Vale la pena repasar las pistas de su disco debut Pez para encontrarnos con algunas canciones destacadas, aunque ninguna equipara la fuerza de la citada Coral. 

Una letra entre lo gráfico y lo onírico nos promete iguales sensaciones e imágenes en la mezcla. Los ecos de los instrumentos crean la ilusión de profundidad y de allí arrancamos el viaje que de momentos se torna intimo e introspectivo, no es para menos, la voz de Francisca resuena con angustia y a la vez nos invita a seguirla a las profundidades de esta ilusión sonora coronada por metales triunfantes. Un triunfo que revivimos a casi un año de su lanzamiento, pero como es bien sabido, las buenas canciones nunca envejecen, y las que nos deleitan con su angustia merecen un lugar en el Olimpo.


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miércoles, 16 de mayo de 2018

RE: Rosario Bléfari - Estaciones (2004)




REvisitar / REcordar / REcomendar. Nuestra ocasional sección para acomodar algunas palabras de amor sobre discos que conocimos a destiempo y ahora atesoramos.

Una pena que en el amarillo no haya una sola reseña a Rosario Bléfari, y una sorpresa, pues sus canciones nos han hermanado en esta redacción y le escuchamos tan seguido que sin duda su nombre reluce en nuestro altar.

Pero no es tarde, a catorce años de su edición, decimos que Estaciones es uno de nuestro álbumes favoritos de la música en español, y que hoy suena tan fresco y pertinente como debió serlo en aquel 2004. En su atemporalidad nos refugiamos.

Distantes ya de la separación de Suárez, aquella formidable banda, y tras editar Cara (2001) un modesto disco de letras cortas y experimentación electrónica, la artista encuentra una fórmula más audaz en Estaciones. Ya su portada hace una declaración de intenciones, más pop no podría ser: círculos de colores a modo de persiana y una Rosario expuesta, en bikini y con expresión de alegría, posando como una buena modelo, una diva sobre un par de tacones. Y es cierto, en este disco están presentes tales adjetivos: feminidad, pop, sensualidad, alegría, liviandad, sin prescindir del espíritu punk, descarado y nostálgico de su figura en Suárez. Es esta conciliación de valores la que hace de Estaciones una obra maestra, la plenitud de Rosario en un encuentro consigo misma del que nos hace afortunados testigos.

Desde Exactos entendemos el sofisticado planteamiento. Confiada en su don de letrista, nos invita a celebrar las coincidencias en una luminosa melodía, “Tu modo de encontrarme / y mi descuido / provocaron sin querer / esta gran casualidad”.

Simple y desenfadada, en Vidrieras retenemos al instante otra letra: “No te importa que nadie te quiera / solo te interesa ver las vidrieras”, cuántas veces nos hemos descubierto cantando por ahí estas líneas quizá hasta contemplando vidrieras, el uso de un lenguaje cotidiano y la sencillez de los arreglos musicales nos acercan muy pronto a la música de Rosario, sus canciones en nuestros audífonos y de golpe estamos sumidos en poesía.



Pero si tuviéramos que elegir una sola canción en la discografía entera de Rosario Bléfari seguramente diríamos Estaciones. Piedra angular y título del álbum, en ella se emplea la conocida metáfora del nacimiento y descenso del amor como los tiempos climáticos. En sutiles cambios de ritmo y melodía, experimentamos la transición de la primavera al invierno en nuestro afecto, y confesamos el habernos identificado más de una vez con este himno. Con la misma ingenuidad de la canción, hemos sufrido el desamor como definitivo, para sorprendernos después con la certeza de volver a ilusionarnos. “Pensar que ayer creí morir / hoy parece que puedo seguir”.


Ningún mensaje y Cartas son canciones hermanas, la correspondencia sin respuesta, el suspenso, el hilo de conversación que se rompe. En su educación sentimental, Rosario nos dice que no hace falta lamentarlo, “Nunca es el fin / todo estuvo listo para seguir / y también para terminar”, y algo nuestro se ha quedado del otro lado. “Las cartas quedaron de nuevo hablando solas / te sigo soñando / no creo que esté mal”, dos canciones tan hechas para ser dedicadas y sin embargo están solo para nosotros, como un diálogo interior, ante la ausencia de interlocutor. “A lo mejor te confundió mi forma de ser”, “Quién sabe si entendiste alguna vez”, frases similares a lo que nosotros mismos hemos llegado a expresar torpemente.

Mediodía nos alivia con su groove sofisticado, en un guiño al funk recibimos esta letra optimista que mejor recrea la portada veraniega y risueña de Estaciones. Mientras Nunca nos envuelve en una misteriosa melodía, acompasada por las manecillas de un reloj y se eleva como una oración, “Que no termine nunca esta cuadra, esta noche, este aire. Que no se acaben los días, que nunca esté completa la felicidad”. Esta canción hace parte de 4 women no cry, un compilado alemán estrenado el año siguiente (2005) por Monika Enterprise y que reúne la obra de cuatro artistas femeninas alrededor del mundo. Allí también aparece otra de nuestras favoritas de Rosario, la gran Partir y renunciar.

Un disco de catorce canciones donde cada una es un tesoro. Tenemos a Inocentes, que en su ligereza nos entrega una clara sentencia: "Lo que no pasó sigue estando acá”, y a Mejillas que en su colchón punk nos llena de emoción al describir el recorrido de la sangre por un complejo sistema de ramificaciones hasta llegar a iluminar el rostro de nuestro ser amado.

Y qué decir de Convicciones, otro dulce himno, otra sabiduría, la vida que se sacude ante la llegada del amor. “Yo creía que ya todo estaba inventado de algún modo, ningún espacio vacío, todos repitiendo todo / pero cuando apareciste, perdí la fe que me sostenía / pero cuando apareciste, mis ojos vieron lo que no veían”, y es que si nuestra reseña está poblada de citas a sus letras es porque el pozo poético en Rosario Bléfari es tan hondo que las palabras sobreviven a la música, es posible aislarlas y atesorarlas como literatura. De hecho, una selección de ellas aparece impresa en el poemario La música equivocada, cumpliendo así esa verdad institucionalizada por Bob Dylan: el músico como poeta. La propia canción encierra también un cambio de cimientos, a partir del minuto 2:05 oímos como en Convicciones se desgarra la melodía y aparece el guiño a la música de garaje. 

Ya empezamos a agitar nuestros pañuelos de despedida. Viento helado es la última canción de Estaciones, y qué mejor. Un uh, uh, uh nos trae ese aire frío que impulsa al movimiento, como alimento para el alma, esta canción y este disco nos llenan de ímpetu, en una letra que no acabamos de descifrar sentimos un llamado, vislumbramos eso que llaman destino: “a veces creo que es preciso conocer, lo que se pierde en una tarde, lo que se gana de una vez”Dani Umpi tuvo el honor de recuperar estos tesoros en un disco En vivo en Casa Brandon (2017) interpretando junto a Rosario canciones de uno y otro repertorio, en un velada que esperamos se repita.



Del 2004 al día de hoy han llegado otras canciones, la misma Rosario ha editado magníficos álbumes y nos alegramos de saber que su sed no se ha colmado, y tampoco la nuestra, pero somos caprichosos, y sabemos volver a beber de la misma fuente: sus Estaciones.


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sábado, 31 de marzo de 2018

RE: La Tortuga China - Dios (a)dios




RE-visitar / RE-cordar / RE-comendar / El RE de hoy revive el fantasma del placer del baile como acto carnal y la represión impuesta por la religión. Desmitificando el perreo.

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Nos declaramos adictos a ese "perreo, perreo, perreo" que atraviesa Dios (a)dios, una de las joyas contenidas en Fantasma, el disco conceptual de La Tortuga China, a.k.a. Francis Pérez, psicólogo de profesión y fundador de la legendaria banda boricua Superaquello

Con tantas papeletas encima nos sorprende que apenas ahora hayamos caído en el ritmo de Pérez, y todo sucedió por casualidad mientras escroleábamos en facebook, prestando especial atención a la palabra "Perreo" que nuestro buen amigo Alfredo Richner de Puerto Rico Indie escribiese en repetidas ocasiones al compartir la canción. 

Y es que esa palabra precisamente dejó de convertirse en un tabú para la escena latinoamericana, siendo aceptada por un público generalizado que antes la veía con desdén y sarna. Y es justo de eso sobre lo que versa esta canción, que entre delicados riffs de guitarra y una base de dembow nos prende la chispa sobre la carga social del perreo: 

"De aquel... 
Porque anda en cuatro. 
No se avergüenza del sexo. 
Es el demonio pa'l evolucionado, 
el que camina de a dos. "

Podríamos comenzar una disertación sobre el tema, pero consideramos que la letra es bastante explicita en los temas que toca, así que no siendo más los dejamos con la canción para que lean el texto mientras bailan esta historia del esclavo/animal contemporáneo. 


🐢🐢🐢

sábado, 5 de noviembre de 2016

RE: Jaloo - A Cidade



RE-visitar / RE-cordar / RE-comendar / El RE de hoy no nos lleva mucho tiempo atrás, pero sí nos plantea un re-encuentro con la base misma del placer de escuchar pop fresco y desprejuiciado.

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Hace uno días Club Fonograma volvió a la andanzas compartiéndonos la lista de sus 10 vídeos favoritos del año pasado, una selección cuidadosa de las joyas audiovisuales de la escena que nos convoca todos los días. Entre las recomendaciones presté especial atención al collage emotivo del brasilero Jaloo, un nobel artista de la escena electro-pop de su país, un soplo de brisa fresca que me sacó del trance en el que caigo cuando no encuentro nueva música y sigo dando vueltas en los mismos playlists. 

#1, su disco debut, se editó el año pasado, pero el enfant terrible lleva varios años sorprendiendo con sus mezclas y su imagen vanguardista y transgresora. Luego de varias escuchas del disco ratificamos el estatus de promesa viva del pop suramericano que reposa en este productor, una que debe cumplirse cuando sus canciones crucen las fronteras virtuales de la escena brasilera. 

A Cidade es la tercera canción del disco y ha sido una volada de cabeza desde la primera escucha. Varios días después su coro sigue rebotando en mi cabeza y haciéndome improvisar pasos de zamba donde sea que me encuentre. Los valores de producción de esta canción se mantienen precarios, cutres, al nivel de los mexicanos María y José (Tony Gallardo) o Alexico, un productor que saca ases de sus mangas cortas y que puede llegar a producir las mismas sensaciones que una de las canciones más cadenciosas de Caetano Veloso. La lista de comparaciones podría seguir por horas, que si Björk, que si Grimmes, Ela Minus, lo cierto es que Jaloo tiene todas las cartas a su favor, exuberancia, riesgo y ritmo, una mezcla ganadora que podría levantar los cimientos de nuestros días monótonos.  Will



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miércoles, 12 de octubre de 2016

RE: Porter - Murciélago

RE-visitar / RE-cordar / RE-comendar / con esta sección buscamos revivir canciones perdidas en un mar de lanzamientos musicales, imperativos atemporales para entender nuestro fatídico presente. 

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Hace menos de un mes estaba al borde de las lágrimas escuchando a Porter en vivo en el Festival Hermoso Ruido, y no lo hacía porque fuese el fan número uno de la banda mexicana, sino por el poderoso mensaje de su último disco, Moctezuma, un álbum conceptual que revive los fantasmas de la colonización española con un aura propio del alt-rock.

Ya antes se me habían puesto los pelos de punta al escuchar Murciélago, canción que abre el disco y que narra la travesía de un aborigen que llega por casualidad a la costa donde divisa a las tres naves españolas. Cansado y adolorido se convierte en el primer testigo de un futuro horroroso: "no vienen en paz / se oyen gritos / hay tres naves / traen a cristo", mientras contempla la vorágine que se avecina recuerda que los sabios habían predicho este acontecimiento y se anima a pedirle ayuda a los dioses para emprender su camino de regreso y alertar a su gente: "Salgan al mar les suplico". 

Así que el hecho de estar congregado con seguidores de la banda, haciendo parte de una multitud que coreaba igual que yo, terminó generando la empatía suficiente para imaginarme en la piel de nuestros antepasados que fueron aniquilados por los conquistadores. 

Hoy, en pleno siglo XXI, esta fecha no debe ser una excusa para conmemorar el descubrimiento de América, sino para enseñarle a las futuras generaciones que estos territorios ya tenían dueños y que fueron saqueados con violencia y alevosía, y que ya no importa lo que haya pasado, estamos aquí para recordar, reflexionar como herederos de una cultura riquísima y para rendirle tributo a los que desaparecieron durante la Colonia, dejar de perpetuar este flagelo y aprender a ponernos en el lugar del otro para crecer como sociedad. 

domingo, 21 de agosto de 2016

RE: Posavasos - La Sombra



RE-visitar / RE-cordar / RE-comendar / con esta sección buscamos revivir canciones perdidas en un mar de lanzamientos musicales, reseñas a destiempo de momentos eternos.

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Con su fabuloso debut Demolición Inmediata de 2011, los argentinos Posavasos se ganaron un lugar muy especial en el corazón histórico del amarillo. En algún punto de esta insaciable búsqueda de descubrimientos musicales llegamos a su disco de 2014 Luces con Delay, saltándonos un importante paso evolutivo en su carrera, un EP que lleva por nombre Yuyo, que fue editado en 2012 con un sonido decididamente más orgánico que el de su anterior entrega que priorizaba el beat y los efectos destellantes. 

Re-visitando este EP hicimos una pausa obligada y varios giros en el mismo lugar en la canción más melancólica del grupo. La Sombra reluce en su escasa instrumentación (Ukulele, Bombo lagüero y metalofóno), sonidos del ambiente y la sentida interpretación de Eduardo Ferrer de una letra simbólica: "La sombra ya no es la misma / no persigue a su doble", "prefiero ese corto lapso en que se desvanencen y pasan a ser los recuerdos / ¿a donde estarán mañana?" una pregunta que se repite tímidamente como un eco del pasado, o una resignación que augura alegrías futuras.


Escuchen el disco completo vía Bandcamp
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sábado, 13 de agosto de 2016

RE: Caliza - Madrid



RE-visitar / RE-cordar / RE-comendar / con esta sección buscamos revivir canciones perdidas en un mar de lanzamientos musicales, acontecimientos trascendentales para nuestros corazones amarillos. 

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"Hace tiempo que sé / que es matar o morir. / Si hay sitio para ellos / ha de haberlo para mí." canta Eliza Pérez a.k.a. Caliza en la primera estrofa de Madrid, una canción que funciona como carta abierta para su ciudad natal. 


La canción en forma es un ensayo sobre la cruda relación amor-odio que muchos experimentamos con los lugares a los que creemos pertenecer. En la primera parte nos enfrentamos al reconocimiento de una situación problema, una tesis se plantea con vehemencia y el ritmo se anuncia imponente y emancipador. 

En un segundo momento Caliza reconoce los ejemplos que apoyan sus postulados: "Cada esquina representa / algo que tuve y perdí. / Me pregunto por qué / te resistes a mí / por qué no me pertenece  / el lugar en que nací.", un reclamo justo para una ciudad que se ha mostrado renuente y que representa aquello que perdimos y al mismo tiempo lo que nunca tuvimos o tendremos. 

El cierre no puede ser más épico. Entonando las frases de conclusión a toda voz, Elisa se despacha la esencia de esta relación disfuncional entre ciudad y humano, "Madrid, no me voy a marchar / pero déjame ir", "quiero verte con los ojos / de quien nunca estuvo aquí." termina diciendo, casi suplicando una nueva oportunidad para re-descubrir sus calles y adaptarse como un recién llegado o como un turista fácil de sorprender. 

En esa onda precisamente debemos acercarnos a su disco debut, el experimental Medianoche​/​Mediodía uno de los discos más ignorados o uno de los secretos mejor guardados del under español en los últimos tiempos. 

Escucha el disco completo en Bandcamp
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