Sebastián Carreras retomó el barco de Entre Ríos en 2012, o tal vez nunca lo abandonó luego de la disolución del grupo con el sobrio Era de 2011. El regreso lo hace con un proyecto que le inyecta nuevos bríos a esta banda fundacional, de la cual él es el único sobreviviente de la formación inicial. Su objetivo con SAGA es simplemente “evitar la contaminación del cliché del rock o la teatralidad escénica”. Pensado como una suerte de intervenciones para galerías en las cuales el músico interactúa con el público y los colaboradores exploran y de-construyen sus nuevas canciones.
A principios de año la página oficial del proyecto revive con anuncios de nueva música, acompañada de vídeos, fotografías y 4 instalaciones, una por cada canción promocional. La emoción afloraba con estas nuevas canciones que por lo mucho formarían parte de un nuevo EP de la banda. Cuando el anuncio de un disco completo como catálogo de las instalaciones hizo su arribo, ya estábamos nuevamente navegando los mares sonoros de Entre Ríos con mucha soltura. El producto final guarda el formato de disco tradicional, 10 canciones que dan fe de la evolución de Entre Ríos. SAGA es la revalidación del músculo creativo de Carreras y su capacidad de compartir, muestra fehaciente de la historia del proyecto combinando elementos de cada una de sus eras, desde el acercamiento a la electrónica minimalista y ambiental, hasta el formato más guitarrero y próximo al estatus de rock, siempre guardando las métricas, la coherencia y las elecciones estéticas que ha caracterizado al proyecto desde sus inicios.
Hay en este catálogo mareas de emociones danzando en líricas compactas y entrañables, revestidas de trajes a la medida, mezcla de elementos electrónicos y acuáticos que encajan con las voces que vienen a reforzar este frente musical. Julieta Brotsky dirige la mayoría de las voces en SAGA, canciones como la emblemática Me Quedo Acá, guiada por un instinto de movimiento, y la electromagnética Extraño Fue, ven sus líneas decoradas con su voz airosa. Agustina Caballero hace su aparición en Mírame, un poema de pocas palabras a la cual se unen elementos del ambiente como fuerzas de la naturaleza que desembocan en una experiencia avasalladora.
Por su parte la hermosa voz de Rosario Ortega hace lo suyo en una de las canciones más exquisitas del conjunto, Otra Vez, compuesta por una letra franca con la cual es fácil identificarse: “Una vez tuve una historia, yo después tuve una herida. Otra vez tuve un deseo así que yo también sufrí derrotas” y continúa “vamos sobre mí, hacia las sombras tuyas, vamos sobre vos hacia las dudas mías”.
Lideradas por Loló Gasparini (Isla de los Estados), Uno de los Dos y Tú Siempre son otras grandes destacadas del disco. Con su voz andrógina, Loló imprime un toque único a estas piezas que resaltan al instante; evocadoras de los mejores momentos de Entre Ríos, esta dupla de canciones nos tiene entre la espada y la pared sobre reflexiones amorosas y el baile contenido que tanto nos gusta.
Para el cierre del disco el equipo decide versionar una canción del mítico Daniel Melero, la elección es para Líneas, en la voz de Rosario Ortega. El tema, dotado de arreglos que viran entre la electrónica minimalista y la acústica melódica, es la forma perfecta de cerrar esta nueva entrega, mientras la música deja furtivamente la composición, la voz en fade out va despidiendo una canción que habla de separaciones y de cómo los “romances se llevan algo de uno cuando terminan”.
Con esta nueva ruta trazada por Entre Ríos sólo nos queda dejarnos llevar por su encanto innato y a la par, cuestionarnos sobre el efecto que esta nueva forma de distribución tenga en una generación de oyentes atiborrados de contenido estéril, si en nosotros se desdibujará el efecto “rock fans”, o si cada uno hace lo suyo con la producción musical de Entre Ríos, dejarla en las manos del oyente y que esta germine y se multiplique o que simplemente se pierda en esta marejada digital de la cual todos nos alimentamos.
Son lo mas...
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