Cuando Javiera Mena se refería a su último álbum, revelaba
en él una lectura más allá de la evidente historia de amor y el enfoque a la
música bailable. Describía a Mena (2010) como el viaje de un héroe en busca de
su verdad, con caídas y triunfos traducidos a nueve canciones que fluctuaban
entre la introspección y el éxtasis. Tres años después, Espada es su carta de
regreso, un sencillo que hace más clara la metáfora del guerrero y perpetúa su
ingreso a la pista de baile.
No es el retorno soñado ni muestra gran evolución después de tanta ausencia, y sin embargo cautiva. La canción es un eco a Luz de piedra de
Luna, repite la intensa historia de amor que tiene lugar en una fiesta. Posee
una letra que sin ser la más inteligente, se lleva toda la atención gracias al
coro que reza "Quiero que tu espada me atraviese solamente a mí", una referencia
fálica tan perturbadora como divertida. Espada es un ejercicio pop, del más
plástico y luminoso.
Enmarcada en una portada de estética un poco kitsch, la canción mantiene
la influencia de la electrónica hecha hace décadas, y vincula esta vez elementos del j-pop, bien podría figurar como pista de introducción en una
serie anime. A los más nostálgicos, Espada recordará aquella cuenta en Myspace
donde Javiera publicaba canciones acompañadas por imágenes de Sailor Moon o Los Caballeros del Zodiaco. Así, este capítulo del guerrero parece encajar en un
imaginario, hace tributo a la fantasía y por qué no, al misterioso hecho de que
sus dos álbumes hayan llegado a distribuirse en Japón.
Indiscutiblemente, la canción también responde a una demanda
comercial, tras su popularidad en España, Javiera no planea abandonar la
fórmula del éxito y en su misión sigue acompañada por Cristián Heyne y Unión del Sur, el sello
que han fundado juntos. De este país ya ha recibido elogios, pronto estará allí
en gira promocional y tendrá la oportunidad de hacerle a Espada un videoclip bajo
la dirección del siempre bueno Luis Cerveró y la firma CANADA.
“Me entrego a la ley de existir”, en Espada no hay mucho por
reflexionar. Tras dos álbumes cargados de afecto, Javiera parece enfrentarse al
vacío y como su guerrero, se retira de la batalla, ya no busca el amor, ni se
precipita, solo se rinde al placer y ese, sin querer, es un mensaje poderoso.
hitazo!
ResponderEliminar