Un año atrás recibimos Ana y los pájaros como primera gota de rocío en el amanecer de Un hombre rubio, disco perfecto que ha iluminado nuestro año. Y aunque esa temprana canción no pareció fascinarnos, el tiempo y un arduo aprendizaje la han hecho nuestro himno. Hoy por hoy nos reconocemos en ella y su llamado a amar lo que es mortal, atesorarlo y llegado el momento: dejarlo ir.
Ahora en imágenes vuelve a nosotros y en una impecable versión en directo se refresca y nos refresca. En las manos y ojos de CANADA, atestiguamos un concierto de Christina Rosenvinge y su banda ante un auditorio desierto, y entre las tomas de su presentación, misteriosos frames de nuestra musa recorriendo el majestuoso Teatro Carlos III, en escenas que recuerdan a David Lynch y a Ingmar Bergman y nos hablan del humo, la tenue luz, lo que está pronto a desaparecer.
Y con estas palabras de amor, suavemente anunciamos que pronto verá la luz un proyecto de meses en el que, en compañía de grandes y queridos artistas, rendimos homenaje a un disco de Christina Rosenvinge que ha cumplido diez años, Tu labio superior. Pronto nuevas pistas.
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