"Acercarse mucho y nunca matar". En dolor purificador transita la nueva canción de la argentina Loli Molina. Afiladas como cuchillos, guitarras y cuerdas nos rozan certeras, y no reconocemos si heridas o caricias pero estremecen por igual. La voz dulce mana como agua escondida, agua oscura entre las rocas, y a veces, la canción se vacía solo para poblarse con nuestro propio suspiro.
Tigres en la mirada, espadas que nos reflejan, un camino a la sombra, imágenes de alta belleza que intentamos y no logramos descifrar. Quizá nos habla de amor, de las bestias que crecen en los adentros ante la otredad, o del miedo que orbita, siempre, a la ilusión. Quizá nos habla de la pérdida, de la partida, y por eso anhelamos un viaje en tren, en barco, un flujo que dure las veces que necesitemos repetir esta canción.
Por su misterio y la poesía que nos inspira, Tigres de Loli Molina es nuestra joya de la semana. A ella la conocíamos de soslayo, por su participación en el proyecto Varias artistas de Lucas Martí con una canción llamada Presión social, y aunque nos encantara no nos aventurábamos oírla, y qué suerte, nos encontramos al fin.
Sabemos que hay un disco en camino y que su aliado es Hernán Hecht (productor a quien debemos parte del brillo de Hombre invisible de Ely Guerra). Quedamos pues, más que esperanzados en oír una obra de atmósfera delicada e inexorable conmoción.
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