Después de un prolífico 2015, (me llamo) Sebastián, el reconocido
estandarte LGBT chileno regresa para ponernos los pelos de punta cantando
acerca de polillas. Con cuatro discos bajo su manga el santiaguino se consagra como uno de
los máximos representantes de la actual movida chilena.
Acá en El Amarillo no
hemos sido tan afines a la carrera de Sebastián
Sotomayor, sin embargo no queda de más subrayar su último trabajo Las
Polillas. Apartándose un tanto del jolgorio y del pop de protesta edificado en
su último disco, el más reciente single de
Sotomayor se levanta irónicamente gracias a una aleación entre fragilidad y esperanza.
La canción, se destapa entre un
compás sosegado y el casi llanto de Sebastián quien canta “no quiero hacerle mal a nadie”. El cantantautor declaró hace poco que una riña con su novio dio aviada a su más reciente canción. Así, dirigiéndose
al piano, (me llamo) Sebastián da vida a una canción cuyo tema puede carecer de
particularidad, pero su apropiación y soledad nos jala a todos por igual hacia un
hoyo donde nos encontramos casi despojados de ropa.
Del vídeo no podemos esperar
menos. Bernardo Quesney, maestro en plasmar
utopías actuales, nos presenta un audiovisual poco arriesgado a comparación de sus
otras obras. Sin embargo es esa sobriedad la que nos conecta mejor con las
quebradizas líneas de (me llamo) Sebastián. Por una vez más, Quesney nos
demuestra porqué su visionaria dirección puede ser la mejor arma que una
canción necesita para brillar como vídeo.
++++
No hay comentarios:
Publicar un comentario