El Último Vecino venía de editar un gran disco debut que les hizo ganar fans incluso fuera de su natal España. Nadando contra la corriente y superando las críticas y las comparaciones odiosas, en 2014 editaron la que se convertiría en su canción más emblemática, Tu Casa Nueva. Sin embargo, la presión del segundo disco casi pudo con el ímpetu de su frontman Gerard Alegre Dòria, quien dudaba del potencial de las canciones que conformarían Voces, incluso después de haberlas grabado.
Voces salió en marzo de este año y nuestra reacción primeriza hacía eco de las expectativas de Gerard. Por un lado no encontrábamos muchos factores diferenciadores entre canción y canción y casi todas nos parecían la continuación lógica de Tu Casa Nueva, por el otro, estábamos completamente enamorados de su single debut La Entera Mitad que nos sirvió de puerta de acceso a este disco que al día de hoy sigue generando opiniones encontradas.
Algunos encuentran más placentero su primer disco, otros no ven mucho futuro en el revival ochentero y otros nos dejamos atrapar por los ganchos de esta colección de canciones melancólicas y enérgicas. Sí, los recursos de todas las canciones son los mismos y a primera escucha no podemos diferenciar mucho entre una y otra, pero a medida que nos adentramos en esta selva de sinthes y guitarras descubrimos el factor X del disco, esos hits a la medida ocultos en cada coro y cada estribillo, puesto que el sonido característico de El Último Vecino parece más una elección estética y su verdadera magia radica en la construcción de frases y melodías duraderas que sirven igual para condensar un sentimiento o una experiencia trascendental o cotidiana.
Antes de Conocerme es la encargada de inaugurar el disco con una sentencia clara en el verso: “Tu ya estuviste destrozada antes de conocerme. / Si se te fue la luz / no culpes a nadie que tengas delante”, como quien se prepara para nuevos encuentros, líneas que se repiten entre patrones rítmicos de new wave que nos empujan a un coro épico y voces ecoicas al final, de esas que aseguran una muchedumbre coreando en cualquier concierto. En esa misma tónica, con la misma fórmula y con variaciones de velocidad llegan La noche Interminable, invitándonos a escapar del pasado entre imágenes místicas, y Nubes Grises, una montaña rusa que toca pico en su coro y que nos sirve frases como reproches bienintencionados, porque al final las decisiones que tomamos son las que nos forjan, lo que no pudo ser, da igual.
El disco transcurre entre pegajosas líneas de sintetizador, baterías punzantes y guitarras hyper rítmicas, ora hablando de amistad (Mi Amiga Salvaje, Tu Casa es mi Coraza) ora de amor y compromiso (Mi Escriba, La Entera Mitad), y cierra con En la Selva el trallazo definitivo que coreamos casi sin darnos cuenta, una declaración de identidad en la que un explosivo Gerard se plantea como una tormenta de arena, como una selva espesa, una composición que funciona igual como mantra para acallar las voces internas que nos impulsan al error de no arriesgarnos: “Ahora di sí o no / tu duda me asusta”. Un verdadero track de cierre que funciona como gancho para futuras escuchas y para resumir en sonido la esperanza nostálgica que conlleva la exploración musical de El Último Vecino. Así las cosas, sólo bastaba dejar salir el impulso del segundo disco para que el oyente juzgara su contenido y se clasificara en algún bando, el del sí o el no, para nosotros es un SÍ rotundo.
VVV
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