jueves, 13 de agosto de 2015

Colombina Parra - Otoño Negro (2015)




La gracia de nuestra nueva sección "La canción de la semana" es presentar una canción que nos tuviera obsesionados por más de 7 días. Como agregado a nuestras siempre emotivas reseñas queríamos proponerle a los artistas que nos dieran su impresión sobre la canción o el disco que presentan con ella, esto intentamos con Colombina Parra vía Facebook. Sin respuesta de su parte, nos encontramos luego con este post tan directo que nos hizo reconsiderar su participación en la sección: "ir a hablar a la radio sobre tu disco nuevo es como ir a una sala de tortura." Con esto dicho, en su lugar nos mandamos directamente a la reseña de su nuevo trabajo, el minimalista e intimo Otoño Negro

Colombina, para el desentendido, hizo parte del grupo Los Ex y con este lleva tres discos como solista, el veraniego y acústico Flores Como Gatos y el apabullante Detrás del Vidrio. A esta seguidilla de discos se suma Otoño Negro, más cercano a Flores Como Gatos que a su placa anterior, no anunciando una nueva búsqueda sino un paso necesario para retratar un momento particular de su vida. Un poco la confusión nos quiso cuando Colombina anunciaba un giro electrónico en su música, lo que al final terminó siendo su participación en una campaña para Absolut al lado de DJ Román (MKRNI), no era para nada la pista que seguiría este disco que recoge canciones en un formato casi desnudo y encerrado que hablan de un nuevo desencuentro amoroso, en momentos de forma cruda y a ratos con alegorías que suponen un plano intimo revelado sin pudor. 

Otoño Negro restituye el lado acústico de Colombina, dejando de lado los arreglos densos y la instrumentación efectiva, acá nos deslizamos por acordes de guitarras con ecos de habitación y el acompañamiento mínimo en unos cuantos cortes, acercándolo a la categoría de disco de confesión de los que poco se editan por estos días en este lado del planeta. Pareciera que Parra tiene la libertad absoluta para editar este tipo de material y nosotros estamos más que satisfechos e identificados con el resultado final. 

El disco abre con Regalo un reclamo en primera persona aderezado con vocecillas en el coro para animar la toma. De ahí pasamos a la razón de esta reseña, nuestra obsesión de la semana y una de las líneas por las que este disco está en pos de la confesión, Pinchazo. Aquí la delicada voz y los susurros de Colombina construyen un coro pegajoso que anuncia líneas con sabor a desazón: "sabias que de todo lo que no dije/habían cosas chicas pero reales". Del lado de las canciones instrumentales, el disco presenta tres como interludios Pájaro, Cueca Noise y Ganjas, a nuestro parecer, buenos puentes para unir las emociones a veces recargadas de las canciones. 

Para Qué Otra Nube aborda el abandono (que en suma es el tema de este disco de estación). Acá es Colombina quien asegura los giros de la relación: "Te abandoné para que cayeras al mar/para que sintieras el agua fría/para desorbitar la mirada que tan fija estaba" poca metáfora y más crudeza para un hecho hiriente pero revitalizador. En el camino nos topamos con Edificios anunciando los restos de la catástrofe, esa visión de Colombina con edificios flotando en su cuerpo nos prende la luz al imaginarla, un cuadro escueto de una guerra perdida. 

Esta entrega se va cerrando con dos canciones a la altura de las confesiones contenidas en Otoño Negro, por un lado en La Pieza Rosada escuchamos a Parra decir: "Anoche tuve que vestirme yo misma" línea que evidencia el paso obligado a la soledad. Por último, Juli nos devuelve a la Colombina de su primer disco solista, un tanto juguetona y no tan dispuesta a dejarlo todo claro, quizá la mención de gatitos es la línea más obvia, pero la crudeza de esta canción con tintes lúdicos encaja a la perfección en el imaginario de este disco plagado de retazos de una relación venida a menos: "Despacio como un zorrito/ando yo buscando un gatito/miau" y "es que tú seguramente no quieres seguir pasando hambre". 

Esta placa nos deja bastante claras las intenciones de Colombina Parra como artista, ella puede sonar igual de desgarrada con arreglos densos, como lo lograra por ejemplo en Pavimento (Detrás del Vidrio) o completamente desnuda anunciando la frialdad de la estación en la que todo comienza a caer. Quizá no todos vivimos las estaciones de la misma manera, en Colombia por ejemplo, no tenemos estos cambios, pero este, ha sido el punto de partida de Parra para asegurarse una suerte de catarsis de lo que vivió en este momento en particular, no distando mucho de lo que a todos nos pasa cuando afrontamos el rompimiento de una relación. Este disco engrosa la lista de discos de ruptura con un sabor particular, una crudeza única y un ambiente memorable y evocador.



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2 comentarios:

  1. Me encantó el disco, es cierto que se volvió más al estilo de Flores como gatos, para mí el estilo que Colombina Parra más le queda. En todo caso, Jeep negro crea adicciones. Soy feliz escuchando a Colombina, y como ella dice, sus discos son muy personales, escuchándolos sentimos esa sensación. Seguiré escuchando a Colombina, porque mas allá de los clichés, ella genera la creencia de que la música puede ser sencilla y profunda; gustar como resultado.

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