Fotografías: Camilo Castaño |
Ha llegado el tiempo de saldar una deuda que en la redacción de el amarillo nos mordía la conciencia, después de habernos mostrado tan entusiastas con el lanzamiento de Novela Gráfica, el disco de nuestra querida Isol y su banda de galanes en el proyecto Sima. Locamente enamorados, acudimos al crowdfunding que realizaba la banda para la edición física del álbum y hasta nuestras manos llegó una pieza de arte hecha CD, pero como amantes ingratos callamos nuestra emoción y así postergamos su reseña hasta el día de hoy. Para reivindicarnos y justificar un tanto la espera, decidimos acompañar las palabras con fotografías que explicarán mejor el ingenio del álbum al que nos enfrentamos.
En una segunda introducción, hemos de situar las coordenadas de Sima: el proyecto musical argentino que en 2008 emprenderían los hermanos Isol y Zypce en la búsqueda de un sonido experimental, que jugueteara con la prodigiosa voz de nuestra musa. En la aventura, el dúo se transformó en banda gracias a la llegada de Pablo Chimenti en guitarra y Nicolás Cecinini en teclados, cambiando el nombre de Isol/Zypce por Sima, en una jugada maestra pues éste fue el título del álbum debut.
A seis años del primero, Sima regresa con un álbum bajo el brazo y además de canciones nos deslumbra con una colección de dibujos. A estos valientes de la música independiente y defensores de la edición física, se les ocurrió invitar a una serie de artistas para que ilustrasen sus canciones y así construir el bien llamado discómic, un objeto de diseño en que el tradicional CD viene acompañado de un fuelle con librillos de dibujos que recrean la atmósfera de cada canción. Así, en un ejercicio extrañamente audiovisual, Sima propone la inmersión en su obra.
Novela Gráfica, diseño de Laura Varsky |
Por supuesto, digna de un acontecimiento tan renovador, la
música de Sima se presenta a sí misma como un experimento notable. Fiel a la
escuela del paisaje sonoro, Zypce es un experto en la construcción de melodías
a través de objetos y fenómenos cotidianos convertidos en instrumentos
musicales, y en esta ocasión guía la creación de una impresionante máquina para
la grabación del disco y las presentaciones en vivo, compuesta de pedazos de
objetos, metales resortes y una corriente eléctrica que da vida a un
Frankenstein musical, con un sinfín de efectos que son el corazón y el
ornamento de las once piezas. Los eufóricos sonidos encuentran su caudal en la
experiencia de Pablo y Nicolás, quienes aportan solidez y estructura a las
composiciones, para sostener el equilibrio de la narración: explosiones, furia
y conmoción contrastadas con paisajes de absoluta tranquilidad e introspección.
La dualidad es el hilo conductor del álbum, el encuentro de lo monstruoso y lo
divino, como en los cuentos clásicos a los que se alude más de una vez. Diez de
las once letras han sido escritas por Isol, intérprete majestuosa que en Novela
Gráfica se convierte al fin en la princesa de un reino donde fluctúan historias
y personajes sospechosamente literarios.
Intuición, por Powerpaola |
“A la distancia ruge el volcán, lleno mi cuerpo de aire al
pensar: no, no será nada” son las palabras de bienvenida, Nada es un llamado a
la calma dentro de la turbulenta ambientación, a ser tan valientes como serenos
en esta historia, la nuestra, pues todo desastre será pasajero. En seguida, gracias al cómic de la colombiana Powerpaola,
visitamos la historia de un leopardo que en bicicleta busca el amor, corta la
maleza y siente celos de otros animales. Una fábula envuelta en suaves melodías,
nos otorga un nuevo consejo: conectar con nuestra Intuición.
Alguien ha dormido en mi cama, por Paloma Valdivia |
Una historia familiar se nos cuenta desde una nueva
perspectiva en Alguien ha dormido en mi cama, tal parece que Ricitos de Oro y
el menor de los osos se han enamorado, pero ella ha huido cobardemente después
de ocupar su colchón y saborear su sopa. En Novela gráfica, los cuentos que sentenciaron
la idea del bueno y el malo, visitan la vida moderna para reconocer que en cada
uno de nosotros habitan ambas condiciones. La electrónica que ambienta esta
canción nos ha recordado el pop matemático y frágil de los capítulos musicales
en Hora de aventura, un guiño inevitable pues en la redacción nos ha causado
mucha gracia imaginar cuán perfecta sería la participación de Sima en la banda
sonora del show (recordemos que en España las canciones oficiales corren por
cuenta de la agrupación indie Templeton, así que no estaría mal fichar a Sima
para la versión latinoamericana). En un salto visitamos otro cuento clásico. A los más atentos, Bébeme recordará al instante la
historia de Alicia en el país de las maravillas, pues era esta la instrucción
contenida en la botellita que nuestra obediente protagonista siguió y entonces su
cuerpo se vio reducido en tamaño para dar lugar a una serie de acontecimientos
aún más extraños. “No mires hacia atrás, nada
sucede ayer”, en una oda a la curiosidad, Bébeme coquetea con la
música clásica, violines y flautas lideran la melodía para crear una atmósfera victoriana
que hace eco en los dibujos que le acompañan y se ve alterada por emocionantes
efectos electrónicos.
Una carta, por Decur |
Cruzada, por Johanna Wilhelm |
En otro escenario, la
sutileza se apodera del del disco. Pasajes como Una Carta y Cruzada son magníficamente
ejecutados y enriquecidos por las ilustraciones de dos grandes artistas. En la primera,
aparece el arpa para elevar el canto de una enamorada, que como águila
sobrevuela el hogar del destinatario de su carta, a la espera de una respuesta.
En manos del dibujante Decur, la historia se convierte en un hermoso cómic,
quizá el mejor de toda la colección, con delicados personajes en disfraces de
animales que nuevamente nos recuerdan las fábulas. Cruzada nos sitúa en la
travesía del viajero que decide ha llegado el momento de alivianar su equipaje
y abandonar aquello que pueda retrasarle, “Yo iba empuñando una esperanza ya
gastada y una venganza que rumiaba sin fe”, este himno vestido de pop es
convertido en imagen por Johanna Wilhelm, una gran artista que a través de
recortes y siluetas en papel, recrea el viaje de nuestro personaje, entregándonos
escenas inundadas de detalles que calzan a la perfección con los minuciosos
arreglos de la canción.
Cruzada, de Johanna Wilhelm |
Y si no ha
habido suficiente, la canción que indiscutiblemente se lleva los aplausos en
Novela Gráfica es No era el día, una pieza de brillo contradictorio pues su
belleza está plagada de oscuridad. Como en una pesadilla, visitamos los miedos
más profundos y conocemos la cara de la muerte en el relato de un personaje que
advierte la llegada de su hora final, solo para descubrir que aún no es su
turno. En una experiencia común pocas veces traducida en canción, hemos de reflexionar sobre la muerte y su
cercanía, el cotidiano que nos expone a su mordida, al salir de casa, al cruzar
la calle, al caminar en la noche. No era el día es un irónico canto a la vida
y resulta ser la mejor carta de presentación para Sima, una composición musical
en la que cabe balada, ópera, electrónica, detalles góticos y circenses, hasta
infantiles, que hacen el suelo para una letra desgarradora, a la que imposible
es mantenerse indiferente, palpamos el horror durante unos segundos pero al
final respiramos aliviados, como el protagonista, pues entendemos que este ha
sido un simulacro, “porque hoy mi suerte sonreía,
pasó la muerte y no era mía”. La honda incertidumbre que nos
produce esta canción es el fondo que tocamos en un disco que se ha encargado de
profundizar en la naturaleza humana, la complejidad de su sentir, desde el
planteamiento de una interacción sonora y visual, la redención del álbum
musical y por qué no, del libro, hasta el análisis de nuestro comportamiento
que como los mejores cuentos se vale de metáforas para sembrar en cada mente
una valiosa moraleja, aquí resulta menos aleccionadora y más reflexiva.
Agradecemos entonces, los esfuerzos que en Novela Gráfica se reúnen, celebrándole como el mejor concepto de álbum que hemos visto en años y alentando a Sima en la continuación de su inquietud, a la espera de seguir siendo conmovidos, aterrorizados o hipnotizados con la grandeza de su música y la narración de los eventos que aun presentes en nuestra vida, nos cuesta reconocer.
Agradecemos entonces, los esfuerzos que en Novela Gráfica se reúnen, celebrándole como el mejor concepto de álbum que hemos visto en años y alentando a Sima en la continuación de su inquietud, a la espera de seguir siendo conmovidos, aterrorizados o hipnotizados con la grandeza de su música y la narración de los eventos que aun presentes en nuestra vida, nos cuesta reconocer.
Novela Gráfica, cubierta de Liliana Porter |
Una carta, por Decur |
Llueve, por Anne |
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