Hablar de Babelgam es hablar de un proyecto artístico relativamente corto pero revelador. Reciente para los ojos del mundo y de la escena independiente bogotana, pero seguramente maduro y cuidadosamente curado dentro de las mentes de estos cuatro músicos capitalinos. Es una de esas bandas que trascienden el plano musical, para adentrarse en búsquedas que van desde la fotografía, el diseño, el cine o la literatura.
Babelgam nos presenta su primer y más reciente trabajo, un EP de seis canciones titulado Mar de Hiladas. Su sonido es descrito por ellos mismos como un doompop y dolor cachaco (dolor bogotano), y no hay mejor descripción para referirse a lo que se siente escuchar sus canciones rasgadas por el dolor y las angustias contemporáneas. Al escucharlos nos adentramos en un viaje de flagelos, al mismo tiempo que empezamos a divagar entre lo que es real o no. “Este disco habla introspectivamente de cuatro bogotanos perdidos en este mar de hiladas”, según Juan Tuaty, Eduardo Quintero, Adolphe Beltrán y Nicolás Cruz, los artífices.
En Mar de Hiladas vemos condensado el trabajo que se empezó a develar desde el año pasado con Materia Oscura, el primer sencillo que lanzaba la banda y que ya nos presagiaba un sonido particular dentro del nuevo movimiento del rock independiente colombiano, que se refrescaba con bandas como Margarita Siempre Viva, Las Yumbeñas o Nicolás y Los Fumadores, etc. Una escena que, aunque le falta mucho, cada vez se ve más consolidada con la apertura de nuevos públicos. Dentro del Mar de Hiladas navegamos en notas postpunk y surf que recuerdan a bandas como Iceage, The Buttertones o a los Growlers.
Siguiendo el orden del disco, Hikikomori es la primera canción, y es un despliegue de energía incontrolable que vomita las vivencias de una persona que padece o padeció el asedio de trastornos como la agorafobia o la fobia social; la canción es una contradicción que invita al pogo, al baile y al contacto directo con otras personas, pero al mismo tiempo te invita a encerrarte. Hikikomori es la palabra japonesa para describir al tipo de personas que desisten radicalmente del contacto social. Realmente hay algo mágico en todo esto, y es que hablando de ensimismamiento y de la complejidad que esto conlleva; su música, y la música en general, te permite salir del aislamiento cuando la compartes o vas a un concierto y encuentras a otros bichos raros haciendo lo mismo.
Materia Oscura se presenta a un ritmo más pausado y melódico, ésta canción, apta para la pista de baile o para ir montando en patineta, nos atrapa con la voz gruesa, oscura y profunda de Juan Tuaty; vocalista y guitarrista de la banda. Escuchar esta canción es como estar en una travesía pop con algunos saltos de rudeza, quizá sea el tema que más rasgos inscribe en el sonido alternativo latinoamericano encontrando sus raíces en bandas como Soda Estero o Los Prisioneros.
Viaje es la primera sorpresa del EP, puesto que hace parte de los temas inéditos junto con Hiladas y Túnel, es el tema que más se diferencia del resto del trabajo. Una historia aparte de una persona que busca algo o a alguien, pero que cada vez se adentra más en sí misma. De la misma manera Viaje al ser un tema tan diferente, no encuentra su lugar dentro de la historia de este EP y aunque no encuentre la cabida es una canción con la identidad del rock alternativo bogotano que en algunos puntos, recuerda a bandas como La Derecha o a los Ciegossordomudos.
A Danza de Agujas ya lo habíamos escuchado unos meses atrás, fue el último sencillo antes del lanzamiento. Y desde el primer arpegio se avecina la sensación de estar sumergido en un mar de angustias y ansiedades. Es una pieza pegajosa y de nostalgia postpunk, al mejor estilo de Él mató o El Último Vecino. Ya es un himno de la banda: “giró, giró…giró”.
El último tema de Mar de Hiladas es Túnel y es una serendipia por completo, dentro del filo de sensaciones que es este EP, es inesperado encontrarse con esta canción, que es una mezcla de muchas cosas buenas y difíciles de describir; de una energía y un poder como del hard rock y el stoner pero a la vez con una delicada melodía en los acordes que acompañan el coro. Aquí la voz de Juan se desgarra aún más y nos regala ese pegajoso estribillo que no se hace esperar más para ser escuchado en vivo: “El sol no alumbró, el rojo de su vestido la ahogó, sus ojos rasgados como su corazón, sus ojos rasgados como su corazón.”
Babelgam nos presenta sin lugar a dudas, uno de los mejores trabajos musicales en lo que va del año dentro de la escena del rock independiente en Colombia, no sólo nos deja seis piezas musicales de buena factura, sino que nos entrega unas piezas visuales de un gusto muy afinado. Seguramente estaremos muy pendientes de lo que va a seguir. Si quieren escuchar cómo estos cuatro cachacos se mueven y sienten esa Bogotá infinita, no dejen de escuchar Mar de Hiladas, disponible ya en las acostumbradas plataformas.
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