Diego Chavez no le canta al amor, quiere que lo sientas tanto como
él. El joven peruano, bajo el nombre artístico de Somontano, es un digno contendiente por el título del último
romántico del pop autogestionado, logrando en sus mejores momentos ser una
extraña conexión entre los solistas de antaño y las tendencias musicales
contemporáneas. Un mérito más complejo del imaginado, sobre todo si tomamos en
cuenta las décadas y miles de cantautores dedicados a rendirle versos al denominado
sentimiento más puro, manoseando el tema a punto de dejar árido el terreno para
las nuevas generaciones. Creo no equivocarme al decir que los baladistas llena
estadios fue un fenómeno ya propio del pasado.
Sumemos el vivir en una época
donde es más fácil enterrar un sentimiento bajo múltiples capas de sarcasmo. El
crear una canción tan pura en expresión como La Eternidad convierte a Somontano en un caso atípico por no decir
valiente. Lanzada el 14 de febrero (vaya sorpresa), es quizás la declaración
más grande de amor en lo que va del año, tan grande que pareciera escapar de
los límites propios del pop de alcoba, disfrazándose por momentos de himno para
públicos masivos.
Como se explicó en un inicio el
punto de quiebre en la propuesta del peruano radica en ser nexo entre los compositores de antaño y
los modernos, combinando recursos de la balada y el bolero con trucos rítmicos
de intérpretes de synth-pop y trap. Sus letras son reflejo de ello,
en La Eternidad pasamos de un coro tan masivo e intimista que Ricardo Montaner debería lamentarse no
haberlo pensado antes (“jugamos con
dinamita, mi amor, tú bendita serás por toda la eternidad”) a versos con
rimas ágiles pese a su candidez (“que
todo el color se borre del día menos de tu rostro / alegría de febrero hasta
agosto”). La transición entre influencias tan diversas es tan natural que
otorga un resultado compacto y fluido.
El talento de Somontano es
indudable y su propuesta se siente de expresión sincera. Con el paso del tiempo
deseamos verlo expandir su sonido y lograr dar el salto a una instrumentación y
producción al nivel de los momentos más altos presentes en La Eternidad. Por el
momento nos queda reconocer que es el baladista lo-fi que agradecemos haya
llegado a nuestras vidas.
❤️🧡💛💚💙💜
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