Podríamos empezar explicando que PANXI es un collage musical entre melodías de electrónica rudimentaria y una voz que enuncia letras abstractas, inspiradas en manuales de instrucciones y avisos callejeros. Pero mejor si nos excusamos en este lanzamiento para esbozar un curriculum vitae de la gran Francisca Villela.
Su nombre aparece en proyectos que aquí atesoramos. Proveniente de Chile, le conocimos alrededor del 2007 como mitad ideal del dúo Prissa, completada por Javiera Mena. Juntas fabricaron una serie de canciones pop perfectas, que se quedaron en demos y aun así son esenciales en la movida independiente latina. Ni tú ni yo es el nombre del álbum que recoge aquellos himnos, nombres tan emocionantes como: Seamos amigas, Sé que acabaremos, y Disimulo ser. No perdemos la fe en verle editado un día, quizá el buen sello Infinito Audio quiera aventurarse, pues hace poco editó otro de los proyectos donde reluce la figura de Francisca.
Canción de amor desea verle nos traslada a 1998 en Santiago de Chile. Cinco amigas haciendo canciones avant garde, en un collage vocal (que podemos asociar directamente a la PANXI actual) donde aparecen frases inconexas, a veces sacadas de películas dobladas al español o fragmentos traducidos de canciones en inglés, toda una puesta en escena que homenajeando la cultura pop se convertiría en la materia prima para la carrera de cada una de ellas, por ejemplo, nuestra querida Sofía Oportot emplearía más tarde alguna de estas líneas para sus canciones en Lulú Jam.
Otro salto: ya en 2014 y viviendo en Berlín, Francisca nos regala otra joya de pop en español. Samanta fue el nombre que reunió a Javier Fernandez y Daniel Urria, también chilenos, tras coincidir doblemente, en Alemania y en la ambición musical. Su trabajo se remonta al 2008 pero solo años después saldría a la luz ese hito llamado Teorema a través del extinto sello Michita Rex, siete canciones que giran entorno al trabajo de oficina y el melodrama.
Toda la historia de la música independiente-contemporánea-chilena, se explica a través de Francisca Villela. Y hoy, PANXI. Cuatro canciones (y otras más en su Soundcloud), en las que a pesar de los cambios de nombre y de intenciones, percibimos el humor y la belleza, entre orgánica y robótica, de siempre.
En una suerte de Kraftwerk feminizado, cada canción nos invita al baile mientras sugiere múltiples paisajes: ciudades, rutinas y patrones, pero también imágenes del futuro, en un aire cinematográfico podemos inventar argumentos de películas con espías internacionales, complots gubernamentales y robots usurpando identidades humanas.
Nuestras favoritas: De qué se huye en el EP oficial, y Dios ausente en su lista de demos. La primera, coqueta e ingenua, con esa combinación de sonidos telefónicos y una letra que bien parece un comercial pero encierra un acertijo: "Amplia gama de posibilidades limitadas", perfecta para sonar en una fiesta junto a Pocket Calculator o Computer Love. Y la segunda, profunda en su aparente incoherencia, "Lo que está muy cerca y por eso no se ve", es como un poema musicalizado.
PANXI es pues un nuevo ejercicio, otro laboratorio de canciones en la prolífica carrera de la incansable Francisca, que se extiende también a la literatura y la coreografía. Cuatro canciones sencillas, disfrutables, o lo que aquí han sido: razón para hacer una pobre retrospectiva de una gran obra.
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