Pamela Rodriguez regresa después de varios años de silencio musical. Recordemos que su última placa de estudio, el imprescindible Reconocer salió en 2011, aunque en el camino pudimos escuchar su monumental versión de I don't Wanna Grow Up de Tom Waits, y su EP de rompimiento Una Herida Hecha Luz de 2015. Caracterizada por cambiar su molde para cada lanzamiento musical, Rodriguez nos entrega en Plug & Play el manifiesto de su nueva exploración.
Una pista de menos de tres minutos que cuenta los pormenores del sexo virtual. Echando un poco atrás descubrimos que la liberación sexual ya estaba en la baraja de temas de la limeña, Ligera Love, el single principal de su anterior disco, ya coqueteaba con esta idea aunque de manera más orgánica y naïve. En Plug & Play el acercamiento es más explicito gracias a esos "Fuck me, fuck me, que se apaga", pasando por la herejía envalentonada y la des-humanización del concepto de virtualidad: "Besos des-configurados, pixels en mi habitación, Dios es una aplicación".
Musicalmente la aventura no puede ser menos emocionante. Comandados por un bajo afilado, a la pista se van sumando otros instrumentos que hacen su aparición estelar cual sonidos de chat calentón, todo sigue sonando orgánico y milimentricamente ejecutado para contrastar con las palabras de Pamela. Ahora sí, creo que nos hemos acabado el botón de re-play de las veces que hemos fantaseado oyendo esta canción, una pieza irreverente que no puede faltar en sus playlists del año.
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