En los años de actividad de este grupo español siempre nos hemos quedado con al menos una razón de peso para certificar su indomable garra creativa. En su primer disco la reventaron con la canción El Fantasma de la Transición, una enérgica pista de noise-pop que sigue sonando joven a pesar de estar cerca de cumplir una década. Luego vendría su indiscutible hit De la Monarquía a la Criptocracía que en 2010 los convirtió en los consentidos de la crítica bloguera, a lo sumo el disco que abría esta canción fue nombrado por varios sites como el mejor álbum de ese año. Terminando la historia previa a este nuevo disco, Estrellas Místicas la volvió a romper tres años después con unos balazos rítmicos y una afilada pluma para describir el estado actual de la música.
Tres grandes discos que vamos descubriendo a destiempo y no nos imaginábamos que íbamos a caer en el ritmo de este cuarteto precisamente a su cuarto intento. Y es que muy pocas bandas o proyectos musicales pueden darse dicho lujo, seguir sonando delirantes y creativos en cada producción, lo que le debe merecer a Triángulo de Amor Bizarro un nuevo estatus dentro del under-indie (del cual aún no logran salir).
Con recelo veíamos cada adelanto del nuevo disco pensando que quizá esta vez no lograrían redondear sus energías en una canción, un hit necesario para que nos decidiéramos a vivir esta aventura musical que siempre guarda en paralelo la crítica del estado actual de las cosas con un oscurantismo que la banda nos ilumina como si fuera el estado actual de las cosas. En Desmadre Estigio, por ejemplo, nos anuncian sus intenciones con una frase premonitoria: “No permitas que te engañen costumbres propias de la edad media”. Una pista que toma como base la métrica del reggae, presenta un interludio de lo más noise y rasgado para encajar a la perfección en el imaginario sonoro del grupo. Así nos dan la bienvenida a Salve Discordia, pidiéndonos que nos cuidemos y no nos dejemos someter mientras ellos se la pasan de lo lindo experimentado y reventándonos los oídos con el mejor y más esclarecedor ruido.
Luego suena Gallo Negro se Levanta y el tinte contestatario toca un punto muy alto (nada mal para el segundo track): “Moriremos por usted, señor, no le haremos ningún daño / porque aunque es un asesino es nuestro asesino / y así la mano negra nos protege de que nos pasen por la quilla”. Si hay mejor forma de describir la sórdida relación corporación-políticos-pueblo que esta, hágannoslo saber.
Salve Discordia sigue con un trío de ases para el Triángulo. Barca Quemada, con la voz de Isabel Cea entonando un irreverente: “Cuando te follen las fuerzas”, en tono: sabemos lo que decimos pero un poco de humor no viene mal. Luego la monumental Seguidores (que al sol de hoy es la canción más escuchada del grupo en Spotify), mi favorita inmediata, un medio tiempo en el que el grupo le baja a la distorsión creando una balada pop épica en la que destaca el tono agridulce y la dicotomía en las frases: “Me gustabas más cuando no hablabas, cuando no me pedías nada”. Todo un acierto que da espacio para que la batería se luzca y para sacudir la cabeza mientras entonamos la desazón de su inmaculada lírica.
El trío lo cierra el single principal, Baila Sumeria, descrita como la canción más pop del grupo y la que más los emparenta con los padres de su nombre, los New Order. Aquí el amor viste su traje más retrogrado, anunciando una vuelta al oscurantismo amoroso entre líneas de sintetizador y certeros golpes en la batería.
Ya vamos por la mitad del disco y aún no encontramos el hit que estábamos buscando, pero seguimos guerriando la escucha. Pasa Cómo encontró a la Diosa con una subida monumental, una montaña rusa en todo el sentido de la palabra que se desparrama sobre la ácida Que hizo por ella cuando la encontró y su sutil frase a lo Klaus & Kinski: "Habría votado a la derecha por ti". Y así, entre cosas que se pudieron haber hecho, Isa termina con un envalentonado y directo: "Ya no me acuerdo de ti". Desamor y olvido del puro.
Los coros ecoicos de Nuestro Siglo Fnord y la crudeza de Euromaquia (en la que se asegura que Europa es una zorra) abren la despedida del disco (y seguimos sin hit). Llega otra favorita personal en Luz de Alba, y descubro que amo los tracks enérgicos de TAB, como una locomotora imparable, afilada, aceitada y corriendo a toda velocidad hacía un fin inédito.
El cierre del disco con O Salve Eris es otro paso seguro en una seguidilla de aciertos. Comandados por la voz de Rodrigo Caamaño, el grupo se mueve del shoegaze al post-punk con soltura mientras la esquizofrenia se apodera de la mezcla y la letra que parece narrar un cuento a lo Caperucita Roja pero con el final real en el que la niña muere. Oscuro desenlace para un disco que nos hizo ver la luz en varias ocasiones y que sorprendentemente no tiene ningún hit a la altura de la historia de singles de Triángulo de amor Bizarro. Vale concluir con la verdad más obvia que nos ha revelado la escucha incansable de este material: el disco es un pelotazo de principio a fin, un hit en sí mismo y una razón más para seguir alabando las bondades de estos gallegos. O Salve TAB.
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