Canas verdes es el primer lanzamiento oficial de Gomas, un grupo muy joven de la movida independiente peruana, armado de garra experimental, de un descaro juvenil y de una estética vacacional acorde con el imaginario contemporáneo y trendy. El grupo cuenta con el visto bueno y el espaldarazo de una generación en la que se ven totalmente inmersos, en la que más allá de plantear un entretenimiento fugaz para treintañeros, propone un nuevo caldo de cultivo para jóvenes que rondan los 20 años, un público que oxigena la escena y plantea nuevas formas de concepción de las tendencias musicales.
Este disco viene a condensar la fase inicial de una banda con buen perfil. Reuniendo los demos previos a este lanzamiento, es poco o nada lo que varía de la fase buzz de la danda: la base rítmica de las guitarras y esa percusión traviesa se mantienen, los juegos del teclado inundan las mezclas con una especie de irreverencia pueril, y la voz fantasmagórica de su frontwoman sigue comandando las canciones con mucha personalidad.
El descaro con el que se mezcla una rítmica tropical, un imaginario infantil, al mejor estilo del sello español Elefant (Band à Part, Papa Topo), con ese twist under basado en una producción precaria, al parecer intencional, ratifica este disco como una fuente extravagante de nuevas vibraciones. Pasando por la potente balada, macabra y coherente de Ofuscación que sigue retumbando en la cabeza luego de varias escuchas, hasta el surf champetudo de El Verano Murió y Caracol de Mar con sus arriesgados cambios de ritmo, Canas Verdes ofrece al oyente una grata sensación de agilidad y buenas intenciones, nada mal para un grupo que puede sacar muy buen provecho del buzz y de la creatividad propia de la edad de sus miembros.
Canas Verdes, para los conocedores de la banda, no representa más que una formalidad para validar el esfuerzo de estos chicos dentro del mercado independiente, rubro en el que me incluyo, mientras que para los newcomers, este puede resultar un excitante, o porque no, desafiante disco para descubrir las hazañas de un grupo de jovenzuelos con mucho ímpetu.
Este disco viene a condensar la fase inicial de una banda con buen perfil. Reuniendo los demos previos a este lanzamiento, es poco o nada lo que varía de la fase buzz de la danda: la base rítmica de las guitarras y esa percusión traviesa se mantienen, los juegos del teclado inundan las mezclas con una especie de irreverencia pueril, y la voz fantasmagórica de su frontwoman sigue comandando las canciones con mucha personalidad.
El descaro con el que se mezcla una rítmica tropical, un imaginario infantil, al mejor estilo del sello español Elefant (Band à Part, Papa Topo), con ese twist under basado en una producción precaria, al parecer intencional, ratifica este disco como una fuente extravagante de nuevas vibraciones. Pasando por la potente balada, macabra y coherente de Ofuscación que sigue retumbando en la cabeza luego de varias escuchas, hasta el surf champetudo de El Verano Murió y Caracol de Mar con sus arriesgados cambios de ritmo, Canas Verdes ofrece al oyente una grata sensación de agilidad y buenas intenciones, nada mal para un grupo que puede sacar muy buen provecho del buzz y de la creatividad propia de la edad de sus miembros.
Canas Verdes, para los conocedores de la banda, no representa más que una formalidad para validar el esfuerzo de estos chicos dentro del mercado independiente, rubro en el que me incluyo, mientras que para los newcomers, este puede resultar un excitante, o porque no, desafiante disco para descubrir las hazañas de un grupo de jovenzuelos con mucho ímpetu.
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