Una
canción a la semana, el mexicano Silva de Alegría fue plantando las pistas de
su regreso hasta completar las diez piezas de su nuevo álbum. No fue este un
acontencer gratuito, como un manual de instrucciones cada canción nos prepara
para la escucha de la siguiente en la Primavera en la Guerra del Sonido y cumpliendo con la
promesa de su título, desde una preciosa introducción hasta la épica canción
final, atravesamos múltiples paisajes: jardines florecidos, bosques de niebla,
riachuelos y mañanas luminosas, y a la vez visitamos espacios abstractos: ondas
y capas musicales, la construcción del ruido y la enunciación del silencio,
pues el disco mismo es un estudio abierto sobre la música como fenómeno físico
y vital.
Si no es
muy clara nuestra apreciación mejor sumergirse de una vez en OM, primera
canción/poema que bien parece extraída del bello Cosmos de Carl Sagan pero ha
sido magníficamente escrita por el mismo Sergio Silva y narrada por la voz tan
familiar de Francisco Colmenero quien ha aparecido en un montón de películas
Disney y ahora acompaña a Silva en esta bienvenida, dulce y conmovedora. “Dicen
que hasta el día de hoy puedes escuchar la sombra del primer sonido
reverberando en forma de ruido blanco. Pasaron varios millones de años para que
el ruido se convirtiera en vida y algunos compases después, la vida en música”.
En Una Mañana dorada recibimos los consejos de la primavera: paciencia y naturalidad. “No quiero tenerlo todo, solo lo necesario”, el Hakuna Matata de Silva nos llena de gozo y al menos por unos minutos llegamos a creer que todo florecerá a su tiempo, y que sí “estamos juntos por una razón”. Al seguir el Camino del alce comprendemos en cambio que florecer es ardua labor, entre las raíces y los tallos que se elevan hay pequeños dolores, ruidos que aturden y largos silencios, es natural también perder a veces los deseos de cantar.
Silva hace de sus canciones caleidoscopios, los múltiples instrumentos que toca y los efectos en que baña sus melodías nos dan siempre una sensación de infinito, como en la exótica Superoro y la aleación orquestal/shoegaze de Veris Bellum Sonus, puntos de clímax en esa Primavera en la Guerra del Sonido. En oposición, una de nuestras favoritas es Vuelve a la luz, que en su aparente sencillez nos envuelve y hace brillar una vez más al buen letrista que es Silva.
En su misterio, El sonido de la vida puede ser una balada de amor o una lección de teoría de la música. En su belleza nos recuerda un viejo poema de Eugenio Montejo, que dice “La música del ser es disonante / pero la vida continúa / y ciertos acordes prevalecen”, buena antesala a la canción más grande del disco.
Todas las pistas que entre palabras y sonidos recolectamos en este camino se reúnen, se arman, en la perfección de Primavera en la Guerra del Sonido, una canción redonda que pide ser oída a todo volumen, desde ya una de nuestras favoritas del 2019, elevándonos, invitándonos a sentir “los impulsos de aire en movimiento” y “el ruido que provocan nuestras vidas”, completando finalmente esa gran ambición: descifrar un caos, hacernos bailar en el ruido, hallar nuestra propia musicalidad.
Descarga: Primavera en la Guerra del Sonido
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