Guillermo Farré encuentra inspiración en lugares habituales como recuerdos, fotografías, la música, el cine y la literatura; sin embargo sus referencias no son del todo de dominio popular. Un ejemplo de esto es la reciente publicación de un 7" en el que rinde homenaje a la fotógrafa y retratista conceptual Cindy Sherman, una serie basada en autorretratos de la artista, arte revisitado, transmedia y colaboración.
Además de sus proyectos alternos y su prolifera carrera musical, quizá el mayor acierto de Farré este año fue la publicación de su segundo disco bajo el nombre de Wild Honey. Big Flash, como se titula la placa, ha estado rondando nuestros oídos desde su lanzamiento a mediados de año, aunque debemos admitir que nos tomó mucho tiempo familiarizarnos con las nuevas canciones del proyecto bandera de este músico español. La razón yace en el cariño que nos despertó su anterior placa y posteriores singles, dejando la barra tan alta, era difícil superarla. Producido por Tim Gane de Stereloab, Big Flash ha logrado con constancia hacerse su espacio entre los discos mejor guardados del año.
Una de las razones para mantener el silencio sobre este disco en particular era la falta de coros pegajosos y frases épicas como esas que siguen retumbando en su primera placa. Acá la musicalización se siente más sintética y rica en arreglos, con ritmos que se entrelazan creando una estructura mucho más densa que las exploradas con el folk-pop de su predecesor. Las canciones sin embargo siguen una marcada tendencia a las estructuras de la música popular: estribillo, coro, estribillo; cual semillas que van germinando en la cabeza, las letras se descubren saliendo con facilidad de tu boca luego de varias escuchas.
Big Flash es un disco repleto de amalgamas entre lo orgánico y lo sintético en equilibrio singular. Una gran introducción a cargo de An Army of Fat Synths revela las nuevas estructuras de Wild Honey, órganos y batería revisten una canción con claros coqueteos a lo sintético. Canciones como My Memory May Also Be A Wish, que vuelve a mostrarnos un Wild Honey influenciado por el sutil vaivén de la bossa nova, y Gothic Fiction, son esos imperdibles primeros pasos para adentrarnos en un disco que nos sorprende con cada nueva visita.
Rogério Duprat Looks Out The Window y It’s All in the Film vienen a reforzar la idea que planteamos al principio sobre las fuentes de inspiración de Farré, esas referencias a lo cotidiano mezcladas con algo de intelectualidad airosa; ambas canciones marcadas por un ritmo trepidante y arriesgado sugieren un enamoramiento paulatino, que de un momento a otro llega a sorprender al oyente más despistado, categoría en la que me incluyo. Así a veces son mejores los amores, esos que no se dan de forma salvaje y de golpe sino los que con coherencia se van adentrando al punto de volverse naturales y fructíferos.
Despejadas las dudas sobre la contundencia de la luminosidad en las composiciones de Farré, de su capacidad de reinventarse y superar su anterior disco, Big Flash es la prueba fehaciente de que los golpes de suerte no existen y de que algunos discos es mejor dejarlos madurar, como vinos que revelaran sus cualidades con el tiempo, aunque acá la analogía no aplique en su totalidad pues fuimos saboreando estas canciones a lo largo de los meses.
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