Kali Uchis siempre ha generado suspicacias en nuestra redacción. Mientras unos nos declaramos fans de hueso colorado desde sus primeros atrevimientos, otros simplemente pasan de ella, ya sea como icono popular que bebe de múltiples fuentes o por la plasticidad de sus canciones por las que irónicamente también nos hemos decantado en más de una ocasión.
Cuando la descubrimos a finales del 2013 con su mixtape autoproducido Drunken Babble, sabíamos que la chica se traía algo entre manos. En ese entonces el sampleo era su recurso estrella, un collage de influencias que ella sabía coronar con frases precisas. El tiempo y las buenas relaciones la llevó después a producir su EP debut. Tyler, The Creator, Diplo, Bunx, fueron algunos de los nombres que co-firmaron el atractivo Por Vida EP, un disco del cual terminamos enamorados a la mitad, sabiendo aún del potencial de la colombiana, confiando en que sus letras encontrarían mejores camas y que su visión hallaría la tan esquiva cohesión que le hacía falta.
El mérito de Uchis en Isolation fue lograr que tantos colaboradores (Damon Albarn, Kevin Parker, Bootsy Colins, The Rude Boys, Tyler) armaran un set cohesivo y disfrutable, algo que como mencionábamos antes, era lo que le hacía falta para despejar todas las dudas que se ceñían sobre ella. Bossa nova, blues, dancehall, soul, reggaeton, los géneros de moda configurados desde una óptica ligeramente independiente, una producción impecable que incluso reluce desde el tratamiento lírico por las variadas lecturas que se hacen de él.
Desde acá lo vemos como un tratado sobre la soledad y el tan elusivo sueño americano, con puntos altos en canciones como Tyrant, Dead to me, o esa Miami que se lee cristalina como una declaración de principios, y de esa frialdad explicita en la misión de Uchis: “They said he want me in his video, like ground one. But why would I be Kim, I could be Kanye”.
La primera parte del disco aunque interesante se siente dispersa en comparación al cierre, justo cuando interviene Damon Albarn en la encantadora In My Dreams, una ola de tweepop al mejor estilo de Gorillaz sobre la fantasía del mundo ideal, una especie de sueño narcótico del cual se despierta con mucha resaca y ciertos guiños a la depresión en el aplomado interludio Gotta Get Up. Como si la medición del tiempo fuera el hilo conductor de estas últimas piezas, pasamos por números tan interesantes y ensoñadores como Tomorrow y el hit After the Storm.
Quizá el descaro más grande del disco y a la vez la suerte del mismo es esa Feel Like a Fool en la que Uchis se rinde a las bondades soul de Amy Winehouse. Evidentemente Uchis no alcanza su registro y su voz en el resto del disco no es que resalte, pero acá estamos por otras razones. Kali ha manejado muy bien los hilos de este debut en larga duración, dejándonos de frente a una producción impecable que bebe de todos sus referentes, que la deja muy bien parada como compositora y ratifica el personaje que ha venido creando durante años, y lo mejor es que lo logra sin exceso de drama, como una buena hija de su tiempo.
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