El acto fotográfico supone un recorte de la realidad. La
expresión Fuera de campo habla del
espacio al margen de una imagen obturada, la vida que continúa inmediata al encuadre. Fuera
de Campo es también título para el nuevo álbum de Dënver, quienes de acuerdo
a esta acepción, pretenden revelar lo que hasta ahora ha permanecido oculto en su trabajo.
Siguiendo el discurso fotográfico, la bienvenida al disco es
una agradable fotografía manipulada al estilo de una doble exposición, en la que
se observa a dos jóvenes sobre una locación en ruinas, y en un cuadro interior,
su mirada al frente con unos binoculares. Esta imagen anima la espera de una
edición física tan cuidada como la de su antecesor, Música, Gramática, Gimnasia (2011).
Las fuerzas, una notable primera canción que a su vez se erige
como manifiesto del álbum. No gana la guerra quien más soldados ni armas tenga,
y es que en esta ocasión, Dënver apuesta por la autoproducción y disminución del
sonido, que en vez de relevar la imponencia del disco anterior, se acerca más a
las primeras realizaciones, Totoral (2008) y el EP Solenoide (2006), la balada
vuelve a ser su estrategia de guerra, un paso atrás del que todavía se duda
hayan salido ilesos. Arreglos orquestales aquí presentes, marcan el
recorrido del álbum, y la letra habla de un conjunto de fuerzas, distantes como
la atracción planetaria, y cercanas como la fricción de los cuerpos.
La segunda pista ofrece un mayor simbolismo. Ya conocida
como sencillo, y usando la fórmula del éxito descubierta anteriormente, Revista de Gimnasia es una canción que,
inserta en el álbum, confirma las sospechas: no se trata de una continuación a Música, Gramática, Gimnasia sino su
despedida. Tan populares fueron las
canciones sobre aquellos deportistas obsesionados con la perfección, y ahora,
esta pieza es la destrucción de tal imaginario: aros de fuego, explosiones en
la cancha, trozos de atletas, y como si fuera poco, un videoclip que sugiere la
muerte de aquella gimnasta que ocupó la carátula de ese segundo álbum. El
desarrollo audiovisual, hace tributo a una escena de la película Alps, de Yorgos Lanthimos, que vale la
pena mencionar pues recrea la historia de una gimnasta rítmica ansiosa por
moverse al compás de la música pop.
Sin embargo, las
canciones siguientes carecen del brillo preliminar. No es éste un disco
bailable, Fuera de Campo está
compuesto de baladas suaves que apelan a la nostalgia. Suena ahora la emotiva Concentración de Campos, que en un delicado juego de palabras, hace referencia a los Campos de concentración durante la guerra. Cruzando los dedos para que no sea el siguiente sencillo, la canción cuenta con la
participación de Cristóbal Briceño, el miembro de Ases Falsos que bien pudo ser
reemplazado por otro artista chileno, de una variada lista, para realmente llegar a refrescar las similitudes vocales entre Mahan y Montenegro. Junto a ella, Tu peor rival, Profundidad de campo y Mejor más allá, son canciones que a
pesar del ingenio en las letras o el coqueteo entre cuerdas y vientos, se
perciben vaporosas, hasta incipientes, imperdonables quizá para quienes no
son ya un par de novatos.
Un atisbo de experimentación reaparece en El árbol magnético ataca por sorpresa, pieza
que contrasta no solo el sonido del álbum, sino la discografía de Dënver.
Sonidos erráticos cercanos al krautrock, género de auge en España, serán misteriosamente
complementados con algunas trompetas. La letra, en una directa alusión a las
drogas, permitirá imaginar una colección de jóvenes perversos, hasta violentos,
confirmando el tinte macabro que se ha ceñido sobre la nueva producción del
dúo, Traficamos drogas a menores, para que no se den cuenta que están muriendo
sus chicas, que las hay heridas, incluso descompuestas.
Cortando la alucinación, el disco retoma su hilo nostálgico.
Ahora una chica rebelde conjura, Soy buena haciendo daño, mejor te pasas a mi
bando. Que no engañe la balada lenta, Medio
mal es un sublime y certero disparo a las ilusiones juveniles, un cambio a
las reglas del juego, otro buen momento en el disco. Aquí el tributo, percibido
o inventado, surge en el parecido del sonido inicial a la introducción de la
serie televisiva Twin Peaks.
Se acaba el disco sin haber bailado, pero sí reflexionado. Termina también, sin el amor a primer oído que nos ofreció Música, Gramática, Gimnasia, el aplaudido larga duración que
inevitablemente será la sombra de un nuevo álbum.
Aun así, Fuera de Campo cumple a cabalidad su papel introspectivo,
obliga a pensar, como indica el nombre, incluso en sensaciones y líneas fuera de las canciones, y por último
invita a guardar la esperanza en aquellos
pasos de baile, que sin haberse mostrado, podrían seguir ahí.
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