¿Cuál será el encanto de las canciones de Luciana Tagliapietra? La respuesta a esta pregunta viene como confirmación de nuestro amor por su música al escuchar la primera canción de su nuevo EP La Luna. Vidrio Roto presenta su voz singular, esa de cantantes interesadas en contar y desnudarse ante el oyente con los recursos de los que dispone. No hablamos de cursilerías, ni de lagrimas forzadas: “Mi tristeza es un vidrio roto, no te gusta mi tristeza y a mí tampoco. Cuando soy feliz todo es real. Soy feliz unos días y pronto se acaba. ¿Existe el amor? me pregunté, pero me olvidé de preguntármelo”, y así transcurren las confesiones de Luciana, entre instrumentación cuidada que combina un pop orgánico con algo de sinthes y un poco de jazz.
La delicadeza envuelve Muchacho Fiel una canción sobre la perdida y la resignación. Tormenta, una vieja conocida en más de una versión, presenta más instrumentación orgánica, alejándose de esa primeriza y envolvente versión electrónica de la que quedamos totalmente contagiados. La canción establece un paralelo entre las enfermedades que vienen con las tormentas tropicales y el encanto particular de una persona que tiene el mismo efecto virosico. En El Gigante se hace acompañar de Litto Nebbia, la canción del regreso. Y para finalizar esta entrega, la canción que da título al EP, La Luna, una especie de himno amoroso donde todo se ilumina mientras asciende el grado de instrumentación. Cual luna llena asistimos a un cierre inigualable.
Así las cosas, esta nueva entrega de Luciana da muestras de su ingenio, sus canciones en forma y con el mismo encanto, organizadas de manera que pasa de la catástrofe del vidrio roto, la separación hasta la reconciliación y dejarnos iluminados bajo los destellos de la luna llena. Quedamos ahora a portas de recibir la tercera entrega de esta chica argentina, incansable a la hora de armar sus canciones a pulso, plagarlas de encanto y servirlas al oyente fiel.
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