“Hay este desconcierto con forma de espiral, alguien que me despierte, alguien que me lleve al borde, al borde… del máximo borde.”
Una súplica, un canto ambivalente e irónico, Alegría dispersa sigue sonando en loop desde que vio la luz de nuestras pantallas, con ella descubrimos una colaboración inédita entre dos de nuestros proyectos favoritos de la Argentina, el bicho de culto, Diosque y Los Besos, los reyes del formato breve.
Los aires de folklor afro rioplatense recorren la espina dorsal de la canción, dando lugar a una lírica rica y rítmica. Nuevamente Diosque nos deja una colección de frases para enmarcar, tan entrañables que nos vuelve cómplices de su estado emocional: “Alegría dispersa muy dispersa, puse cartas invisibles sobre la mesa, junto a un vaso de agua con tu labial, besos recordados.”
Alegría dispersa responde a la dualidad, a la suavidad y la cadencia de sus percusiones y a la urgencia de sus palabras que distan de ser la canción más alegre del año, pero sí, una de las mejores composiciones de la pandemia.
Un dúo al uso. La voz de Paula Trama se une a la de Diosque en un unísono que domina casi toda la canción, un embrujo al que se van sumando los metales, marca de la casa de Los Besos, y un manto atmosférico entre lo sintético y lo orgánico que crean un aura inigualable y nos deja servida una canción perfecta para los momentos de contemplación.
Curiosa cuarentena la que parece estar viviendo Santa Madero. La joven banda peruana conocida por sus canciones tanto misteriosas como hits innegables pasó de ser quinteto a convertirse en trío, revivió canciones del pasado como quien intenta cerrar etapa y optó por la autoproducción en vistas del lanzamiento de su primer EP a finales de año. En medio de este remolino de cambios y nuevas decisiones nace Quemarte a la Mitad, a la fecha el single más frontal y agresivo de la banda, por lo tanto también el más frágil y expuesto.
El espíritu del viejo Santa Madero sigue presente pero es hora de decirle adiós a las capas de misterio logradas en base a trucos de producción y psicodelia. Algunas reseñas hablan de influencias trap para este nuevo single pero es imposible no pensar en artistas como Charli XCX y el revival Y2K cuando se analiza el sonido y letra.
Por primera vez las palabras de Karina Castillo no son un enigma que busca ser descifrado. Desde el arranque el protagonismo del vocoder crea un efecto de lamento ideal para la exposición de emociones que está por venir (“Una mañana cuesta respirar y hace tres noches todo estaba bien / Ahora seis años parecen volar”), esto acompañado de unos teclados que pasan del synth pop denso en los versos a momentos de fragilidad en los coros.
Es obvio que Quemarte a la Mitad es resultado de un desencanto amoroso real. Al hablar de una banda tan joven como Santa Madero, el caos los llevará a una nueva etapa de autodescubrimiento y una nueva realidad. Como se dijo antes, ya no hay espacio para misterios y ensoñaciones. Por otro lado, no olvidemos que hablamos de una banda con un estilo muy único que logró seducir a toda la prensa musical latinoamericana, toca ver si este Santa Madero 2.0 puede conciliar pasado y presente o bien se trata de un nuevo punto de partida que exigirá adaptación a sus oyentes.
"Lo que pasa / cuando le pasa / como le pasa / solo le pasa / al corazón". Con aplausos, brillos de trompetas, un memorable juego de palabras y un bajo decididamente ochentero se abre a nosotros esta nueva canción de los costarricenses Hijos.
Aquí, el encanto de otra época es engañoso pues no asistimos a la clásica historia de amor o desamor, sino a una intrincado idilio contemporáneo. Como un Luis Miguel muy desenfadado, la voz de Pablo Rojas nos sitúa en el presente mientras la melodía es fiel reminiscencia a las canciones románticas con las que crecimos. Como si del argumento de la película Closer se tratara, escuchamos las historias de amantes que, separados, anhelan el reencuentro mientras se abrazan a otros cuerpos, en otras habitaciones. Decisiones apresuradas y nudos cada vez más complejos avanzan en una canción vertiginosa, que a pesar de sus casi cuatro minutos sentimos brevísima.
Con Fatal, Hijos anuncia un regreso tras Sol Naciente (2018) un bello y luminoso disco con el que estamos en deuda al no haberlo reseñado. Prometemos entonces estar atentos a los nuevos pasos de la banda, que a juzgar por este adelanto, parece adentrarse en laderas musicales frescas y emocionantes.
El Flaco de la Mancha es una oda a la locura de la creación artística, en la que Rita Indiana se vale del ingenio del productor Eduardo Cabra para crear un track optimista y aún fiel a la esencia sombría de Mandinga Times.
Basta con embarcarnos en sus primeros segundos, en los que los sampleos del poeta puertorriqueño Francisco Matos Paoli y los aires balcánicos nos dan la bienvenida a este paseo cadencioso que hacia su coro nos muestra la otra cara de la moneda: “Brilla el sol, recortando con sombra el camino al caminador”, desde aquí tenemos otra visión, un merengue aderezado con sintetizadores delirantes que se convierten en el gancho definitivo de la canción.
En el apartado lírico Rita cumple la promesa de su título, que referencia también sus raíces literarias, su idiosincrasia e irreverencia, y su sentido de comunidad: “Nómada siempre yo he sido, también los que andan conmigo. Vamo’ detrás de fortuna, con Yemayá de testigo.”
En estas primeras escuchas del esperadísimo segundo disco de Indiana, El Flaco de la Mancha se ha convertido en un oasis de luz en un álbum profundamente político y apremiante. Un disco que nos exige atención, nos planta en un mundo apocalíptico que no dista en nada de lo que vemos a diario en noticiarios y redes sociales, que nos recuerda nuestras tragedias y nos muestra la crudeza de los tiempos que transitamos, pero entre tanta desesperanza aún tenemos tiempo para la fe, y esta canción nos recuerda que los pasos de baile y la locura también son una vía hacia la libertad.
En 2010, al sur del continente, tres discos independientes llegaron a marcar las pautas de un sonido joven y a señalar un modo otro de hacer las cosas. Más tarde, el diario El País nombraría a Chile como el "nuevo paraíso del pop". Mena de Javiera Mena, Audiovisión de Gepe y Música, gramática, gimnasia de Dënver son los hitos, uno tras otro, que impulsaron el florecimiento de tantas propuestas amadas.
Todos tuvimos un tiempo de adicción al pop chileno. Hoy revisitamos AUDIVISIÓN, mirando a la distancia las propiedades de sus minerales, la perfecta aleación de folclor y electrónica, y celebramos la profunda intuición que llevó a Gepe a construir un álbum tan enérgico, ligero y denso a un mismo tiempo. También vemos a lo lejos nuestros propios recuerdos, tanto de nuestras vidas y de la existencia del blog podría contarse a través de esta obra.
Seguimos amando Audiovisión aunque poco sabemos ya de Gepe. Hoy volvemos a este, el punto de inflexión en que el carácter más introspectivo del autor abrazó la elocuencia del pop, el momento preciso, precioso. Antes del auge (¿o el declive?), estuvo Audiovisión.
~ ~ ~ ~
Amigos vecinos: En algún lugar entre la extrañeza, la nostalgia, la alegría y la celebración, justo ahí nos recibe el Audiovisión con la mini/maximalista Amigos Vecinos. Un oxímoron en toda regla. Una estructura simple y minimalista que sirve de acompañamiento para un mensaje contundente. Una sencilla bienvenida, pero también el principio de una despedida, el adiós a una forma de comunicación. Will
Por la ventana: ¡Cuánta nostalgia al regresar en orden a estas canciones! Por la ventana fue el primer avance de un álbum decisivo, himno a la alegría y a la ligereza. "La vida es como la vida", una conclusión infantil que solo podía enternecernos. Sin dificultad hemos bailado y sonreído cada vez que esta canción nos encuentra, con su alma sencilla y acústica, adornada de samples. Recordarnos enérgicamente, que cada tanto hay algo que botar para continuar la marcha. Camilo
12 Minerales: El primer avistamiento de intenciones rítmicas y de vientos de cambio. 12 minerales nos embarca en el cauce de un río de montaña, absortos en su magnetismo intentamos descifrar sus mensajes encriptados: “Cada uno se vuelve otro, cuando algo te cambia”. La fascinación de Gepe con los números queda grabada en la estructura de esta canción que entre conteos regresivos y enumeraciones marca nuestros tímidos pasos de baile. Will
Alfabeto: "Pop aprendido y folclor adivinado" han sido siempre las palabras con las que en el blog hemos definido nuestra etapa favorita de Gepe. Las leímos en algún sitio aunque nunca pudimos recuperar la fuente. Hoy volvemos a ellas para describir toda la belleza de Alfabeto, que nos sigue pareciendo la mejor canción de Gepe, y quizá una de las mejores en el cancionero latinoamericano de las últimas décadas. Una incesante percusión como esqueleto y el épico desborde de instrumentos folclóricos, conectando a Chile, Perú y Colombia, como ese otro esqueleto que es la cordillera de Los Andes. "Un, dos, tres, te sigo adonde estés / ¿A dónde vas? Contigo quiero andar". Una factura artesanal que conmueve, roba el aliento, cada vez. Camilo
Ayelén es un nombre femenino derivado de la palabra ayelen que en mapudungun (idioma de los mapuches) significa "sonrío", "el sonreír". La definición que nos regala Wikipedia nos da nuevas luces del significado de la quinta canción de Audiovisión. “Que tú has ganado a mí”, la torpeza del lenguaje es un recurso intencional que encaja a la perfección en esta composición que sorprende por su sencillez. Una carta de amor amplio y una oda a la gratitud. Will
Estado de Vista: "Indúceme a poner un poco de orden, cuestión de ver que algo puedo cambiar". Algo parecido a la humildad brilla en las entrañas de esta canción preciosa, y la voz de Fakuta es un eco de dulzura. Gepe hace una invitación a movernos de ideas, a celebrar que otros entran y salen de nuestras vidas, reordenando, rompiendo, señalando otros caminos. Camilo
Diccionario en mano, 10 años después seguimos sin entender las implicaciones de la palabra Lienza, sea como verbo o sustantivo. Y es justo ahí donde reside el valor de las composiciones de Audiovisión, la falta de significado permite la resignificación del oyente. Este nuevo dueto con Javiera Mena se erige como la pieza más misteriosa del conjunto. Un apartado sonoro que los emparenta con los Mecano más sombríos, nos deja nuevamente a la deriva, esta vez, en un inmenso mar repleto de dudas y certezas. “Y el barco se nos aleja. Ese barco que no nos deja. Y es que siempre viaja solo. Como una sola gran idea”. Will
Salón Nacional de Tecnología: Un misterio. Una canción institucional de un Instituto inexistente. Un sueño. Gepe y un coro de amigos cantando a un espacio imaginario donde todo parece posible. Un chiste. Una excusa desenfadada para cruzar elementos electrónicos e instrumentos vivos en un formato canción. Camilo
Un Día Ayer: Si entendemos Audiovisión cómo un álbum de transición, el paso de un lenguaje enigmático a un discurso más entendible, Un día ayer es ese eslabón que necesitábamos para identificar a Gepe como una figura relevante dentro de la etiqueta de pop latino. Una confesión de amor al uso, la primera visita a un lugar común, aún como un extranjero sin pretensiones de quedarse a habitar en el jardín. Will
Victoria Roma: Hablar de Audiovisión nos exige hablar del EP Las Piedras, concebido un año antes del disco que nos convoca. En ese EP aparecía una versión temprana de Victoria Roma, más sencilla y por lo tanto más cercana, más dolorosa. En todas las versiones de la canción y en el videoclip aparece la artista Valeria Jara, quien fue pareja de Gepe en aquel tiempo y a quien intuimos como una figura importante en la estructura de Audiovisión. De aquella historia de amor nos queda esta canción inmensa, "Si te volvieras, vuélvete a mí". Camilo
La Bajada: En las idas y venidas de los significados, las formas de comunicarnos y el lenguaje que compartimos, no deja de sorprendernos lo bien que encajan las palabras del escritor Carlos Arriagada en la cosmogonía de Audiovisión. “Renunciaste a todo por estar aquí conmigo allá”, el sacrificio de su primera frase, junto a sus redobles, los charangos, las zampoñas y las campanas nos dibujan un paseo inigualable, imágenes vividas de una montaña que desnuda sus misterios ante nosotros, dos minutos y medio de cumbres emotivas. Will
Budapest: Una respiración entrecortada y distorsionada es el sonido que abre, o cierra, la canción/despedida a este álbum perfecto. En la atmósfera de Budapest percibimos ese alejarse, como si en un barco fuéramos dejando un puerto, como si la niebla empezara ya a cubrirnos y las luces de la ciudad se difuminaran. Un piano delicado es lo único claro, lo demás es eco, dilación, distancia. Y las palabras últimas de Gepe: "En el fondo / fue solo una isla / chocando con un continente". Camilo
RE-vivir / RE-visitar / RE-comendar / En la revisita del hit definitivo de 107 Faunos en colaboración con las infalibles Las Ligas Menores, nos decantamos por el carácter polifacético de su composición y sus valores narrativos.
///////////////////////////////////////////////
Una buena canción es una hazaña temporal. Pico tres es uno de esos acontecimientos excepcionales que merece ser revisitados y estudiados cada tanto. Acercándose peligrosamente al límite de la canción popular para convertirse en una película o en un cuento, esta canción entiende a la perfección el valor de la narración, el efecto del coro/climax que no debe repetirse y la importancia de la instrumentación en la creación de una historia emocionante.
Dos personajes, el vocalista/o el oyente y nuestra heroína misteriosa. Un set, "La mejor fiesta a la que fue", una incógnita, ¿Qué pasó la noche anterior?, todos los elementos servidos para una narración que nos moviliza en varios frentes: La inevitable nostalgia fotográfica ("Te perdí mientras bailábamos"), el terror inesperado ("Chica loba persigue la luna, uh, y personas por el pueblo") y la inevitable consecuencia catastrófica ("Confundida, sola, asustada, intenta recordar qué pasó").
Los detalles y referencias de la canción están a la orden del día y en lugar de valerse de imágenes recurrentes, se van a lugares poco explorados. Los localismos dan pistas de hacia dónde debemos dirigirnos cuando queremos dar sentido y valor a nuestro imaginario: "Metió un triple y mató a tres, de los populares" resuena como la segunda frase más icónica de esta pequeña-gran composición.
El top sin duda es para el crescendo climático de su coro, que justo arranca en esta última frase que funciona como puente. En dos líneas subimos, aullamos, estallamos y volvemos a bajar suavemente. La forma en que se fusiona la onomatopeya de la chica lobo y el conector "y" es magistral, una liaison orgánica que funciona como pico de esta montaña rusa.
Ya hacía el final, cuando nos quedamos con la frase de conclusión: "Noche de pánico", aún nos queda un minuto entero de narración que esta vez recae sobre la musicalización y unos chirridos que sirven de flashback y nos descubren la incógnita de la protagonista.
Hasta aquí no sabríamos si lo que acabamos de vivir fue en realidad la canción más trepidante y circular de los 107 Faunos, el episodio de halloween de una serie adolescente ambientada en la Argentina contemporánea, o bien un cuento breve y emotivo; sobre todo, una verdadera proeza compositiva a la que volvemos siempre en busca de un poco de inspiración.
Como piedras preciosas de orígenes opuestos, hemos ido reuniendo las canciones de Carolina Zac que integrarán un anhelado primer álbum de larga duración. En una mano la energía fluorescente de "Aparece" y en la otra, el azul profundo de "Inevitable". Se suma ahora la oscuridad de "Paralelo", en una noche que emite destellos.
El hit definitivo: una dura base rítmica poblada de vibraciones abre paso a la voz de Carolina, esta vez más sensual, con una letra que entrecruza abstracción y declaración de amor. "No es cierto / esos miedos tuyos no son míos / es parte de existir / sufrir / sumar olvidos", la canción nos trae imágenes de otras fiestas, encuentros y desencuentros sobre la pista de baile. Con nostalgia nos preguntamos cuándo volveremos a esas noches de movimiento, acecho y promesas de amor.
En "Paralelo", Carolina Zac confirma pertenecer a un linaje de artistas como Kelly Lee Owens o nuestra querida Ela Minus, mujeres poderosas a un tiempo compositoras, intérpretes y productoras. Cada una a su manera y bajo sus reglas concilia la dulzura de la voz femenina con el alma helada de la electrónica minimalista, renovando así el pacto que hace décadas firmaron Donna Summer y Giorgio Moroder en "I feel love", la sensualidad en la máquina, perfecta amalgama. Ellas comparten además, el 2020 como escenario para el lanzamiento de sus discos.
Carolina presenta "Paralelo" con un excitante videoclip realizado por el artista chileno Felipe Rebolledo. Un despliegue de nocturnidad, geometría y sensualidad. Partiendo del blanco y negro y las líneas en conflicto, el rostro de Carolina se arma y desarma. Sofisticado y sutil como la canción, el videoclip abstrae un paisaje oscuro y dispone en las imágenes computarizadas un elemento vivo, palpitante. Imperdible.