Después de la explosiva La Yuta, Tebas se convierte en el segundo adelanto del tan esperado nuevo disco del uruguayo vía Argentina Dani Umpi. Lechiguana, como se llama el disco, espera ver la luz de nuestras pantallas muy pronto. De momento nos animamos a emitir nuestro veredicto para este sencillo que nos dibuja el camino para llegar a una nueva entrega de pop desprejuiciado.
..................................
La afortunada producción de Jean Deon, quien también produce el último disco de Diosque, convierte Tebas en un hit instantáneo. La cantidad de referencias sonoras que contiene el track son abrumadoras, pasando por esa introducción ambient, hasta el descarado golpe de cumbia peruana a lo Tigresa del Oriente, el desparpajado pop americano, EDM y un poco de trance para coronar, una pista prolija que acompaña una letra delatadora, nostálgica y llena de promesas de amor. Las habilidades de escritor de Dani están a la orden del día en estas líneas que pueden aflojar las lágrimas de más de uno (sí, aún con ese fondo discotequero reventándote los oídos), por ahí viene la vena romántica de la canción latinoamericana y de paso su irremediable acento queer, siempre bienvenido y renovador: “Y si, al regresar ves que está cerrada mi puerta, sabes que siempre una ventana queda abierta para que entres sin llamar”. Hit absoluto. Will Balooni
..................................
"Te vas a Tebas, más yo no me puedo despedir así tan fácil", como leyendo una sentida carta o el capítulo de una novela, siento una punzada en el estómago al atestiguar la despedida de sus jóvenes protagonistas. Nuevamente Dani Umpi revisita la canción de amor y hasta la imagen masculina: expone su vulnerabilidad, el anhelo de cotidianidad, con desayunos juntitos en la mesa y lágrimas en la ducha. La progresión electrónica (cada vez más sofisticada en la discografía de Dani) aliviana la tristeza universal que nos narra, pero qué ganas de cantar a todo pulmón y a todo volumen: "Amor, si mañana vas a partir, quédate en casa". Camilo Castaño
Mi vida es el cuarto single en desprenderse de El Futuro, el más reciente larga duración del proyecto solista del puertorriqueño AJ Dávila (Davila 666). Una placa llena de canciones ágiles que muestran la faceta más pop de Dávila mientras mantiene el mismo ímpetu irreverente que lo caracteriza.
Para el corte en cuestión, lo acompañan los chilenos Dënver, Mariana Montenegro en los coros fantasmagóricos y seguramente Milton Mahan en los detalles más relucientes del track, los vientos y un ánimo disco que se intuye entre riffs de guitarra desjuiciados y un marcado golpe de batería.
El clip que acompaña el lanzamiento es una producción de Panoram Films, un stop motion inventivo que sigue al pie de la letra las indicaciones de la canción, una mirada ágil a la intimidad de esta pareja explosiva. Disfruten el cóctel de sonidos e imágenes al salto.
Las fuerzas de la naturaleza inauguran Llanero, el cuarto disco oficial del argentino alias bicho-de-culto Diosque. La evocación es el arma con la que nos recibe Lluvia, oscuridad configurada en los sintes, goteos en percusiones y teclados, y sus característicos ánimos rarunos en las voces que se difuminan entre tanto sintetizador cadencioso y sexy. Un buen punto de partida para un disco que conjura hechizos ágiles y paseos por fenómenos naturales propios del llano tucumano, ese que retrata el pintor Demetrio Iramain en la portada, y que transitaremos desde su vertiente más oscura y apacible hasta la más explosiva y atractiva.
El paso siguiente lo toma Nudos y sus descargas eléctricas de dubstep y new wave, arreglos que mantienen la esencia del Diosque experimental gracias a glitches contemporáneos y luces neón de otra era. La Ruta del Viento, una de mis favoritas (el título se lo lleva Decirlo en el aire), continúa la senda pop del disco mientras acudimos a un nuevo encuentro con los fenómenos naturales que acá crean metáforas y parajes poéticos de exquisita belleza. Para coronar la pieza, no podía faltar una de esas frases contundentes del buen Juan Román: “A veces pasa, las palabras no encuentran asidero. El encanto del roce aguarda, decirlo todo no garantiza nada”.
La fuerza parece ser el motor del disco, repleto de esquinas de baile y arreglos atrevidos. Pero para equilibrar las cargas, Llanero se apacigua en dos momentos claves, como si nuestro caballo necesitara ir al paso después del galope. Este Canto Paga Todo que luego se autoreferencia en la efervescente Lo Importante, al lado del dúo Weste, y la hipnótica Hechicera. Sobre esta última, una pieza ambient de magia negra, vale la pena detenerse un rato para entender su trascendencia.
Hechicera ya hacía parte del repertorio en vivo de Diosque, una canción que te atrapa desde la primera escucha y que sorprende por su carácter folclórico. A pesar de los adornos electrónicos y del aura de misterio propio de su título, esta es una composición redonda de fácil recordación, cíclica en su forma, y tan sencilla como cualquier canto del folclore gaucho, al punto de que nos creíamos frente a un cover, que en últimas resulta ser una de las mejores interpretaciones de un canto popular en el siglo XXI.
La autoreferencia es otro sello característico del tucumano. Lo logrado en Semejante, lo que podríamos considerar la suite de la épica Broncedado (Constante, 2014) es de celebrar. Una especie de reggae transformado al antojo del autor, con sus sintes memorables y las distorsiones marcas de la casa.
Puntos flojos en Llanero, dos, y en canciones concretas. Este Canto Paga Todo, que luego de varias escuchas parece una tonada de poca trascendencia; y aunque me sigo emocionando con la segunda parte de Toca Mis Huesos, su inclusión en el tracklist es un desacierto, cual pieza que no encaja en el rompecabezas, seguimos sin descifrar la intención de su inclusión en el disco, muy a pesar de la producción de Jean Deon, nuevamente afilado en la búsqueda de estilos, ampliando el espectro sonoro de Diosque.
Como siempre, dejamos lo mejor para el final. Decirlo en el aire es una de las mejores composiciones del tucumano, una declaración de principios (en su cuarta entrega) y un paseo enérgico imperativo. Nuevamente el folclore argentino hace su aparición gloriosa en el cancionero diosquiano: la repetición de las estrofas, introducidas por un acento marcado, un fraseo arriesgado con una frase apabullante que explica la condición del autor: “Miro sobre la mesa, veo que no tengo palabras, es por eso que dedico mi tiempo al rito y al ritmo” y que luego de sonar contundente encuentra una coda apoteósica, un crescendo instrumental hecho a la medida de las intenciones. Es bailable, es raro, es folclórico, es arriesgado, es vanguardista, es distorsionado, es poético, es Diosque en casi cuatro minutos.
De momento, y como única conclusión posible a este nuevo disco del argentino, Llanero es una grata continuación de la marca alcanzada por su placa anterior. Reside acá el mismo ánimo de comunidad, de inclusión al oyente y al espectador, pero se mantiene la independencia, el atrevimiento, el indiscutible punto de partida para seguir explorando, esta vez con una bandera que ondeamos orgullosos: “La poesía no tiene dueño”.
¿Dónde Estás María? es el nuevo atrevimiento de los colombianos Meridian Brothers. Su registro más "pop" hasta la fecha luego de regalarnos una colección de instrumentales sintéticas en su anterior placa Los Suicidas, y del continuista Salvadora Robot de 2014. El nuevo disco está muy cerca del registro alcanzado en el excelente Desesperanza, uno de nuestros disco favoritos del 2012.
Sin lugar a dudas, una de las, sino la propuesta más interesante de la movida alternativa en Colombia de los últimos tiempos, ha sabido conquistar un sonido autentico que los identifica a primera escucha. Ese trópico distorsionado pasado por máquinas, el virtuosismo rendido a las mieles del humor negro y el aura experimental que sin duda deriva en cosillas tan interesantes y retorcidas como la que vamos a contemplar.
La reinvención del sonido tropical tiene su mejor forma en esta Estaré Alegre, No Estaré Triste. Una percusión animada nos recibe mientras capas de sonido se van tejiendo y nos retan a seguir un ritmo endiablado y letal, entre tanta tropicália se cuelan cuerdas tensionantes, todo en pos de una narración romántica y heroica, la cual no vale la pena describir luego del magistral vídeo que acompaña la pieza, una interpretación milimétrica del sonido, de la construcción y del humor de Eblis Álvarez y su combo.
El próximo viernes 06 de octubre, Buenas Noches estrena el primer volumen de una serie de EPs titulada Las Primeras Teorías. Con motivo del lanzamiento desempolvamos la entrevista que le hicimos en Bogotá hace un tiempo y que sirve de hilo conductor de sus pasos en la música, así como abre-bocas de sus nuevas canciones. el amarillo_ ¿Cómo fueron tus primeros acercamientos a la música?
Buenas noches_ De chiquito a mí me encantaba la música de radio, el pop, hoy día escucho las canciones que sonaban de cuando tenía 4 o 5 años y me encantan, pero ese acercamiento a la música era muy inocente, intuitivo. Fue casi adolescente que me convertí en un consumidor de música, con las versiones noventeras de bandas como Green Day y The Offspring, después empecé a oír mucho más rock clásico, tipo The Beatles, The Who. Luego volví a encontrar el punk, en su versión clásica, de hecho mi banda favorita de toda la vida es The Clash. Después de eso llega el internet y uno se enamora de cuanta corriente exista.
¿Cómo se dio entonces el acercamiento a la nostalgia y el revival ochentero, que se intuye en Planes y Buenas Noches?
Eso no surgió desde el principio de Planes. Al principio Planes era más moderno-tradicional. Era raro porque lo estaba haciendo con mis recursos, que también eran raros. En realidad yo no me enamoré de los ochentas sino hasta hace unos pocos años, hace unos cinco años, con the Smiths, no… hace más de cinco años ya, como ha pasado el tiempo…
Pero la obsesión de retratarlo en mi música sí es más reciente. Con Planes el toque ochentero surgió antes de grabar Las Américas porque los demos no tenían nada de ochentero. Recuerdo que yo comencé Planes alrededor del primer disco de Vampire Weekend, y tenía algunas cosas similares, con los recursos que tenía, además no éramos una banda en ese entonces, éramos solo dos y lo hacíamos desde el cuarto, obviamente no había chance de que sonara a Vampire Weekend, pero sí había esa influencia, ya después fue que entró la curiosidad de hacer música inspirada en los ochentas.
¿Cómo se dio la transición de Planes a Buenas Noches?
El asunto con Planes es que sacamos este disco en 2014 y a finales de 2014 yo me fui para México, tener una banda es complicado, crear una banda es difícil, conseguir la gente, trabajar con ellos, eso es decepción tras decepción hasta que tienes un grupo conformado. Yo estaba llegando a México y no tenía nada de ganas de arrancar una banda, quería independencia total y absoluta, tocar solo, hacer música para mí, que si me quedaba mal fue porque yo lo hice mal, si estaba bien era porque lo había hecho bien. En ese momento también me dio más curiosidad molestar con ritmos de fiesta. El baile no ha sido algo que mi música tenga tradicional o naturalmente, no siento que hoy día sea la música más bailable, sólo el intento de una persona que no hace música para bailar haciendo música de baile, ya le queda a la gente definir si es música para bailar.
Estos últimos años muchos artistas se han radicado en el DF. ¿Cómo sientes la escena allá y por qué crees que sería un buen medioambiente para los músicos de Latinoamérica?
Lo que pasa es que México lo tiene todo. Tiene una historia cultural bien fuerte, tienen un interés que no hay en otros sitios en Latinoamérica de consumir música de todo tipo. Tienen además los recursos para gastar un poco más en música, más que Colombia, más que en Argentina. Y tienen gente para organizar una industria, yo creo que eso en últimas es una de las grandes razones que llaman a la gente a venirse a México, es como un epicentro de la música, bueno de muchas cosas. Además está muy conectado entre Estados Unidos y Latinoamérica, son como un puente, se hablan para arriba, se hablan para abajo, eso creo que a mucha gente le puede interesar, y bueno, los taquitos.
Desde México exploraste tu faceta de productor con el disco de Bruno Toro. ¿Cómo ha sido esa experiencia y te animas a seguirlo haciendo?
El disco de Bruno lo produjimos entre Colombia y México. Me gusta producir, aunque es difícil conseguir proyectos para producir. Soy bastante quisquilloso con mis cosas, aunque me gusta toda la música, todos los géneros, no cualquier cosa me prende, si yo sintiera que hay millones de proyectos que me gustaría producir, estaría pensando en hacer una carrera como productor pero como son relativamente pocos, para mi es una cosa más esporádica. Tal vez estas cosas cambien.
Sí hay cosas que me gustaría trabajar, ahora que estuve en Colombia vi cosas interesantes con las que se podría trabajar, músicos que tienen talento pero que necesitan una industria, desde todo, desde creación de imagen, desde ingeniería de sonido, producción musical, me encantaría poder ayudar en la creación de eso.
¿Cómo fue la experiencia de hacerle el trabajo a la canción de Javiera Mena, en la participación de Bruno Toro en Adolescente Perpetuo?
Es una canción difícil, muy difícil, pero creo que nos quedó bastante bien. Yo ni siquiera hablé con ustedes, fue bruno el que me contactó para ayudarle en la producción. ¡Miren na' más como quedó!
Y de lo nuevo, ¿en qué estás trabajando?
El 6 de octubre sale un epecito, un EP de 4 canciones que es la primera parte de dos epes que se llaman Las Primeras Teorías, El próximo año temprano sale la segunda parte, y ya como a mediados saldrá otro álbum o EP, no estoy seguro aun cuantas tendrá.
¡Que chevere ese formato de liberación!
Sí, es esta más cool por grupitos chiquitos. Además, me gustaba mas a colección de canciones en dos grupitos que en uno solo, sino se volvía muy largo.
“Aquí, nadie sabe de mí. Primero fui único, después olvidado”. La oración que inaugura Después, la primera canción en el nuevo álbum de Entre Ríos, parece contener un reclamo, el de su fundador, Sebastián Carreras. Si así fuera tendríamos que contradecirlo: aquí sabemos bien quién es, cada canción de Entre Ríos, de la más temprana a la que acaba de sernos revelada, alumbra nuestros días.
También existe en nosotros la inmensa pregunta sobre la popularidad que Entre Ríos bien merecería no en el paisaje indie sino en el panorama pop. Pero hemos querido respondernos que es su perpetua curiosidad la que les ha dado una suerte avant-garde e incomprensión, marcando un destino de banda de culto. De hecho, la propuesta misma de la banda en los últimos años ha querido estar al margen de la escena musical, SIN y sus antecesores, Saga (2013-2014) y Cuadro (2015) han sido concebidos más como hilos conductores de instalaciones artísticas que como discos, siendo presentados no en conciertos sino en museos y galerías de arte. Aun así, el valor de sus canciones nos basta para amarles sin haber tenido la oportunidad de asistir a sus instalaciones.
Y es que si hoy suenan frescas las canciones que Entre Ríos publicó desde el inicio de siglo es porque siempre supieron mirar al futuro. Por ello, en pleno 2017, el logro de la banda es haber conseguido capturar el presente. SIN contiene ocho canciones breves en las que prima la liviandad, el signo de nuestros tiempos: letras directas, casi escuetas, con melodías precisas, sintetizadores en un ejercicio de síntesis. Sin embargo, el alma persiste. Lejos ya de artificios, Entre Ríos se reinventa en la sutileza.
Así, Las fotos podría entenderse como una versión sofisticadísima de las canciones que contenía aquel primer EP de la banda, Provincia (2001). Suavemente descendemos en su analogía, en las fotografías y las canciones viajamos al pasado, en las fotografías y las canciones cristalizamos momentos significativos.
Cada canción de Entre Ríos podría ser una declaración de amor pero en SIN nos enfrentamos a un sentimiento depurado. Como un reflejo de nuestra propia búsqueda, en el álbum no figura un “Te amo” o “Te quiero”, sino más bien un Te prefiero, titulando con ironía no solo una canción sino el espíritu de esta época. Nuestros encuentros huyen cada vez más del compromiso y el patetismo, sentirnos elegidos aquí y ahora es la nueva trascendencia a la que aspirar.
La educación sentimental en SIN alcanza su mayor lección en Para saber, donde el coro es como un mantra o un manual de instrucciones para alcanzar la calma: “Para saber tendré que aprender. Para entender tendré que sentirme mal. Saber sufrir, después amar, después partir, y andar sin pensamiento”. Aquí alcanzamos el pico más pop del disco, como si el baile fuese el mejor instrumento para memorizar esta lección.
Emprendemos el descenso, Vos también y Tiempo & olvido son los pasajes que transitamos hasta Son, la canción más sentida del disco. Casi a capela y ajena a todo lo que ha hecho en Entre Ríos, la voz de Loló Gasparini nos conmueve en sus ecos, marcando así una despedida. Si el viaje fue liviano, esta última estación se deshace ante nosotros, sin alcanzar a comprenderla.
Perplejos, no nos queda más que oprimir nuevamente el botón y repetir el disco que ha terminado demasiado pronto.