miércoles, 4 de julio de 2018

Colombina Parra - Cuidado que grita (2018)


¿Todavía se hacen canciones como estas en 2018? Esta fue una de las preguntas que me hice cuando escuché por primera vez el cuarto disco de Colombina Parra, como si su título no fuera de por sí una pista de las intenciones de esta placa que se aleja del frío Otoño Negro (2015) y recupera las guitarras eléctricas de su aclamado Detrás del Vidrio (2013), o los discos de su banda de los noventas, Los Ex. 

En Cuidado que grita se encuentran la vieja y la nueva Colombina, o ¿la Colombina de siempre? 

La continua escucha del disco me seguía proponiendo incógnitas, y esta es quizá una de las cualidades ocultas tras este lanzamiento. Seis canciones que retratan el presente de una artista que rehúye del canon del pop chileno y que sirve además como catalizador de ideas que han flotado en su cabeza por mucho tiempo. 

Ya lo veíamos venir desde el lanzamiento de Qué me importa a mí, aquel sencillo irreverente que se quedó por fuera del tracklist, pero que auguraba un acercamiento más directo a la canción popular, una declaración de principios que se ratifica con algunas piezas del nuevo repertorio. 

En esta onda aparecen canciones como La Hoguera, donde leemos claramente el espectro político de Parra: "Siento que en mi país todo se define de una misma manera: comunista o facho... Si tuviera que elegir, no elegiría a ninguno, por lo tanto me prepararía para la hoguera". Un texto visceral que revela además de una militancia anarquista, un estado latente de las cosas, un eterno latinoamericano que aturde a nuestra autora y del cual poco a poco se va liberando. 


En Guachiplop los ataques son más directos y las guitarras eléctricas más punzantes, mientras que en Dame un beso la verborrea es innecesaria para lograr un acercamiento más carnal a sus notas desjuiciadas, aunque no hay que dejarse llevar por la inocente invitación de Colombina, sus palabras son afiladas y cuando menos lo esperas se te clavan como dagas: "Difícil acercar con una palabra, porque las palabras no son suficientes, ni sufrir es suficiente, ni el amor es suficiente".

La nostalgia es otro ingrediente de este cóctel rockero. Los Cuadros Hablan y Niña de Suburbio juegan con la idea del ser que fuimos y en el que nos convertimos, ambas preciosas composiciones desde la lírica evocadora hasta sus arreglos lúdicos. 

Pero si de nostalgia hablamos, con La Flor, el track de cierre, caemos de cabeza en un pozo oscuro. El equivalente a esas Hechicera de Diosque o Cálculos y Oráculos de Juana Molina, una canción desnuda de ligeros toques electrónicos y distorsiones, una pieza inquietante que si nos descuidamos nos arrastra hasta el fondo. Cual espejo de un sentimiento reconocible del cual hemos escapado incontables veces, Colombina intenta devolvernos a la vida con su guitarra y unos "tuturutus", pero el daño ya está hecho: "¿A quién le importa que la flor que estaba ayer, hoy día ya no esté?... Él único alivio que me queda es pensar que a la flor tampoco le importó". Una pregunta capital que escapa al entendimiento de nuestra autora, que nos escapa a todos quizá debido a nuestra ignorancia consentida, pero que no deja de ser sobrecogedora y aleccionadora. 

Cuidado que grita es en resumidas cuentas el disco en solitario más crudo que hayamos escuchado de Colombina Parra, 6 pistas en las que se mantiene su intención poética, su tacto particular para acercarse a la nostalgia y una voz de denuncia que apela a la individualidad como bandera, un guiño al rock noventero que esgrime su juventud y vigencia en el presente. No será el respiro necesario para superar momentos turbios sino para mirar adentro, poner el dedo en la llaga y ver que resulta, un ejercicio honesto y necesario.

 

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