miércoles, 28 de octubre de 2015

Vídeo: Sara Não Tem Nome - Solidão

En la reseña del disco debut de la brasilera Sara Não Tem Nome describíamos Solidão como una canción que sabe condensar perfectamente un sentimiento universal como la soledad, gracias a sus estratégicos violines podemos dejarnos llevar por la saudade, esa única palabra que existe en portugués para describir un momento indescriptible de melancolía. 

El clip que acompaña esta canción fue grabado en Paranapiacaba en el limite entre Planalto Paulista y la Serra do Mar, un lugar que permanece la mayor parte del tiempo nublado y lluvioso pero que se vistió de sol para el rodaje de estas escenas que muestran a una Sara deambulando, ora en un tren, ora entre casas coloridas y estaciones abandonadas, completando la paradoja de esa frase que entre-leemos del portugués "Son tantas personas que pasan por las calles sin saber donde ir", entendemos el sentimiento y nos sumamos al vaivén. 

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martes, 27 de octubre de 2015

Canción: El Dúo Combo - Póngame el pongo, Licaldo

El genio y el humor de Juana Molina y el músico Odín Schwartz (quien la acompaña en vivo) dio para esta irreverente pieza que titularon Póngame el pongo, Licaldo, un cuasi reggaeton que no logró aparecer en la música incidental de la película La Mujer de Los Perros, cuya banda sonora fue compuesta en su totalidad por la genia de Juana. 

Nos gana la curiosidad de ver y escuchar esta película que de momento sólo se exhibe en salas argentinas. No hay mucho que agregar a esta entrega, el tiempo dirá si este outtake contagioso marcará la pauta para futuras entregas de este dúo, como sea, se agradece y disfruta a mil esta cosa rara. 


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martes, 20 de octubre de 2015

Jessy Bulbo - Changuemonium (2015)

Jessy Bulbo ha sabido mantener intacta su imagen de Riot Grrrl a través de los años a pesar de reinventarse en sonido con cada disco. En el curso de su carrera ha valido más la elocuencia y el desmadre que otra cosa. Más allá del género, o de una postura política concreta, esta mujer es un verdadero ejemplo de temple cuando de mantener su bandera ondeando se trata. Con su anterior disco, el polifacético Telememe nos descubrió varios pasos a seguir, desde el experimental e introspectivo hasta el más des-prejuiciado y "bandero" con la ya clásica La Cruda Moral, un himno generacional que destapo cada que quiero dejarme llevar por la auto-burla. 

En esta nueva entrega Jessy nos da más de eso que personalmente adoré de su disco anterior. Retomando los sonidos del mítico Re de Café Tacvba, o valiéndose de los giros de producción de Toy Selectah (ex Control Machete), Jessy nos entrega su disco con más sabor al México alternativo de los noventas. El gustillo a banda punketa, a ranchera viciada y a tex-mex se encuentra en cada corte de este disco. Mientras que las letras, cada vez más afiladas, recorren pasajes de desilusiones, desesperanzas, enamoramientos, seducción y liberación. Pero esta entrega no es accesible a primera escucha, bajo la condición de vencer el tono pueril de la voz de Jessy y las estructuras de rondas infantiles y trabalenguas de muchas de las canciones, más bien, si perdemos el prejuicio, lo que nos aguarda es el descubrimiento de una joya del pop contemporáneo y una gran condensación del espíritu independiente del 2015. 

Cuenta la leyenda que el primer single del disco, la merenguera Cuando Ríe, fue considerada para difusión radial en Estados Unidos y México pero por culpa de la Payola este cadencioso número no se convirtió en el mega hit que el género necesita para convertirse en la sensación que la industria ha venido aplazando por varios años. Pasada la polémica (que se joda la Radio), es claro que para que un disco guste debe tener varios singles destacables y este en su haber cuenta con al menos seis. Fue el turno entonces de la desparpajada Alma Traviesa con la que Jessy supo presentarnos el personaje que encarna en esta entrega, una chica que conoce sus herramientas y está segura de seducirnos con ellas. 

El recurso de instrumentos tropicales es un gran agregado al hechizo que Bulbo conjuró para nosotros. Por las canciones se pasean congas, redoblantes, maracas y trompetas con temple que a la postre se convierten en el elemento de recordación del disco: anuncian la cortísima pero certera Asegun, con ese dejo a pesar y reproche, y hacen las veces de sintetizadores en la power balada Hasta Siempre. A lo Juan Gabriel, Jessy entona uno de los himnos de desamor de la década; conscientes de la derrota sentimental nos unimos al coro enfermizo: “hasta siempre y pasa siempre mi más grande amor, con el tiempo y la distancia me sentiré mejor”, mientras los trompetazos certeros crean la atmósfera adecuada para seguir el ritmo de una melodía perfecta, pop sin mayores prejuicios pero consciente de su grandeza y su capacidad de recordación. 

Changuemonium parece ser la consolidación del lado animal de Jessy. Aquí los changos que se pasean orondos por las canciones nos dejan lecciones bastante aplicadas por esta generación. En No es para tanto se juzga la monogamia, y en la poderosa Sabes Que se mandan las relaciones a la chingada de una buena vez: “Porque ya sé que cuando estoy enamorada me la paso de guardada y no me salgo a divertir” y “echen los cohetes”, la fiesta se prende casi al cierre del disco y es imposible resistirse, los "hooks" de banda y los instrumentos del trópico crean un estado de abstracción único en el conjunto, un éxtasis bailable que tiene lo suyo para pegarse a tu cabeza por semanas. 

Diez canciones son suficientes para firmar una entrega como esta, aunque su exhibición sea tan kitsch y sobre-cargada, el tiempo de escucha no reprocha nada y lo que se disfruta y recuerda sobrepasa los límites auto-impuestos. Changuemonium es el hogar de changos y de una mujer liberada, un cancionero pop por el que sus contemporáneos matarían (esa va para Gepe), un imprescindible del año en curso que nos devuelve una de las figuras más creativas y desparpajadas de la escena, una eterna punketa que trasciende su encasillamiento y mantiene su vigencia y relevancia de cara a una industria y para el placer del que se anime a darle play a este endemoniado cancionero. 


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lunes, 19 de octubre de 2015

Dënver - Sangre Cita (2015)

Aprendida la lección, la estridencia de Sangre Cita (2015) no ha representado una condena inmediata, y expuesto al tiempo, este supuesto caos empieza a descifrarse. El dúo ha demostrado su voluntad de construir un universo al interior de cada álbum, con protagonistas que comparten historias, y un sonido que sirve de contexto.

Esta vez, Dënver se viste de electrónica y neón para situar a Sangre Cita en la oscuridad de la noche y las luces de la discoteca. La perversidad, un elemento común en sus canciones, parece ser ahora el común denominador, ya en el primer adelanto presentaron a Los Vampiros, criaturas sedientas no sólo de sangre sino de pasos de baile, con toda la fuerza de un himno, que caprichosamente el amarillo nombra himno gay y recomienda escuchar una y otra vez, como un mantra, antes de salir de fiesta.

Pero antes de Los Vampiros, Dënver había estrenado una canción que resulta ser la primera en el disco: Noche profunda. En Chile fue la banda sonora de la serie televisiva inspirada en los últimos días del joven Daniel Zamudio, quien perdería la vida en un crimen de odio. El horror que sacudió a un país y a una generación, impregna esta canción sobre adolescentes deambulando en la oscuridad, “Quiero que te quedes conmigo esta noche / Tengo un mal presentimiento, algo que me corroe / Y protejas mi espalda de aquellos fantasmas / En mi pieza se alojan desde hace una semana”.

En Sangre Cita, los marginados protagonistas cantan y bailan desde su desdicha. Aun con la decoración más electrónica, El fondo del barro es una canción triste, sobre fiestas jamás celebradas y besos jamás dados. El mismo rito se repite en Yo para ti no soy nadie, título que es señal inequívoca de la historia de frustración a presenciar, esta vez en compañía de un pop con eco tropical, como la versión enrevesada de ese hit noventero llamado Formas de amor, de Calo. Y en este triángulo de canciones bailables, Mi derrota contagia un ritmo sudoroso y la línea “Perdí medallas y mil copas” es quizá un recuerdo de los valientes deportistas que protagonizaban el ya lejano álbum Música, Gramática, Gimnasia (2010).

La canción más retorcida es sin duda Mai Lov. Anunciada ya como el próximo sencillo, aquí el dúo juega a interpretar la intro de una serie anime o bien, a una María Daniela y su sonido lasser, de pop chicloso y letras frívolas, con un pequeño conjuro a la muerte que es marca de la casa. 

Bola disco es en cambio, una balada muy a lo Dënver, brillando altiva en la oscuridad. Carne de dedicatoria entre novios, estruja el corazón y antes de terminar, el coro se ha memorizado ya: “Porque me quieres / Como nunca habías querido / Porque he colgado en mi pieza una bola disco”. Unas parejas eligen contemplar el cielo, mientras otras arden en El infierno, y como mariposas deslumbradas se acercan a su llama, bailan en las profundidades y manifiestan que el amor también es perverso.

El sonido de Sangre Cita es un constante tributo al pop oscuro, si es que existe esa definición, y a los arreglos electrónicos más contagiosos en las últimas décadas, por lo que no podría faltar una referencia a Carlos Berlanga, ícono de la movida española y compositor de brillantes canciones como Ni tú, ni nadie o A quién le importa, de Alaska y Dinarama. En Sangrecita, la canción, con una afortunada participación de un Pedropiedra que evoca la voz del mismo Berlanga, se abre la invitación a un sórdido viaje en tren que en su melodía e histrionismo revive una canción poco conocida, Qué sería de mí sin ti. 

“En ese tren descarrilado, supimos no hay que arrepentirse tanto”, conjura Dënver en su última canción. El amarillo celebra también la valentía del dúo, fácil habría sido repetirse después del éxito que significó su álbum del 2010, pero fieles a su curiosidad han elegido nuevos caminos en su proyecto, que si bien postergaría la fama y la atención del circuito más amplio, para hacer historia con firmeza y continuar siendo de los pocos abanderados de aquel fenómeno musical que ya podría verse como la movida chilena, donde alguna vez fue obligación la independencia y la experimentación.


jueves, 8 de octubre de 2015

Vídeo: Marineros - Secretos

Después de Cae la Noche, el flamante y electrificante single de 2014 de Marineros, estas chicas han sabido mantener ondeando la bandera de su sonido e imagen hacia lo que esperamos sea su muy esperado disco debut. Hace unos meses nos presentaban Secretos, una balada que ilustra a la perfección la fuerza de los primeros encuentros, con un poco de magia, voces que susurran, evidentemente, secretos, y su característico acercamiento a la nostalgia ochentera, una marca que Soledad y Cer han sabido volver suya y que a la postre las ha vuelto la indiscutible promesa del pop chileno. 

Esta nueva entrega no podía estar completa sin un clip a la altura, y esto es lo que han logrado nuevamente de la mano del director Alvaro Puentes. Con un pulcro trabajo de edición y cámara, durante el clip seguimos a Marineros en un precioso playback con primeros planos de parejas que recrean la pasión y el inherente poder del cuerpo. En 4 minutos somos testigos de acercamientos e intromisiones a la privacidad de estas personas que no temen mostrarse tal cual. Lo poético y lo sexy conviven armoniosamente en esta entrega que también se incluye en una marea contemporánea al presentarse como un lyric vídeo que poco tiene de simple y mucho de logro épico. 


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martes, 6 de octubre de 2015

Sara Não Tem Nome - Ômega III (2015)


¿Recuerdas cuando fuiste adolescente? Cómo esa visión del mundo no salía de su zona de proximidad, entre el egocentrismo, los descubrimientos, los cambios físicos, los choques con el sistema y la crudeza de las heridas que cosecharon los traumas que te hicieron adulto (amargado o feliz). 

Sé que me he puesto muy denso con esta introducción, pero es lo más cercano que puedo sentirme a este disco que intento presentar. Sara Não Tem Nome tiene ahora 23 años y lleva escribiendo canciones desde los 14, muchas de ellas hicieron su flamante aparición en este álbum titulado Ômega III. Entonces, no es difícil imaginar que muchos de esos recuerdos de adolescencia afloren cuando escuchamos a Sara pidiendo ayuda en una de las canciones del disco (Ajude-me), diciendo que no habla otras lenguas, pero escucha voces; la canción es una de las más cortas del disco y uno de los pasajes más introspectivos del conjunto. Acá no hay filosofía que valga, estamos ante cuadros psicológicos familiares, interpretados con delicadeza y dulzura.

Sara, una sensación del Youtube, afirma haberse tomado su tiempo para grabar este disco hasta sentirse bien con ella misma. Yo la descubrí hace un año aproximadamente por una recomendación bienaventurada y desde entonces estuve a la espera, siguiendo los pasos de la joven artista sabiendo que sus canciones tendrían la forma y la fuerza necesaria para sustentar su enigmática presencia. El resultado me ha tenido dando vueltas varios días, recordando, descubriendo, analizando mientras me dejo llevar por los vaivenes acústicos y eléctricos de sus canciones.

En Ômega III, Sara no tiene miedo de la instrumentación. En lugar de armar un disco enteramente acústico en la línea de sus entregas en vídeo, se armó muy bien de arreglos y acompañamientos, dándole forma y sentido a la placa. Esta chica sin nombre tampoco le teme a sonar contemporánea, guardando referencias con sus compatriotas Cícero y Thiago Pettit, Sara viste sus composiciones de estilos que limitan el folk y el rock, mientras su voz la va ubicando en el podio de las revelaciones de la suavidad brasilera.

Todo el encanto de Sara da para olvidar por momentos lo trágicas que pueden llegar a ser sus letras. En Carne Vermehla la escuchamos refiriéndose a la impotencia que sentimos cuando enfrentarnos la crudeza de la ciudad, mientras que en Solidão se vale de unos violines (estratégicamente ubicados) que igual nos sumergen en la calma y nos dan la vibra adecuada en momentos de soledad, de esas canciones que saben condensar a la perfección un sentimiento universal.

La homónima del disco es también su pieza central. En ella escuchamos a Sara meditando sobre la vida de los peces y haciendo paralelos con la de otros animales como el hombre. Estos retazos de melancolía que surgieron cuando leía a Schopenhauer, vienen revestidos por una aparente calma ambiental que pronto desemboca en un post-punk envolvente que nos saca de un estado latente de contemplación. Un resumen de la experiencia de este disco. Sorpresas como esta están a la orden del día, siempre dirigidos por la delicada voz de Sara, entonando pesares que nos llevan de paseo por nuestros recuerdos de adolescencia traumada.

Si hemos de resumir esta experiencia en palabras, Ômega III es el más cristalino retrato de una era turbulenta con la claridad de quien se puede ubicar algunos peldaños por encima, y como pocos, un brillante debut.


Descarga: Ômega III
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domingo, 4 de octubre de 2015

Le Parody - Hondo (2015)


El nuevo disco de Le Parody me encontró deambulando por la calle en trámites y vueltas laborales. Hoy precisamente la escuché diciéndome al oído: “cómo vas tú a curarla, viniendo tan mal herido”. Mientras el loop de la mezcla se dirigía hacia el caos, confundí su boucle con el ruido del motor de un bus, tan similar que por un momento creí estar escuchando detalles de la misma pieza. Ayer fue la misma canción la que me tuvo sacudiendo la cabeza como hipnotizado en una calle transitada, muchos pensarían que estaba bailando pero en realidad me dejaba llevar a un viaje profundo que reinicio cada que doy play a este álbum. 

Gracias a este disco ponemos en valor el término "nostalgia tribal", otorgándole a Sole el merito de darle un nuevo giro de tuerca a la música catártica. Con Hondo nos dejamos llevar a un viaje que se plantea como un juego cuyo objetivo es salvarla a "ella" (quien quiera que sea este personaje: tú, yo, ella). Pero "ella" no necesita ser salvada y el fin del juego lo conocemos con antelación. Así las cosas, no tenemos más que dejarnos caer, rendirnos ante la pena y sucumbir al placer de sentirnos perdedores.

Hondo es la segunda entrega de esta española de aires universales, y como intento describirlo surgió de la búsqueda de nuevos sonidos y de una exploración personal de su autora. Por eso, muchas de estas canciones presentan esquemas multiformes que asemejan huecos donde enterrar rencores, como anuncia en su flamante segundo single Hondo Agujero. Cásala (Sound track), su primer álbum, apareció en épocas turbulentas para la política de su país, y como reflejo de ello, logró encapsular tantas emociones y voces en off como le fue posible para servirnos uno de los debuts más brillantes del 2012. Hondo surge de un lugar diferente, de un plano más reflexivo sobre el ego, pero manteniendo la exploración y la característica voz de Sole Parody.

La fuerza de sus dos primeros singles Saetas en el Aire y Hondo Agujero suponía una estructura habitual en la música de baile: frases contundentes que terminan con un conjuro instrumental apabullante. Por suerte Sole no es fiel practicante de las estructuras formales y es por eso que en Hondo cada canción recibió el trato caprichoso que se le antojó. Casi como si la duración o la forma de la canción no hubiese sido planeada por su autora sino por un mandato interior de la obra en sí. A veces nos enfrentamos a canciones sin estribillo, puentes súper altos entre momentos de calma, o mantras con cierres brillantes. Como en Quise Ser, una canción que tiene los beats necesarios para extenderse hasta volverse una masa bailable pero que es cortada antes de los dos minutos, como si su existencia fuese sólo una excusa para dejarnos un mensaje conciso.

Dejadla Sola, otra destacada del disco, brinda un flashback a la discografía de Sole, sampleándose a sí misma con la canción Pity Party. Pero si de samplers hemos de hablar, este disco está armado de una infinidad de sonidos provenientes de culturas que circundan España. En momentos nos sentimos en un mercado marroquí, blandiendo las caderas al ritmo de la música balcánica y el folklor árabe, al otro, podemos imaginarnos entrando en escena con nuevos y coloridos detalles como actores de un musical bollywoodense, y como si este viaje no fuera suficiente, de pronto arremete la trompeta del cubano Frank Santiuste que nos transporta de golpe a las calles de la Habana.

Es difícil quedarse con una canción entre la mar de potenciales "hits" que tiene este disco, pero El agua es clara se perfila como una completa ganadora. Una curva ascendente que funciona como mantra y como canción coreable a la vez, abre con programaciones, sampleos y loops a los cuales se integra la voz de Sole hablando del juego de los años y con una petición concreta: “dame de beber que vengo cansada” después de un puente cortito nos unimos a su voz con la proposición “si hay que ir a buscarla yo voy contigo” y culmina como caricias en la cabeza diciéndonos “ya sana, ya se va a sanar”. Y es allí cuando descubrimos la conclusión de este juego/viaje. Con las tres últimas canciones nos llega la respuesta. El trance de Ríos de lamentos, el dance en Peligroso Criminal, y un mantra con Cae cae cae, una invitación a dejarnos caer y disfrutar al hacerlo. "Ella" está curada y nosotros sólo fuimos testigos de su caída y ascensión. 

Acá tenemos el resultado de una exploración intensa, tanto en sonido como en búsquedas personales, uno de los discos que seguramente nos tendrá dando vueltas y sorprendiéndonos con cada nuevo detalle, entablando nuestras propias conversaciones ya sea en el barullo de la calle, absortos en el baile y el trance o en algún rincón de calma físico y mental.



Escucha en Soundcloud
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sábado, 3 de octubre de 2015

Alegría Rampante - Se Nos Fue la Mano (2015)



Varios años en la escena y otros tantos produciendo su primer disco, han sido suficientes para que Eduardo Alegría y sus músicos encapsularan tantas influencias como fuentes tiene la música en un disco acertadamente titulado Se Nos Fue la Mano. Alegría Rampante se ha tomado las licencias que le han dado la gana en un disco que, como el tiempo que le tomó producirlo, da luces sobre la duración de los procesos de creación y de los agregados y las formas inusitadas de la canción y el rock de autor. Atrevidamente podríamos catalogar este disco como la más audaz y locuaz muestra de queer-rock que se haya hecho en Latinoamérica en muchos años y con suerte, en un estandarte de la escena puertorriqueña en el porvenir. 

Basta desvelar su canción de apertura, la espacial Hoy Marte, para descubrir la elocuencia de Alegría, capaz de crear historias de ciencia ficción que más parecen alucinaciones de fiebre de 40 grados. Aquí, el oyente es transportado de repente a Marte, encontrándose con un mundo completamente nuevo y deslumbrante, sólo para ser testigos de la historia de un soldado interestelar que entre nostalgia y grandeza debe despedirse del reino marciano con el que fue victorioso y con el cual evidentemente se convirtió en un mejor hombre. Al final escuchamos fuegos artificiales que se desvanecen en el vacío del espacio y los altos de Alegría se confunden con los tonos interestelares de los sintes y los riffs de guitarra, todo un cuento épico que introduce magistralmente un disco con sorpresas en cada giro.

Eduardo Alegría también suena vívido y seguro de sus convicciones y creencias. Un firme defensor de las luchas de género, presenta en este disco canciones como bandera para miles en tiempos de transiciones generacionales y cambios de conceptos tan abstractos como el amor y el patriotismo. En Poneletreros, la canción de la cual se desprende el nombre del disco, lo escuchamos recriminando el nacionalismo barato, una canción con espacios para la distorsión y la experimentación entre electrónica y acústica. Mientras que en El Recipiente/Tsunami, una canción originalmente escrita para el espectáculo de danza Atlas con sentido, lo vemos aferrarse a su esencia, dándole al mar la potestad de creador y modulador, una metáfora poderosa que encapsula a la perfección los gritos de identidad de las minorías sexuales.

Del conjunto rescatamos dos grandes composiciones que habían visto la luz hace un par de años pero que reviven con fuerza gracias a este lanzamiento. Por un lado está Un Cuarto Más Pequeño, una entrañable narración en la cual todo se mantiene en un tono estable que nos lleva a visitar los rincones de este cortometraje sonoro con vividos recuerdos del acontecer del personaje principal, nos ronda la identificación y la voz de Eduardo no hace sino mecernos como niños ávidos de cuentos para dormir. 

Por otro lado, entonando líneas más críticas y a la vez intimas, encontramos la punketa La Iguana en la Ventada. Con la premisa y consecuencia: “Para esta comunidad fracturada, el árbol que no rinde frutos es candidato al hacha” llega la concesión: “el árbol que disfruto no rinde frutos, pero da sombra en la entraña”. Esta acertada descripción del amor homosexual y de los prejuicios que aún persisten a su alrededor nos mueve en los vaivenes en los que fluctúa la voz de Eduardo cual montaña rusa de emociones, a veces en la desesperación y el ahogo y otras en la confesión y la seguridad. 

Toda la garra contenida en las canciones de Se Nos Fue La Mano, todo lo abstracto, espacial, turbulento, experimental y pomposo, se gana su lugar con creces y se hace coherente a través de una hora exacta de playtime. Canciones que rondan lugares entre la ficción y la cruda realidad pero que siempre dejan espacio para notas intimas que se leen entre líneas como metáforas de situaciones cotidianas. Aquí hay espacio para la calma y los momentos de escapismo, pero también para la estridencia y los arreglos estrafalarios, intencionalmente ubicados para resumir un cúmulo de ideas como el fruto de años de trabajo, como ese góspel para ateos que cierra el disco, en el cual participan casi todos los músicos de la escena independiente puertorriqueña, un canto a la devoción titulado Alucinando al Máximo, prueba fehaciente de que con este disco a Alegría Rampante no solo se le fue la mano sino que excedió cualquier expectativa.

jueves, 1 de octubre de 2015

Vídeo: Carla Morrison – Un Beso (el veredicto)


La mexicana acaba de hacer su regreso triunfal y nos ha tomado a todos por sorpresa. Después de llevarse un sin número de elogios con su disco Déjenme Llorar de 2012, la tenemos de vuelta con Un Beso que hace parte de su nuevo trabajo aún sin título. El tema suena muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados. La naturaleza de este primer sencillo es muy imponente y vibrante. El comienzo de la canción es desafiante por la manera como la batería nos pasea por un camino lleno de electricidad, acompañada de una letra de amor amenazante (“Yo te voy a robar, te voy a secuestrar, yo te voy a robar un beso”). Aún no sabemos cuando tendremos el disco completo, sin embargo podemos intuir que se viene algo grande. Outsiderlad.

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Yo me bajé del vagón de Carla Morrison hace varios años, luego de alabarla por sus primera etapa como artista "independiente", con su maquinita de loops y su potente voz. Tan pronto como comenzó a apoderarse del carácter lacrimógeno de la ranchera y a incrustarlo con resultados masivos en la industria del pop dije simplemenete: next. Este hecho no cambia mucho con su nuevo single. La letra no tiene ningún merito y se podría resumir en unas cuantas frases que seguro ya ha utilizado en discos anteriores. La música sin embargo parece ser de más cuidado y no hay que negar que la mujer canta como los angeles, pero en el fondo, mucho efecto y poco contenido. Me quedo con el vídeo para este single, una mezcla de coreografía y teatro donde la vemos tomando un riesgo, siendo abstracta aunque le vale el contraste con una canción que habla de secuestros y besos robados. Will.


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