sábado, 26 de junio de 2010

Carlos Méndez - Depie (2010)


El artista: Este joven cantautor con apenas un EP titulado “En Casa” ha conseguido las mejores críticas en su país. Las canciones de Carlos son sencillas y contundentes; el sonido del Caribe está tan presente como el del Río de La Plata. “DePie” su disco debut, producido por Tweety González, es un álbum redondo que deja ver cómo las influencias de Carlos Méndez son el entramado perfecto que deja como resultado un estilo único y la aparición en primer plano de un gran escritor de canciones.

El disco: Siempre me ha intrigado la generosidad de los artistas: compartir a los hijos debe ser algo muy difícil de hacer, dejarlos que vaguen libremente, que lleguen a los oídos que deben llegar, a los ojos adecuados, a recrear las emociones de su nacimiento o a crear unas completamente nuevas. A veces he sentido esa emoción de regalar algo que te gusta mucho o que te costó mucho trabajo hacer, se siente como una estafa a tu ego y a la vez un indescriptible placer al saberte expandido, apreciado. La generosidad de Carlos Méndez no está en el hecho de liberar su música, sino en su música en sí.

Recuerdo escuchar este disco unas 100 veces durante la semana que lo descargué (de eso ya hace unos meses) y no creo que haya un disco lanzado este año con el que me haya sentido más identificado y conmovido. Depie se venía cocinando en la guitarra de Méndez durante varios años, hasta que se concretó, de la mano de Tweety González. Lanzado a principios de este año, el disco está conformado por 10 canciones, ni más ni menos, el número preciso para las emociones adecuadas; un espacio donde todo cae en su lugar y la labor del productor complementa la tarea de este gran compositor. Depie no tiene desperdicio y cada canción es un pasaje por un recuerdo o una vivencia, una oda al crecimiento, la cotidianidad y el amor.

Subterráneo abre con mood de jazz oscuro, capas de sonidos que se mueven en una calma envolvente y placentera. Las letras del disco que reflejan la visión de este artista, parecen llevarnos a una reflexión sobre el acelerado estilo de vida en la gran ciudad, “siéntate a ver el día, que ya es hora de crecer” es la invitación que nos hace en Depie, canción que da título al disco y que se complementa con unas guitarras y bajos perfectos para el ambiente fresco de la canción. Armonía fue la primera canción del disco con la que tuve un flechazo inmediato. La voz de Méndez se acerca peligrosamente al abismo en los coros y la guitarra no hace más que embrujarnos al sumarse a esos estribillos arriesgados y cargados de amor y confesiones de un loco enamorado, ahhh, que buena canción!

En el disco reina la calma rítmica y las estructuras de la música popular, aunque de vez en cuando nos topamos con canciones como Mofa, Cronológicamente o Volvamos a hablar del dolor que se visten de trajes mas caprichosos y críticos, pero como había dicho, encajando perfectamente en la idea general. Mofa abre con guitarrazos certeros, aplomados que escoltan la letra más desoladora del disco. Cronológicamente es en esencia una reflexión sobre el tiempo que se acompaña de música más luminosa que la mayoría de las canciones del disco. Por su parte, Volvamos a hablar del dolor es el polo opuesto de las melodiosas composiciones, los arreglos para la versión del disco son totalmente rockeros: guitarrazos llenos de actitud para acompañar otra de las buenas composiciones del panameño. “Para nosotros la vida es tan libre que se puede perder, para nosotros el cielo es tan grande que me puedo caer”.

El resto del disco guarda una magia única que refleja la otra cara de las influencias de este artista. No solo el rock de The Beatles ha influenciado a este hombre, las composiciones de Rubén Blades y Willie Colón también se muestran en Depie, no es que haya una salsa brava en el disco, pero los matices de tantas disciplinas combinadas le dan un sabor indescriptible a las canciones. Yo lo definiría como olas de agua dulce en un inmenso mar donde sopla una brisa de sal; no creo sonar convincente, pero no hay necesidad de eso, el disco lo hace por sí solo.

Normal podría ser el acercamiento mas latino del disco, un bolero con vestido caprichoso de jazz y trip hop, una composición inigualable llena de sencillez y honestidad: “y es normal, que mis amigos se resignen a verme vivir”. Curdoroy es otro track delatador. Armado de declaraciones de amor que me recuerda el primer disco solista de Andrea Echeverri donde parece deshacerse de prejuicios para confesar sus amores más cercanos y sentidos “tienes tanta luz que iluminas mi sombra, ya se hizo de noche y mi cuerpo te nombra” (hay algo en la composición que enamora, un encanto único en la interpretación tan personal de Méndez).

Ciudadano del mundo parece salida de un sueño trip hopero: olas de letras susurradas o cantadas con intensidad, una canción más del repertorio, una pieza más del rompecabezas. El track que cierra el disco resume de algún modo la experiencia del disco. El hogar, el simple placer de las cosas sencillas, la música minimalista y la posibilidad de transportarte a una casa junto a la playa, hecha de madera envejecida, tu sentado en la Mecedora con tus amigos, familiares o amores, oyendo las notas del mar en un día gris al cual te le imprimes el color.

Depie sorprende por su solidez y calidez, la generosidad del cantautor y del hombre de mundo que prefiere decir las cosas con la mayor sencillez y humildad posible. Eso se valora más en estos tiempos tan convulsionados en los que olvidamos el valor de las cosas pequeñas, y esta es una gran forma de recordárnoslo. Gracias infinitas a Carlos por los buenos momentos y por los que vendrán, que si hemos de fijarnos por lo alcanzado con su debut, será una larga y productiva carrera que encontrará los oídos dispuestos a saborear los encantos de su pluma y su guitarra.

El Tracklist:
1. Subterráneo
2. Depie
3. Armonía
4. Mofa
5. Normal
6. Cronológicamente
7. Corduroy
8. Volvamos a hablar del Dolor
9. Ciudadano del mundo
10. Mecedora

Carlos Méndez en El Parlante Amarillo
 
El link de descarga: Depie

1 comentario:

  1. ME PARECE UN TIPO ENCANTADORAMENTE SINCERO. QUE BUENAS LETRAS, QUE BUENA MUSICA!

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